Después
de nuestras investigaciones puede descartarse por completo que esta enfermedad
(el llamado Síndrome Tóxico) tenga algo que ver con cualquier
aceite. A pesar de la ayuda activa de instituciones científicas
tan prestigiosas como son la OMS, es decir, la Organización Mundial
de la Salud, y el centro americano Centers for Disease Control -CDC-
(Centros para el Control de Enfermedades) de Atlanta, Georgia, hasta hoy
no se ha podido encontrar ninguna substancia en el aceite que pudiera ser
la causa de la enfermedad. En experimentos con animales no se ha logrado
reproducir con el aceite ni la enfermedad, ni tampoco algunas de sus características
más importantes; al contrario, los animales solamente engordaron
con el aceite mezclado o fraudulento. De las personas que supuestamente
han ingerido el aceite tóxico, solamente han enfermado menos del
1%. Por el contrario, hay un gran número de personas enfermas que,
según todos los indicios, jamás probaron ningún aceite
fraudulento o mezclado.
Científicos
y médicos, pero también periodistas y abogados, que no querían
aceptar la tesis oficial, buscaron causas diferentes para esta enfermedad
misteriosa. Llegaron a resultados completamente distintos e incluso opuestos
a los oficiales. Sus investigaciones apuntan a residuos de pesticidas a
base de organofosforados en vegetales, concretamente en tomates. Sus acusaciones
se dirigen contra los productores de estos pesticidas, la multinacional
alemana de productos químicos Bayer, y otras grandes empresas del
ramo. Al principio también se sospechó de armas biológicas
y químicas procedentes de las bases americanas del país.
Con
todo, existen muchos indicios de que el gobierno español conocía
la verdadera causa del Síndrome Tóxico, al menos algunas
semanas después de haber proclamado la teoría del aceite
o incluso antes de pronunciarla; pero esto fue ocultado hasta ahora a la
opinión pública. Políticos y altos cargos temían
reconocer su error y perder credibilidad. Tampoco pensaban que fuera oportuno
iniciar un proceso contra los verdaderos responsables. No lo pensaba el
gobierno de entonces, ni lo piensa el actual; así se decidió
que la hipótesis del aceite era la única correcta. Otras
instituciones, como la OMS, se atuvieron a ella.
Apoyándonos
en numerosos documentos científicos podemos demostrar que los síntomas
de los enfermos no se pueden justificar a partir de la hipótesis
oficial del aceite, pero que sí se pueden explicar por una intoxicación
por pesticidas organofosforados. Además demostramos que hay indicios
de que los alimentos envenenados procedían de la provincia de Almería.
Hemos reunido muchísimas pruebas que han sido ocultadas a la opinión
pública española; por ejemplo, que en el suero de los enfermos
y en la leche materna se encontraron rastros de pesticidas, de sus residuos
y sus metabolitos; los productos, cuyo nombre completo damos, son producidos
por grandes compañías que se encuentran entre las más
destacadas del mundo. La primera de ellas y líder del mercado es
Bayer, pero también fabrican productos de este tipo Hoechst, BASF,
Schering y Celamerk, sucursal de Boehringer-Ingelheim.
Contacto de la autora:
Gudrun Greunke, Fax (93) 8480389.
Artículo publicado en el número 46 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).