Cuerpomente. Número 99.
Disfrutar del mar.
Una fuente inagotable de salud.

El mar es la principal reserva de agua y minerales de la Tierra. Contiene más de 75 elementos simples, todos ellos identificados como necesarios para el buen funcionamiento del metabolismo humano. El más abundante es el sodio, responsable del sabor salado del mar, que también se encuentra presente en nuestro cuerpo.

Un litro de agua marina contiene una media de 35 gramos de sal y nuestro suero sanguíneo 9 gramos, cifra que se corresponde con la salinidad original del mar, cuando se formó la Tierra, y que es también la salinidad que tienen los animales y las plantas marinos. Esta similitud sugiere que, a pesar de la evolución, los seres humanos conservamos una memoria acuática, una carta de identidad biológica que nos recuerda nuestro origen marino.

Riqueza en minerales.

Los primeros seres vivos surgieron en el mar, quizá porque en él se encuentran todos los elementos necesarios para la vida. Entre estos elementos destacan especialmente algunos minerales que nuestro cuerpo puede absorber -en una pequeña proporción- a través de la piel, como: el potasio, que junto con el sodio, regula la cantidad de agua en las células y los tejidos, y es imprescindible para mantener el tono cardiaco y muscular; el calcio, que contribuye en la formación de los huesos e interviene en otras funciones, como la contracción muscular o la coagulación de la sangre; el magnesio, cuyo metabolismo está ligado al del calcio, ya que regula su equilibrio; el azufre, útil contra el reumatismo y para fortalecer los huesos y los tendones; el silicio, que forma parte de los huesos, las uñas y el pelo, y actúa sobre el sistema inmunitario, y el yodo, que es el elemento más específico del agua de mar. El yodo actúa principalmente sobre la glándula tiroides, que es la que regula el metabolismo de nuestro organismo y ejerce un efecto desinfectante a nivel de la piel.

La composición mineral del agua del mar es la misma en cualquier punto geográfico del planeta, con mínimas variaciones, debido a las corrientes submarinas y el oleaje. La única excepción es el Mar Muerto, que, al ser un mar cerrado y con una evaporación excepcional, contiene más de un kilo de sal por litro de agua, además de unos fangos sedimentarios de miles de años de evolución.

¿Qué aporta el aire del mar?.

Los efectos de la brisa marina se sitúan únicamente en una pequeña franja de litoral, donde las condiciones meteorológicas son de una uniformidad excepcional. Además, los océanos y los mares se enfrían y se calientan mucho más lentamente que la superficie de la Tierra o la atmósfera. Por eso, las masas de agua son excelentes reguladores de temperatura. Ésta es una de las razones por lo que las curas marinas son eficaces en las afecciones reumáticas, muy sensibles a los cambios de temperatura.

El aire del mar, además, es rico en iones negativos, unas partículas cargadas energéticamente que, al contrario de los positivos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo: relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación produce sensación de bienestar. A menos de 100 metros del mar la cantidad de iones negativos que hay en el aire es de 50.000 por metro cúbico, una cifra alta si tenemos en cuenta que en las ciudades no suele pasar de 500.

Una atmósfera más pura.

El aire del mar también actúa como un auténtico aerosol, enviando gran cantidad de micropartículas a la atmósfera. Son pequeñas gotas de 20 a 100 micras cargadas de oligoelementos que absorbemos rápidamente a través de los alveolos pulmonares. Uno de estos elementos es el yodo. Cuando el mar está agitado, la cantidad de micropartículas es diez veces mayor. Asimismo, el mar es un productor de ozono natural, un agente que purifica el aire gracias a sus propiedades antisépticas.

Por otro lado, la presión atmosférica es máxima al nivel del mar y la cantidad de oxígeno mayor, lo que se traduce en una oxigenación más activa del organismo, que tiene una acción sedativa y ralentiza el ritmo respiratorio. Este efecto ayuda a recuperarse y a reemprender la actividad tras un periodo de sedentarismo o convalecencia de alguna enfermedad.

El aire del mar es el mismo en las distintas zonas geográficas. Sin embargo, a la hora de escoger un lugar hay que tener en cuenta la estación del año y el clima. El Atlántico en invierno no se aconseja para hacer una cura de reposo, pero es muy tonificante. El Mediterráneo, en cambio, ofrece un clima suave ideal para el descanso, aunque en verano es demasiado caluroso.

Los beneficios de los baños de mar.

Nadar es uno de los ejercicios más saludables, y practicarlo en el mar multiplica sus beneficios. De entrada, la simple inmersión en el agua a un metro treinta de profundidad permite obtener un equilibrio entre la presión interna corporal y la presión externa ejercida por el agua de mar, lo que se traduce en varios efectos muy positivos:

  1. Mejora la capacidad respiratoria.

  2. La práctica neutralidad de las presiones permite un aumento del volumen de la carga torácica y una mayor movilidad del diafragma. Eso se traduce en una mejora de la capacidad respiratoria, una mejor oxigenación y un incremento de los glóbulos rojos de alrededor de un 10%.
  3. Favorece la eliminación de toxinas.

  4. Estar sumergido en el agua de mar produce un efecto drenante, o sea estimula el circuito venoso y linfático debido a que la presión del agua es mucho más alta que la presión del aire. El resultado es una movilización del agua extracelular que favorece la eliminación de líquidos.
  5. Activa la circulación.

  6. La presión del agua, que es mayor en el fondo y va disminuyendo conforme alcanza la superficie, facilita la circulación venosa de retorno. Y el movimiento del agua de mar mejora la circulación en los vasos capilares.
  7. Beneficia al corazón.

  8. Como en el agua de mar el cuerpo pesa ocho veces menos, el corazón actúa con un esfuerzo mínimo. Gracias a ello, cualquier ejercicio dentro del agua se puede hacer con unas condiciones de confort óptimas.
  9. Mejora la movilidad y la fuerza muscular.

  10. A medida que pasan los años y cuando se llega a una edad avanzada, se pierde entre un 40 y un 50% de masa muscular, lo que conlleva una cierta fragilización de los huesos. Este hecho puede favorecer el desarrollo de enfermedades osteoarticulares o la aparición de osteoporosis.
    Para mejorar la movilidad y la fuerza muscular es fundamental hacer ejercicio, y el agua de mar es un medio especialmente idóneo para las personas mayores, ya que les permite practicarlo sin hacer mucho esfuerzo.
  11. Fortalece los huesos.

  12. Los oligoelementos disueltos en el agua de mar se pueden absorber a través de la piel. Este hecho se ha demostrado en el caso del yodo, y el Instituto Francés de Estudios de Recursos Marinos está investigando ese mismo efecto con el calcio y el fósforo. Lo que sí se ha comprobado es que el medio marino mejora la fijación del ion calcio y fósforo en los huesos. Gracias a ello una fractura se consolida más rápidamente. Por eso, además de mejorar la movilidad muscular y articular, el mar es un buen remedio en la prevención y el tratamiento de la osteoporosis.
Doctora Rosa Blasco.
(Médico naturista).

La conexión entre el agua del mar y el cuerpo humano.

Dos terceras partes de nuestro cuerpo son agua, un elemento imprescindible para la vida, cuya composición mineral es bastante similar a la del medio marino:

Existe una prueba de la bella y profunda armonía entre el ser humano y el planeta que lo acoge: el cuerpo es en un 65% agua que en su mayoría tiene una composición mineral prácticamente idéntica a la del mar. Esta composición es la que permite que las células puedan desarrollar sus funciones en las mejores condiciones. El mismo líquido que acogió el nacimiento de la vida en la Tierra está, pues, presente en el interior del cuerpo humano. Tanto es así que el agua de mar, convenientemente filtrada, es un suero fisiológico natural. De hecho, se puede inyectar en vena y el cuerpo lo acepta como si fuera plasma sanguíneo. Los aproximadamente 5 litros de sangre que fluyen constantemente por nuestro cuerpo son una prueba evidente de la presencia de agua (es agua pura en un 78%). Sin embargo, hay otros 45 litros que se distribuyen en los tejidos, dentro y fuera de las células. Esta agua es el medio que sirve de soporte a la vida celular.

M. Núñez y C. Navarro.

Curar enfermedades con ampollas de agua de mar.

Doctor Marco Francisco Payá.Doctor Marco Francisco Payá.

El Doctor Marco Francisco Payá es director médico de los Laboratorios Quinton Internacional, emplazados en Alicante, cuya misión es envasar el llamado «Plasma de Quinton».

El contenido de estas ampollas es agua de mar obtenida a 30 metros de profundidad en unas zonas concretas, donde se mantienen de forma constante las mejores condiciones para el desarrollo de la vida.

Esta agua contiene más de 90 minerales y oligoelementos y, filtrada en frío, se utiliza para tratar una amplísima variedad de problemas de salud, ya que proporciona a las células humanas un medio idóneo para poder desarrollar sus funciones, como la asimilación de nutrientes o la expulsión de residuos. Por eso se utiliza con fines terapéuticos para recuperar las características del medio líquido interior cuando, por cualquier razón, ha dejado de ser el más adecuado para las células y propicia la aparición de desequilibrios que conducen a la enfermedad.

Pero, ¿qué contiene esta agua que no tenga un agua mineral natural?. El Doctor Payá responde que «el plancton vegetal del mar digiere los minerales y los transforma en sales orgánicas que el organismo asimila de forma mucho más eficaz».

Aplicaciones terapéuticas.

Sus indicaciones principales son: la eliminación de toxinas y el refuerzo del sistema inmunitario, el tratamiento de problemas otorrinolaringológicos y del riñón, la recuperación de deportistas, la celulitis, el síndrome premenstrual y la irritación digestiva.

Eficacia demostrada.

El plasma toma el nombre del doctor francés René Quinton, que investigó las cualidades del agua marina a principios del siglo XX. Tras comprobar experimentalmente la similitud entre el mar y el medio interno fisiológico, promovió la creación de dispensarios marinos donde se administraba agua de mar como terapia principal. La cura gozó de gran popularidad y reconocimiento -el plasma estuvo incluido en la Seguridad Social francesa hasta 1979 y se comercializaba como suero fisiológico-, pero fue cayendo en el olvido tras la muerte de Quinton en 1925.

Actualmente en el Estado español se comercializa como producto dietético y se exporta a Europa y Latinoamérica.

Se envasa en ampollas y puede encontrarse en dos presentaciones, una hipertónica y otra isotónica, mezclada con agua mineral natural de baja mineralización para reducir la concentración de sales.

Más información:

Asociación René Quinton para el Estudio, la Investigación y el Desarrollo de la Bioterapia Marina.
Teléfono: 96-5702511.
Dirección de correo electrónica: quinton@mx3.redestb.es.

M. Núñez y C. Navarro.

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