Los abajo firmantes hemos tenido conocimiento a través de diferentes medios de comunicación (en el Estado español, principalmente Diario 16 y Más Allá de la Ciencia) y asociaciones de lo siguiente:

1.- Nadie ha presentado las pruebas científicas de las afirmaciones «el VIH existe» y «el VIH es la causa del SIDA». Sobre todo la Dra. Papadopulos (biofísica, Australia) y el Dr. Lanka (virólogo, Alemania) argumentan de manera exhaustiva que no se han cumplido los requisitos necesarios para poder afirmar que fue aislado un nuevo virus (ni siquiera un nuevo «retrovirus»). De hecho, desde 1996 está convocado un premio que hoy es internacional y que en conjunto ya suma más de tres millones y cuarto de pesetas para quien presente esas pruebas; hasta la fecha, ningún defensor de las tesis oficiales ha candidateado al premio. Y el Consejo General de Colegios Médicos del Estado español escribió el 18 de diciembre de 1996: «no disponemos de los datos que solicita en relación con la documentación que demuestra que ha sido aislado el VIH».

2.- El cuestionamiento de la explicación oficial es realizado, en sus distintas partes y desde enfoques diversos, por varias corrientes de científicos que suman más de quinientos investigadores (incluidos dos Premios Nobel y tres miembros de la Academia Americana de Ciencias).

3.- La (cambiante) explicación oficialmente difundida sobre el «SIDA» carece de base científica. Es más, hay suficientes indicios como para pensar que se trata de un montaje intencionado «made in USA» que ha causado cientos de miles de muertos... y sigue matando.

4.- Los mal llamados «tests del SIDA» con los que se realizan los diagnósticos de seropositividad, carecen totalmente de fiabilidad a pesar de que significan una condena a muerte (o, cuanto menos, una catástrofe psicosocial con graves repercusiones sobre la inmunidad), y deberían ser prohibidos inmediatamente. Entre otras muchas razones, porque resulta que estos tests se aplican con criterios distintos de un país a otro o de un laboratorio a otro, y que incluso un mismo test de una misma marca puede interpretarse con criterios distintos en un mismo laboratorio de un mismo país. Resulta, pues, que se tiene o no «eso» llamado «VIH/SIDA» según en qué país o en qué laboratorio se hagan las pruebas, o según qué criterio de interpretación se aplique.

5.- Existen multitud de pruebas científicas de que los cócteles de medicamentos actualmente utilizados como «tratamientos contra el VIH» o como «preventivos del SIDA» son venenos tendencialmente mortales a medio plazo. En efecto, los «nucleósidos análogos» (AZT-Retrovir, ddI-Videx, ddC-Hivid, 3TC-Epivir,...) impiden la división celular, y los «inhibidores de proteasas» (Indinavir-Crixivan, Saquinavir-Invirase, Ritonavir-Norvir,...) bloquean el funcionamiento celular. Y tanto los primeros como los antibióticos (en particular, el Septrin) dados como supuestos preventivos, dañan las mitocondrias celulares, ocasionando energíadeficiencia, lo cual acaba traduciéndose en inmunodeficiencia. Por el contrario, muchos médicos y terapeutas están consiguiendo resultados positivos con otros enfoques y con productos no-agresivos.

6.- Finalmente, la censura imperante en el «tema SIDA» (de la que en el Estado español son ejemplo la no emisión por TVE del reportaje «SIDA: la duda», del francés Djamel Tahi, y la clausura del programa «Solvència contrastada» del periodista Mikimoto en el canal TV3 de Catalunya) impide que estos y otros problemas lleguen a conocimiento de la opinión pública y, por tanto, de la mayoría de los afectados, así como de los profesionales que los tratan.

Por ello consideramos un deber inexcusable SOLICITAR:

1) A las autoridades políticas, científicas y médicas que abran un DEBATE CIENTÍFICO Y PÚBLICO SOBRE EL «SIDA» que sirva para contrastar hipótesis, para poder abordar los problemas mencionados y para hacer llegar a las personas directamente afectadas una información que puede ser vital para ellas;

2) A los medios de comunicación, que comiencen a facilitar este debate cediendo espacio a los planteamientos críticos; y,

3) A todas y a todos que unan su firma a este MANIFIESTO en la confianza de que ello facilitará acabar con el miedo, el sufrimiento y la muerte generados en torno al fenómeno «SIDA».