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Presentación de 4 artículos de Mahdi Darius Nazemroaya
por Cynthia McKinney

Mahdi Darius Nazemroaya arranca la capa de legitimidad y engaño que rodea el genocidio de EE.UU y la OTAN que actualmente tiene lugar en Libia.

En su primer artículo, Nazemroaya saca a la luz el mecanismo mediante el cual el mundo llegó a “conocer” la necesidad de una intervención humanitaria en la Jamahirya Árabe Libia y las admisiones de EE.UU./OTAN de intentos de asesinato selectivo contra el líder de la Revolución Libia de 1969, Muamar Gadafi. En la primera de estas cuatro partes desde su retorno de Libia, Nazemroaya deja en claro que nunca hubo evidencia alguna presentada a las Naciones Unidas o a la Corte Penal Internacional para merecer o justificar las Resoluciones 1970 y 1973 de las Naciones Unidas o las actuales operaciones de EE.UU./OTAN dentro de Libia.

En su segundo artículo, que detalla esta tristísima historia, Nazemroaya denuncia las relaciones entre los principales protagonistas libios/OTAN y la Fundación Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) financiada por el Congreso de EE.UU. Increíblemente, cuando destacados miembros del Congreso de EE.UU. proclamaron públicamente una y otra vez que no sabían quiénes eran los colaboradores “rebeldes” libios de la OTAN, los así llamados líderes rebeldes seleccionados eran políticos con una relación íntima con protagonistas de la NED. Los dirigentes del Consejo Nacional de Transición, confabulados para aparecer extremadamente influyentes ante los públicos en las antiguas capitales coloniales, tienen muy poca influencia o apoyo dentro de Libia, y pueden ser comparados con una autoridad neocolonial moralmente corrupta del tipo Hamid Karzai que preside y otorga un barniz de “legitimidad” a los extranjeros cuyo objetivo es la destrucción total de ciudadanos recalcitrantes que demandan autodeterminación para sus propias comunidades y países. Nazemroaya denuncia también que, a pesar de su Guerra Global contra el Terror, el gobierno de EE.UU. financió efectivamente a terroristas y criminales libios buscados por INTERPOL.

En el tercer artículo Nazemroaya deja en paños menores a EE.UU./OTAN y lo que revela son las abominables, odiosas, inhumanas y cínicas maquinaciones del lobby pro Israel, que es la única fuerza política que parece capaz de instruir a las más importantes fuerzas armadas y al más poderoso de los dirigentes del mundo para que actúen de maneras que amenazan la paz y la tranquilidad de sus propios partidos políticos, y la seguridad nacional de sus propios gobiernos. Por cierto, mediante su política de apoyo a Israel, no importa cuán beligerantes sean sus tácticas, EE.UU. ha erosionado su propio interés nacional, como siguen señalando advertencias de dirigentes militares estadounidenses.

De hecho, mis propias experiencias personales con el lobby pro Israel dentro de EE.UU. demuestran el intenso interés de Israel en África. He escrito sobre mi experiencia con el “compromiso” de apoyar a Israel, impuesto a cada candidato al Congreso de EE.UU.; la negativa a firmarlo, como yo hice, significa que no verá ni un solo dólar, de los millones gastados en cada ciclo electoral en contribuciones a la campaña, y que pueden asegurar la más empedernida satanización mediática del candidato que no coopere. Viene a la mente la satanización del primer miembro negro del Congreso desde la Reconstrucción, Earl Hilliard, en su campaña por la reelección de 2002, con consideración específica de sus visitas a Libia. Semanas después, muchos de los donantes neoyorquinos para su reelección, reaparecieron en los cofres de campaña de mis propios oponentes. Mientras yo era presentada en cartas a partidarios del lobby pro Israel como anti-israelí, sigo creyendo que el lobby consideró que mis actividades muy reales en África eran las más amenazantes. De la reforma agraria hasta los diamantes ensangrentados, pasando por las diversas advertencias que envié a ciertos países africanos productores de petróleo, para que apoyaran la autodeterminación africana y se opusieran a los esfuerzos por crear divisiones artificiales en la Costa de Marfil, Zaire/República Democrática del Congo, Ruanda, y Sudán, encontré un interés increíble en todo lo africano por parte del lobby pro Israel.

De hecho, me invitaron a alquilar mi semblante “negro” a esos mismos intereses, y ser arrestada frente a la embajada de Sudán para sembrar la misma narrativa de “negro contra árabe”, que trágicamente está siendo creada en Libia, lo que Nazemroaya describe de manera tan exhaustiva en su texto. Noto aquí que algunos negros dentro y fuera del Congreso de EE.UU. eligieron aceptar esa invitación en particular y ser arrestados. Mi representante estuvo presente en la reunión en la cual se planificaron esas actividades, se organizó la financiación, y se pusieron en marcha las acciones. Fue una manipulación intencional de la política de EE.UU. y, lo que es más importante, de las despreciables conductas en Sudán que condujeron a abusos de los derechos humanos y a crímenes contra la humanidad. Los guardianes de la agenda pro Israel dentro del Congreso consideraron que mi propia propuesta de legislación para excluir a corporaciones de la bolsa estadounidense que ayudaran, secundaran e instigaran, o participaran de alguna manera en abusos humanos era una respuesta inaceptable a los abusos muy reales que tenían lugar en ese país.

Además, mientras estuve en prisión en Israel, lo que señalaban las prisioneras, en su mayoría africanas en mi bloque de celdas en la Prisión Ramle, fue que eran adherentes de “la religión equivocada”. La purga de cristianos dentro de Israel es un hecho. Los grafiti sobre la pared de mi sala de espera israelí, en otro complejo carcelario antes de mi liberación, dejaban claro que los cristianos deportados no eran deseados en Israel y pensaban que era por su religión. El reciente impulso de Israel, a pesar de sus residentes no judíos, de identificarse como “Estado judío” es revelador.

Mientras estuve en Libia, encontré a muchos africanos que dijeron que habían decidido vivir en ese país por el panafricanismo de las políticas de la Jamahirya Libia. De hecho, mientras estaba en una “Conferencia de Africanos en la Diáspora” en ese país, en enero/febrero de 2011, presencié personalmente, junto con una delegación de EE.UU., a Muamar Gaddafi prometiendo 90.000 millones de dólares a unos “Estados Unidos de África” que trabajarían en conjunto para construir el continente, y contrarrestar los esfuerzos por penetrar y re-colonizarlo. Los negros estadounidenses que lucharon con dignidad, y autodeterminación contra la opresión y el imperialismo de EE.UU. en los años sesenta y setenta tienen una relación con Muamar Gaddafi y el gobierno de la Jamahirya que data de décadas. En las 29 paradas de mi Tour de la Verdad de Libia, encontré numerosos ciudadanos estadounidenses que recordaron a las audiencias las contribuciones de Muamar Gaddafi y del gobierno de la Jamahirya contra el imperialismo británico en Irlanda del Norte. Africanos continentales que asistieron a esas paradas del Tour recordaron a las audiencias el apoyo de Muamar Gaddafi a Nelson Mandela y a los africanos que luchaban por liberar del apartheid al continente en tiempos en los que Israel compartía una alianza con ese gobierno. También señalaron el actual apoyo del gobierno de la Jamahirya a muchos proyectos de desarrollo en todo el continente, y para el presupuesto de la propia Unión Africana. Por ello, muchos observadores alarmados han subrayado que el ataque de EE.UU./OTAN contra Libia es en realidad un ataque contra toda África. Nazemroaya destaca elocuentemente este punto, mientras revela los motivos subyacentes para la “súper violencia” que vemos en Libia, a la cual se oponen grandes mayorías de votantes en Estados miembros de la OTAN, a juzgar por los resultados de sondeos. Lo que viene a mi mente es la pregunta de cómo alguien que se identifica con la comunidad de la paz haya podido apoyar un ataque semejante contra Libia, especialmente mientras el pueblo de Libia resiste valientemente la dominación de la OTAN.

Nazemroaya destaca que: “Se está realizando un intento de separar el punto de fusión de una identidad árabe y una africana”. La Voice of America ha sacado a la luz los aspectos psicológicos de su brutal intervención y alude al modo de pensar de los peones libios de EE.UU. y la OTAN; varios informes sugieren que la “nueva” Libia se orientará más hacia su identidad árabe que a su identidad africana. Y la imposición exitosa de EE.UU/OTAN de las cadenas psicológicas de la negación de identidad son las cadenas más duraderas. Mientras estaba en Túnez, me vi realmente cara a cara con los frutos de este proyecto cuando un taxista nacido en Túnez me dijo que él no era africano. Muamar Gadafi persuadió a todos los libios de que Libia, como lo dicta su geografía, es un país africano. Parece aparentemente ridículo que sea necesario reiterar un hecho semejante, si no fuera por el racismo, el lavado de cerebro y los fundamentos psicológicos de la actual política de EE.UU./OTAN y sus antecedentes coloniales, denunciados por Nazemroaya.

Finalmente, Walter H. Kansteiner ha tenido diferentes puestos en el aparato de política exterior del gobierno de EE.UU. y ha expresado exactamente las políticas descritas por Nazemroaya. Entre los puestos de Kansteiner hay tareas como director para África en el Departamento de Estado y director del Consejo Nacional de Seguridad para Asuntos Africanos durante la presidencia de George Herbert Walker Bush y secretario adjunto de Estado para Asuntos Africanos durante la presidencia de George W. Bush. Durante esas tareas, el señor Kansteiner estuvo en condiciones de iniciar la balcanización de África que ahora llega a fructificar en el continente. Me sentí obligada a escribir al presidente Bush en el año 2001 para expresar mi alarma ante sus sugerencias para la República Democrática del Congo. A mi juicio, Laurent Kabila fue asesinado porque se negó a balcanizar el Congo. (Personalmente relaté su última conversación con cierto representante estadounidense que lo alentó a traicionar al Congo. En sus últimas palabras a mi persona: “Nunca traicionaré al Congo.”)

Finalmente, en la cuarta y última entrega de la serie, Nazemroaya muestra la máxima iniquidad de los aliados libios de la OTAN/EE.UU., especialmente de Mahmoud Jibril, en el golpe preventivo contra el Proyecto de Redistribución de la Riqueza Jamahirya
El pueblo libio lucha ahora contra el ejército más poderoso del mundo para salvar su Jamahiriya.
No importa cuántas veces los medios informativos instigados por la OTAN mientan a sus públicos, las mentiras nunca se convertirán en verdad.
Inquietantemente, Nazamroaya acaba diciéndonos que el Consejo Nacional de Transición libio ha reconocido ya al Consejo Nacional Sirio (CNS) como gobierno legítimo de Siria.
Mientras tanto, el Dr. Ayman al-Zawahiri, considerado ahora como el líder de Al Qaeda, y del que se dice ha sido recompensado con la ciudadanía estadounidense tras luchas por la C.I.A. en Bosnia, acaba de convocar al pueblo de Algeria para que derroquen a su presidente.
La política del presidente Obama de volar aviones no tripulados y arrojar bombas sobre África, invadiendo el continente con tropas estadounidenses, significa que ningún país que se oponga a la fundación del AFRICOM, tal como la esposa del coronel Qaddafi nos dijo que él había hecho, o espere ejercer su derecho de auto determinación, puede esperar el tipo de trato que ahora estamos viendo en Libia. Nosotros, en Estados Unidos, debemos oponernos a estas políticas para nosotros mismos y en nombre de los africanos, que merecen algo mejor que esto por parte de los Estados Unidos de América.

Cynthia McKinney, 25 octubre 2011

Cynthia McKinney es una ex congresista estadounidense que representó a dos distritos federales diferentes de Georgia, en la Cámara de Representantes de EE.UU. uno desde 1993 hasta el 2003, y otro del 2005 al 2007, como miembro del partido democrático. También fue candidata presidencial del Partido Verde de EE.UU. en el 2008. Mientras estuvo en el Congreso sirvió en el Comité de Banca y Finanzas, el comité de Seguridad Nacional (renombrado posteriormente como Comité de Servicios Armados), y el Comité de Asuntos Exteriores (renombrado luego como Comité de Relaciones Internacionales). También sirvió en el Subcomité de Relaciones Internacionales, en Operaciones Internacionales y Derechos Humanos. McKinney ha dirigido dos misiones de determinación de hechos en Libia, y recientemente finalizó una gira nacional en Estados Unidos patrocinada por la Coalición ANSWER acerca de la campaña de bombardeo de la OTAN en Libia.

Texto original en inglés:

 


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