Pulso ciudadano.
Por Ramón Balmes.
Laureano Domínguez.
Periodista científico y defensor del suero marino.
-¿Qué es y para qué sirve el método marino?.
-Es la especialización en fisiología de la talasoterapia tradicional. Se utilizó hasta 1960 en Francia, gracias al legado del biólogo René Quinton. Con la ingesta del suero marino se pueden aliviar enfermedades y salvar vidas. Es de gran utilidad para niños desnutridos.
-¿El suero marino puede salvar a un niño de la muerte?.
-Sí,
porque suministra los nutrientes básicos de la vida. Ha funcionado
en dispensarios de París, Lyon, Londres, Boston, El Cairo... Era
inyectado en dosis de 200 cm3 en niños moribundos y se
consiguieron auténticos milagros. El plasma marino es hoy el biberón
que requieren seis millones de niños que mueren por desnutrición,
según la OMS.
-¿Y por qué no lo prodigan los médicos?.
-Con la aparición de los antibióticos y la farmacología convencional el plasma marino pasó a un segundo plano. Pero hay médicos y fisiólogos que lo defienden científicamente.
-Como medicina complementaria.
-Mire, Quinton lo aplicó por vía subcutánea y benefició a pacientes con tuberculosis y a mujeres gestantes. El Ejército francés lo utilizó en la Segunda Guerra Mundial en casos extremos de soldados con gran pérdida de sangre. Les inyectaban agua de mar isotónica (no concentrada) y lograban maravillas.
-¿Qué enfermedades alivia hoy?.
-Con el suero marino se están corrigiendo enfermedades de tipo renal, próstata, psoriasis, artritis, bronquitis, asma o desequilibrios del sistema nervioso central.
-¿Puede beneficiar a los hemofílicos, drogradictos o alcohólicos?.
-Claro. El plasma marino tiene todos los componentes para regenerar un organismo. Ha funcionado muy bien en colectivos desfavorecidos de drogadictos y alcohólicos.
-¿En qué se basa su proyecto en España?.
-En recuperar los tratamientos de René Quinton y aprovechar
todas sus posibilidades terapéuticas. Queremos abrir dispensarios
marinos y para ello no necesitamos ayudas del Gobierno ni de las ONG. Tenemos
lo más generoso de la naturaleza: el agua del mar.