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Sábado, 11 de Diciembre del 2010

El autor: Pablo Lópiz Cantó

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Zaragoza, con una tesis sobre Michel Foucault, tras un breve periodo como colaborador de la hoy extinta revista digital Sevilla Cultural, se integra, a partir del año 2000, en el Consejo de Redacción de Riff-Raff, ejerciendo como articulista desde esa misma fecha.
Miembro investigador del Centro de estudios refractarios, desde 2002 participa activamente en las actividades culturales promovidas por el Colectivo por la diversidad afectivo-sexual Towanda.
Actualmente, es profesor de filosofía de Enseñanza Secundaria al tiempo que imparte clases en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Zaragoza.

 

Estado de alarma

Odio escribir sobre los políticos que dicen representarnos, traidores inmundos de la especie humana. Sin embargo, lo real-despreciable se impone en estas horas aciagas. Leo a amigos que aún escriben y se preocupan por la música y por la literatura, por la poesía o la filosofía, por esos espacios extraños, diferidos, en definitiva, respecto de lo real-inevitable. A mí me obsesiona ahora el gesto aquel de René Char, quien se negase a escribir mientras durase el nazismo. "La escritura", dijo, "no es suficiente".

Sé de la importancia del estilo, del rigor que exige la escritura, de la necesidad de revocar las formas del decir instituido. Sin embargo, hay días en que se impone el hablar claro, el abandono respecto de los juegos retóricos y las teorías. Cioran habla de cómo una noche de insomnio es capaz de destruir el más estable de los sistemas metafísicos. Yo vivo desde hace unos días algo semejante a una larga noche insomne, obsesionado por no cerrar los ojos ante lo que acontece, al terror que ya es y que se avecina.

El Estado de Alarma, hermano menor del Estado de Excepción y del Estado de Sitio, ha sido decretado por el gobierno español el 4 de diciembre de 2010. Gracias a él han quedado bajo poder militar ciertos territorios y más de dos mil ciudadanos hasta hace unos días civiles. La medida, por más constitucional que se diga, no por ello deja de poner en marcha un mecanismo fascista que supone un salto en la modalidad del ejercicio político. Decía Foucault que el fascismo no es un elemento externo a las democracias occidentales, sino precisamente una virtualidad permanente, estructural, intrínseca a nuestro sistema que se puede poner de manifiesto a la menor ocasión. Esa ocasión ya ha tenido lugar.

He visto en el televisor cómo hordas exaltadas pedían la cabeza de otros ciudadanos y gritaban en favor del despido libre. Al grupo Love of lesbian en concierto arremeter, entre canción y canción, contra los trabajadores. En la panadería a gente que pedía cárcel para aquellos a quienes consideraban responsables de haberles hecho perder un vuelo y unas vacaciones. He tenido que contemplar cómo personas a las que consideraba amigos e incluso compañeros de lucha se batían en contra de trabajadores asediados. Lo había leído en Deleuze y Guattari, y en Reich. El problema del fascismo es un problema de deseo. Son las masas las que desean el fascismo. Y no sólo para los demás, también para sí mismas.

Los militares han entrado en la gestión política del Estado y de los asuntos que sólo atañen a los ciudadanos. Resolverán el problema, no tengáis la menor duda. Ya veremos quién los echa luego. Muchos de vosotros lo habéis fomentado. Vuestras críticas a los controladores aéreos no han sido sino la excusa que el gobierno ha necesitado para dar su golpe de mano. La pregunta la hizo un chaval de apenas dieciséis años en pleno Renacimiento. Spinoza no hizo sino reformularla: "¿por qué lucháis por vuestra servidumbre como si se tratase de vuestra salvación?"

Decía Goethe, ya cercano a la muerte, que llevaba ochenta años intentando aprender a leer, y que aún no lo había conseguido. Aprender a leer es una tarea que abarca toda la vida. Se lo digo a mis alumnos cada comienzo de curso, que saber lo que pone en un anuncio de coca-cola no es saber leer, y que el sistema escolar no les prepara sino en el analfabetismo. Ahora observo sus consecuencias. El gobierno decreta el Estado de Alarma al margen de la ley que lo regula. Apenas es necesario saber juntar las letras para darse cuenta de que el sentido de la ley que define los casos que permiten la declaración de este Estado no se cumple. Sin embargo, los parlamentarios no parecen haberlo percibido. La mayor parte de la ciudadanía no parece haberlo percibido. Nadie parece saber leer.

No hace falta haber leído a Marx, pero es conveniente para entender qué diablos es una huelga, cosa que (a veces creo que deliro) todos parecen haber olvidado. La huelga no es una cuestión de derecho, ni se juega al nivel del derecho. El derecho pertenece a eso que solía llamarse superestructura. La huelga supone una intervención en la infraestructura. Así que eso del derecho de huelga es una estupidez supina. Y el asunto de los servicios mínimos no es más que un modo de desactivar el arma fundamental de los trabajadores frente a las presiones del capital, su potencia de fuga. Así que hablemos de lo que debiera ser obvio, de eso que Vaneigem llamaba banalidades de base. La huelga es un mecanismo que se sitúa en la dimensión descodificada de la lucha de clases, o, si gusta más la jerga nietzscheana, en el espacio inmanente de las fuerzas en conflicto. La huelga supone, llana y simplemente, la supresión de la relación entre explotadores y explotados, y, por tanto, la supresión de la producción de plusvalía que esa relación supone: la auto-supresión del trabajador en tanto que tal. Toda huelga es, necesariamente, eso que ahora llaman huelga salvaje: ruptura de la relación-capital, invención del comunismo. Así que déjense de gilipolleces con la historia esa de que una huelga salvaje es inaceptable y otras chorradas por el estilo. Si les parece inaceptable una huelga salvaje, al menos ya saben una cosa, saben de qué lado están, del lado de los explotadores, del lado del capital y de sus empresas. Sepan también que no me tendrán como amigo.

Pero los controladores aéreos ni siquiera han hecho una huelga, sino que se han acogido a su derecho a la salud. Freud hablaba del malestar de la cultura. La actualidad intensifica de manera exponencial dicho malestar. Gobierna, nos gobierna a través de él. Hoy, que se abandona a miles de personas al paro sin subsidios al tiempo que se las responsabiliza de su situación; hoy, que se hunde a la población en la precariedad extrema y se la somete al máximo estrés; hoy, que para sobrevivir hemos de comer ansiolíticos, somníferos y antidepresivos en cantidades masivas, obligados como estamos a poner nuestra vida entera a trabajar para poder permanecer conectados a un sistema que nos expulsa sin descanso. Los controladores aéreos están, sin embargo, impedidos por ley a consumir cualquier tipo de tranquilizante,  so pena de quedar temporalmente inhabilitados en sus funciones. Al mismo tiempo, el gobierno decreta una ley, otra más, que no es sólo un ataque a sus condiciones de trabajo y de vida, sino un ataque a su dignidad como colectivo y a su integridad como individuos. Hacen uso entonces de su derecho a la salud, en concreto a la salud mental, minada tras meses de ataques injustificados por parte de la empresa y del gobierno. Eso pasa a ser considerado delito de sedición. Pero su malestar es el nuestro, el de todos. Su epidemia de ansiedad nada tiene de sorprendente. Es la misma que sufrimos todos los demás: enfermedades del vacío las llaman. La cuestión es si vamos a seguir sometiéndonos a sus terapias químicas o vamos de una maldita vez a reventar.

A lo largo del 2009 en France Télécom se inicia una ola de suicidios debido a las condiciones draconianas a que la empresa somete a sus trabajadores.  Si mis cálculos no fallan, han sido reconocidos por la empresa 48 suicidios en dos años. Es una opción, la última. En las cárceles se llevan practicando los suicidios y las auto-mutilaciones como formas de resistencia desde hace años. Hay, en los últimos años, una epidemia de gente que, frente a situaciones irresolubles, se quema a lo bonzo. Cuando es la propia vida la que juega en contra de uno mismo y ya no hay afuera, ¿cuál es la solución? ¿Permanecer en el sufrimiento o saltar al precipicio? Los controladores aéreos, creo que muy oportunamente, no han decidido suicidarse: ante una situación vital insostenible, vejados por insultos constantes, persecución de sus hijos en las escuelas, ataques de conocidos y desconocidos, etc., han decidido abandonar sus vidas, sus trabajos, su empresa. El Estado, apoyado por una población fascista, ha sacado al ejército, ha sacado las pistolas y las cárceles. Ha desactivado los únicos mecanismos que tenían, la huelga y el derecho a dejar el puesto de trabajo. Pero aún no han acabado con lo que les mantiene a flote como gremio y como individuos, su unidad como colectivo. Sin embargo, no otro es el objetivo último del Estado en su tarea de destrucción total: arrasar lo común, aislar en una soledad irrevocable, sin apoyo alguno.

¿Saben que los controladores franceses y portugueses se solidarizaron con los españoles, no dejando surcar su espacio aéreo a ningún avión procedente del territorio español mientras el paro durara?

¿Saben que el sindicato de pilotos se solidarizó con el de los controladores aéreos?

¿Saben que otros muchos sindicatos y colectivos europeos e iberoamericanos del ámbito de la aeronáutica han estado al lado de los controladores aéreos españoles y se han avergonzado de la respuesta brutal del Estado Español?

Y luego tenemos que escuchar a los estúpidos políticos y a los despreciables empresarios del turismo hablando del deterioro de la marca-españa. España es una mierda, y no por culpa de los controladores, sino por culpa de estas hienas que nunca tienen bastante y a cuya cabeza se encuentra el antiguo colaborador del gobierno de los GAL, el inmundo Rubalcaba, gran ganador de esta debacle política.

¿Saben que el Estado Español, con nuestros impuestos, contrató hace más de un año a una empresa, en concreto a una consultora americana experta en la destrucción de sindicatos?

Mckinsey, creo recordar que se llama. Ella ha sido la encargada de planificar lo que desde hace más de un año los controladores vienen sufriendo. Son los mismos que privatizaron Renfe y otras tantas empresas.

Luego, el trabajo sucio consistente en reventar cualquier posibilidad de convenio colectivo ha recaído en manos de un bufete de abogados experto en estos menesteres y también, por supuesto, pagado con el dinero de las arcas públicas, con nuestro dinero.

Su nombre es Cusan-abogados, empresa integrada desde hace un par de meses en la firma internacional KPMG. Son ellos los que han estado llevando, en nombre de AENA y del Estado, las reuniones con el sindicato USCA: expertos en técnicas que permiten reventar física y psíquicamente al más duro de entre los delegados sindicales.

Eso por no hablar de las serias sospechas de que a algunos de los miembros de la anterior cúpula del sindicato les hayan untado de pasta para desactivar cualquier posible brote de antagonismo. Pero las bases asamblearias lograron quitarse de encima a esa cúpula, y generar un contexto algo más favorable, gente con menos experiencia pero más honrada.

Ahora el gobierno dice explícitamente que va a descabezar al sindicato, que va a arrasar con los delegados sindicales, supuestamente protegidos por ley.

Nada dicen al respecto los sindicatos mayoritarios. Ni UGT ni CCOO tullen ni mullen cuando se está persiguiendo de modo explícito a compañeros, ni cuando se arrasa con derechos laborales fundamentales.

La fiscalía no duda en participar en la purga. Y, a pesar de todo, la historia no ha terminado. Las asambleas, aunque ahora desactivadas, pueden volver a brotar. Además, hay otros conflictos abiertos. Los pobres son más pobres. La rabia de muchos va en ascenso. Los controladores no están solos. Yo, al menos yo, estoy con ellos.

¿Y vosotros? ¿Vais a permitir que, no ya nuestro gobierno, sino nuestro Estado, pisotee los derechos civiles más básicos de un colectivo de trabajadores?

La declaración del Estado de Alarma no va dirigida sólo a los controladores: es un aviso a todos los colectivos, trabajadores o no. La crisis (eso que llaman crisis, y que cada vez se demuestra con más claridad que no es más que una recomposición del sistema capitalista para eliminar toda restricción a su proceso de auto-valorización) ha abierto una caja de Pandora que promete tempestades para todos: desatención de las personas más necesitadas, jubilaciones imposibles, recortes sociales: eso es sólo el principio.

¿Qué ocurrirá cuando empiecen, si es que empiezan, las movilizaciones? ¿De verdad creéis que las tasas universitarias sólo subirán en Gran Bretaña? ¿Qué las reformas no van a afectaros? ¿Qué vuestras pequeñas empresas van a sobrevivir? ¿Qué no vais a tener que hacer concesiones para mantener vuestros trabajos? Si están siendo capaces de aplastar la lucha de un colectivo que posee una posición estratégica en el sistema de producción y distribución, y que tienen un grado de sindicación y una disciplina de acción inigualable, ¿qué diablos pensáis que van a hacer con vosotros, cuya capacidad de intervención en mínima? ¿Qué vais a hacer? ¿Quemar contenedores? ¿Pegaros con la policía? ¿Agachar la cabeza esperando a que escampe?

Es hora de hablar con los amigos, de crear redes de apoyo mutuo y de resistencia, de prepararse para lo peor, de inventar nuevas formas de lucha y de estudiar las antiguas, de aprender a ser tipos duros, de recuperar la experiencia política que durante los últimos treinta años nos han robado. No hablo de revolución. No soy un iluso. Hablo de resistencia. Es el tiempo de la acción común y de la ruptura. La poesía y la filosofía tienen que retornar a su función olvidada: cambiar la vida.


Nota del equipo de free-news.org

Reproducimos a continuación algunos de los comentarios del blog. Hemos respetado casi todos los que publicaban personas identificadas como controladores, porque consideramos interesante poder escuchar sus opiniones.
También todos aquellos que aportaban algo a nuestro entender nuevo y positivo.
No reproducimos todos los que manifestaban su conformidad en la exposición, pero nos ha alegrado que fueran tantos.
Tanto el propio artículo como el total de comentarios podéis encontrarlos en el blog original de Pablo Lópiz Cantó.


Comentarios:

Anónimo dijo...

Como dicen en comentarios antriores, me alegro de comprobar que no estoy solo, que hay personas capaces de ver y expresar la manipulación brutal que se hace a diario, aprovechando el estado de "idiotez" generalizado. Dice Fernando Savater en su libro "Política para amador" que: "Los antiguos griegos (tipos listos y valientes por los que ya sabes que tengo especial devoción), a quien no se metía en política le llamaron idiotés; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de cuentas por todos. De ese «idiotés» griego deriva nuestro idiota actual..." y que "la única obligación moral que tenemos es
no ser imbéciles, con las variadas formas de imbecilidad que pueden estropearnos la vida y de las
que allí hablamos."
Los controladores no son idiotas; son los únicos que se han enfrentado al gobierno. Viendo que los sindicatos subvencionados se han convertido en meras acompañantes del gobierno, y que los cuatro millones de parados se conforman con sus 426 euros y se quedan en casa confiando en que les rescate quien les ha enviado al paro, yo me pregunto: ¿como sacamos a la gente de su estado de idiotez, si como bien dices, ni siquiera son capaces de leer?

José Luis.
Sevilla


Fatima dijo...

Muchas gracias por sus palabras y pensamiento. Es reconfortante saber que no estamos solos.

Una controladora


César Campos dijo...

"Eso por no hablar de las serias sospechas de que a algunos de los miembros de la anterior cúpula del sindicato les hayan untado de pasta para desactivar cualquier posible brote de antagonismo. Pero las bases asamblearias lograron quitarse de encima a esa cúpula y generar un contexto algo más favorable, gente con menos experiencia pero más honrada."

Particularmente perturbador me parece este párrafo que he reproducido más arriba y en el que se hace una acusación extremadamente concreta que, en mi opinión y la de muchos de los afiliados a USCA, merece ser aclarada. Personalmente estoy escandalizado de sus afirmaciones a este respecto y, como a buen seguro será así, le ruego nos proporcione a los afiliados la información que sustenta sus afirmaciones para depurar las responsabilidades a las que haya lugar a exigir a quienes formaban la "anterior cúpula del sindicato". No creo, esa es mi impresión, que Vd sea de los que tiran la piedra y esconden la mano, por lo que le proporciono mi dirección de email para que, si tuviera a bien responder a mi solicitud, tenga un modo privado de hacerlo en el caso de que no sea de su agrado hacerlo públicamente a través de su Blog.
Por cierto, me ha parecido que su opinión y sus argumentos, en lo que respecta al conflicto entre el colectivo de controladores y el gobierno de España, está muy bien retratado y además desde un punto de vista diferente al que nos tienen habituados el resto de "opinadores".

 

Mariló Juárez dijo...

Para este último anónimo, sólamente decirle que los controladores están siendo explotados, sin duda, pero parece que esos magníficos sueldos que dicen que han cobrado durante años sean justificación suficiente para no verlo. La explotación no consiste únicamente en trabajar muchísimas horas y cobrar sueldos miserables. Explotación también es obligar a un colectivo a trabajar muchísimas más horas de las que estaban pactadas por convenio, reducir el número de profesionales que deben entrar diariamente a cada turno, disminuir sus periodos de descanso obligatorio dentro de estos turnos... denegar los permisos de lactancia o los de guardia y custodia de hijos... y por supuesto bajarles el sueldo a la mitad unilateralmente (aunque a ojos de los demás trabajadores siga siendo un magnífico sueldo). Ni que decir tiene, que militarizarlos y movilizarlos es otra cosa: REPRESIÓN FASCISTA.
Al escritor del artículo, simplemente decirle que es una maravilla leerle. Genial. Como ciudadana le doy las gracias.
Mariló Juárez, controlador aéreo.


Anónimo dijo...

No puede haber una huelga egoista y gremial cuando nunca ha habido huelga. Ha sido un grito espontáneo y desesperado de "BASTA YA". No podemos más. Jamás supuse que un Estado que se llama democrático pudiese perpetrar tal ataque a la dignidad de las personas.

 

Quique dijo...

Soy controlador. Vivo esto desde dentro. Estoy triste, y no precisamente por mis condiciones de trabajo, sino por verificar que 1984 está aquí.

La manipulación es cosa de dos. El sujeto pasivo es tan culpable como el demonizador. Contemplo desconsolado cómo una masa que cultiva su propia estupidez, capaz de ser satisfecha con descripciones superficiales de cualquier circunstancia, se deja seducir por ese fascismo que tan bien describes, esa expresión actualizada, articulada, embellecida y razonada de los reflejos aún latentes en nuestras amígdalas primigenias. El fascismo es herencia biológica, no hay nada más fascista que la vida en la jungla.

Siento presión en el pecho, constante, y no por haberme apeado de mi anterior profesión para ser controlador, ni por ser prisionero de los GAL, ni estar militarizado en democracia sin estructura legislativa que lo soporte (¿para qué?), sino por no poder evitar fechar en el 3 de diciembre el fin del experimento democrático en España.

El estado de Alarma, operativo de forma inconstitucional, no es sino la culminación transitoria de la obra y milagros de un ministro inculto, incapaz de superar una formación superior. De un ignorante rodeado de homínidos de idéntico nivel evolutivo. Una traición perpetrada con el visto bueno de un Rey, que dilapida su carisma de gran Estadista masacrando con cada Real Decreto que firma la Carta Magna que acunó hace demasiados pocos años.

El Estado de bienestar hace aguas. Europa, los balcanes de Occidente, se hunde, o quizás nunca haya salido a flote. La caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría como polarizador de nuestro mundo disipó la amenaza del exterminio nuclear, pero disolvió las aguas templadas de un capitalismo dulcificado por las protecciones sociales.

Y lo que viene detrás, eso ya está escrito mil veces en los libros de Historia, los hayan redactado golpeadores o golpeados. La esencia, en definitiva, es la misma.

Pablo Lópiz Cantó dijo...

No acostumbro a responder a los comentarios, porque es una tarea ingente que excede mis capacidades, pero quizá sea necesario aclarar ciertas cosas, algunas crítica. Iré poco a poco, tened algo de paciencia.
1. Para quien compara la situación vivida con el Chile del 72, recordar que una cosa es una huelga y otra muy diferente un cierre patronal, aunque se trate de pequeños empresarios, de autónomos o minoristas. Las huelgas las hacen los asalariados y sólo ellos. Lo que tuvo lugar el Chile fue un cierre patronal. Por más las organizaciones de camioneros se llamasen a sí mismas sindicatos, no lo eran, no al menos sindicatos de trabajadores. Además, como bien se le responde, el paro del control aéreo no ha sido una huelga, sino el ejercicio del derecho a la salud.
2. Toda huelga es invención de comunismo, porque el comunismo no es esa sociedad idílica en la que todo dios es feliz y se lleva de puta madre. El comunismo, Marx dixit, no es sino "el movimiento real que suprime el actual estado de cosas". Pero a mí la definición que me gusta es la del último gran filósofo comunista: Althusser, que defendía eso que él mismo denominó "islas de comunismo": relaciones sociales, a veces fugaces, casi siempre mínimas, generadas no en función del principio de beneficio-ganancia sino del apoyo mútuo. Otros, ya hace mucho, lo llamaron amistad: se les conocía como epicúreos.


Anónimo dijo...

Muchas gracias por ver lo evidente.
Soy controladora, y leerle me llena de esperanza.
Pues si: hay vida inteligente allá afuera...


Rebeca dijo...

Muchas gracias de verdad gracias. LLevamos nueve meses sin descanso; pierdes amigos, pierdes libertad, ganas miedo y necesidad de abandonar este país en busca, no de una mejor vida, sino de una gente mejor. Qué salario mínimo es considerado para que empieces a perder tus derechos y ser señalado en el congreso, en los medios de comunicación y en la calle como un terrorista o un secuestrador chantagista?
Ójala tus palabras calen en los decreídos y en los burros que piensan que o son todos como ellos o me cago en la madre qué parió al resto.
Un saludo.


Pablo Lópiz Cantó dijo...

Estimado Cesar Campos,
lo último que yo pretendo es generar división o levantar falsas acusaciones contra miembros de un colectivo como el suyo que bien sabemos está sometido a un asedio terrible. Pero independiente de las razones que condujeran a ello (y quizá me haya precipitado en mis consideraciones), lo que es indudable es que los anteriores respresentates sindicales habían quedado totalmente desactivados y conforme empezaron los tiempos duros más bien pareció (e insisto, pareció) que tendían a desactivar cualquier brote de antagonismo que pudiera surgir de las bases.

De todos modos, y soy del todo sincero, le felicito encarecidamente por su crítica. Me parece que es una muestra más de la unidad y de la coherencia que los controladores están siendo capaces de mantener a lo largo de estos duros meses de conflicto.

Si desea discutir en privado más en profundidad estas cuestiones consta una dirección de correo en el blog. No dude en escribirme si así lo desea.
Un saludo afectuosos,
Pablo Lópiz


Anónimo dijo...

Quedan muy bien reunidos todos los pensamientos que podemos tener aquéllos que nos negamos a conformarnos con la versión oficial.

Casi todo el mundo asume que un hombre puede llegar a hacer la vida imposible a su pareja. La mayoría admite que un jefe puede hundir psicológicamente a un empleado. Sin embargo se consigue inhibir en las mentes de todo un país que se pueda llevar más allá de la resistencia humana al colectivo de controladores habiendo en juego miles de millones de euros e intereses particulares. Es lo que ha conseguido la manipulación exhaustiva que hemos vivido estos meses. Se ha obligado a los controladores a jugar con la baraja trucada del gobierno, de la misma forma que nos obligarán a todos después, para justificar el uso de medidas impropias de un país que se dice democrático.

Mucha suerte en vuestra lucha, que es la de todos, aunque sólo unos pocos parezcamos darnos cuenta.


Pablo Lópiz Cantó dijo...

Explico a continuación porqué suprimo los comentarios que considero malintencionados. Resulta, casualidades de la vida, que mi mejor amigo es el encargado del sistema de internet de una empresa grande-grande. Cuando surgió esto de los blogs me explicó cómo funciona la cosa. Una empresa (en este caso podríamos decir AENA o el Estado, por ejemplo) se gasta una pasta gansa en publicidad, en controlar a las teles, a los periódicos y periodistas, a las radios y en sus súper páginas webs. Y mira tú por dónde que surge esto de los blogs. ¡Qué son gratis! Y nada, que un capullo sin un duro hace un comentario contrario al mensaje cuya difusión llevan tiempo preparando y resulta que jode la imagen de la empresa. ¿Se puede permitir eso? El empresario, obviamente dice que ni de coña. Que eso no puede ser. Así que las empresas tienen también sus equipos y estrategias para intervenir en eso que ellas mismas llaman blogosfera. En resumen hay dos tácticas: 1º hacer como que no existe ni importa, para que no se produzcan redundancias ni circule la crítica; y 2º invadir con contra-argumentos el espacio del blog. Esto último como sabéis es lo que hicieron en el blog de Cristina Antón. ¿No pesaríais ni por un momento que las cuatro mil entradas críticas que recibió eran de viajeros ofuscados, de niños que esperaban órganos para trasplantes, etc.? Amigos, esta gente tiene grupos de trabajo a sueldo que controlan todo esto, que trabajan a destajo para silenciar y confundir. Si no son anónimos son cuentas creadas en el último año, sin actividad, etc. Son listos y tienen pasta, pero nosotros somos más y tampoco tenemos un pelo de tontos. Cuando estudié los movimientos franceses de los 70 me lo aprendí al dedillo: la palabra se convierte en palabra política en cuanto circula, cuando se intercambia y difunde. La gente está deseando ser contagiada.

Así que, por favor, por nosotros, si os gusta este texto o cualquier otro, movedlos, distribuidlos vía mail o de cualquier otro modo. Colgadlos en vuestros blogs, contádselo a amigos y no tan amigos. Funciona, de verdad que funciona.

Un fuerte abrazo.


Pepe Paz dijo...

Creo imprescindible y urgente una respuesta pública y firme al desenlace militar y de suspensión de derechos al que se ha llegado en el conflicto aeroportuario.
Aunque hay mucho que decir sobre la nefasta gestión del status de lxs contoladorxs por parte de AENA y del gobierno y de las increíbles condiciones laborales de trabajo que se les ha llegado a imponer, no parto de una posición empática con lxs controladorxs, pero como tantxs deberían hacer, reconozco que me falta mucha información aún para una valoración del tema: creo que no es indiferente la cuantía de los salarios y las jornadas a la hora de decidir el apoyo o no a una reivindicación laboral, y creo que es importante conocer el proceso por el que se ha llegado a una situación para dilucidar si lo que se reclama en el fondo son o no cuestiones monetarias. ¿O debemos aceptar cualquier sueldo, como de un asalariado y por lo tanto compañero con quien automáticamente me debo solidarizar si le bajan el sueldo, sea con dinero público o privado?. "Detalles" como éstos, además de otros como los posicionamientos de un sindicato como USCA en conflictos como la Huelga General, proceden para valorar el alcance y posicionamientos ante este conflicto. Aunque los gestores de AENA sean mucho mas privilegiados que los controladores: la defensa "hay otros peores que yo" no me ha parecido nunca muy aceptable. Creo que la izquierda debe defender límites a las desigualdades salariales: si a lxs controladorxs les parece que no, no pueden quejarse de sueldazos mayores que los suyos.
Pero lo que no dudo ni un momento es que nos enfrentamos a precedentes gravísimos en:
-la restricción de derechos individuales y colectivos
-el aplastamiento de reivindicaciones laborales mediante amenazas de procesos penales militares
-el desmantelamiento del status legal de los procesos de negociación colectiva
-la amenaza de suspensión de derecho a la huelga en futuras ocasiones al libre criterio del gobierno de turno, en sectores como transportes públicos, energías, sanidad, telecomunicaciones y allí donde se pueda alegar con suficiente cobertura mediática la paralización de servicios supuestamente esenciales.
Y, seguramente lo que es mas grave, a la intensa manipulación y la fabricación de un consenso represor extremo en una opinión publicada pero también pública que ha llegado a reclamar no solo despidos inmediatos sino carcel para l@s controladorxs, y con muy pocas excepciones no ha condenado la militarizacion y el estado de alerta que, por cierto, abre el paso a actuaciones que aún no se han dado pero que pueden afectar en cualquier momento a las libertades de la población general, no sólo de l@s controladorxs.
Por todo ello es necesario posicionarse contra esta vuelta de tuerca donde podamos hacer oir nuestra voz: desvelar del proceso deja vu por el que se crea un enemigo y las circunstancias y el clima mediático y de opinión para justificar una intervención militar y un recorte de derechos con el aplauso público, y a qué peligroso camino -bien clásico por otro lado- nos lleva todo esto: recuerdo mucho estos días La doctrina del shock (Naomi Klein) desgraciadamente de mucha actualidad en estos meses de ataques financieros.

Por mi parte, mis felicitaciones a las personas y entidades que se han posicionado contra la militarizacion/excepcionalidad, que me preocupan especialmente por la escasísima respuesta social que han generado.

Mi ofrecimiento para actuar contra ella.

Y mi profundo pesar porque la crispación haya impedido a much@s enriquecernos con un debate complejo y necesario. Estos días he visto opiniones masificadas y temibles, pero también he visto opiniones reactivas del tipo "todo lo contrario de lo que opine la masa aborregada": un blanco y negro que creo excluye los muchos planos contradictorios que se cruzan en éste como en tantos temas.
Pero como se dice en Mañoland, arriericos somos y en el camino (espero) nos encontremos.


Anónimo dijo...

La gente, los pasajeros, deberían comprender que cuando en una sala o un fanal reinan los gritos, el desconcierto; cuando compañeros lloran o tiemblan en su puesto; lo sabio, lo prudente, lo lógico es desenchufarse. Que cada uno al hacerlo sabía que se jugaba el tipo pero pensó que la seguridad no se sostenía. Los controladores preferimos ir a la cárcel por dejar 200.000 personas en los aeropuertos que 300 muertos en el aire y los consumidores deberían estar felices por ello y pedir responsanbilidades a quien la tiene.


Anónimo dijo...

Josepma, ahondas en tu demostración de ignorancia como ya te ha dicho Pedro.
Me pregunto cual será ese documento sanador. Yo, objetor cuando la mili existía, me senté por mandato militar en un estado de ánimo poco recomendable para la gestion del tráfico, pero la situación de histeria producida el día anterior me parece por completo inadecuada.
Tus preguntas son ridículas. Los controladores hemos aceptado ya 1500 hrs. (año, que en un mes como dices tú no caben) con una rebaja del 40% en nuestro sueldo. Casi na. Debes preguntarte a quien pertenecen esas cifras de las que hablas. ¿Sabes que hay excontroladores en la estructura de Aena que cobran como tales, y además han facturado durante años horas extra que no hacían a cuenta de negociaciones improductivas? ¿Por qué piensas que no se ha firmado un convenio en 5 años?
Me gustaría conocer su extrema cualificación para poder hablar de su profesión con el desparpajo que critica usted la mía. No puedo si no preguntarme si afronta usted como yo la posibilidad de recibir multas por valor de cientos de miles de euros, o hacer frente a querellas por lo penal si contrae gastroenteritis (lo que hoy ocurre). ¿Que beneficios obtiene su empleador de su tan cualificada actividad? Por último no puedo dejar de preguntarme cuál sería su reacción ante un conflicto de tráfico con 15 aviones en su frecuencia. Seguro que usted también sustenta una gran responsabilidad. Sólo siento que no sepa usted hacerse valer.
Un controlador.


Anónimo dijo...

...aclaración a josepma: hemos aceptado 1500hrs. pero estamos haciendo más de 1800 por decreto y sin un límite claro. Con turnicidad y nocturnidad. Para que os hagáis una idea, un oficinista viene a hacer unas 1700 de lunes a viernes, con el finde pa disfrutarlo con sus crios.
El cont de antes.


Roxana dijo...

Escribo desde Argentina, luego de que un amigo español me recomendara este enlace. Al leerlo, tengo un deja-vú por lo vivido en la década del 90 en mi país, cuando el neoliberalismo estigmatizaba la protesta sindical, con la excusa de que los reclamos y los altos costos laborales espantaban las inversiones de capital. Un capital que lejos de alentar la producción solamente buscaba un campo propicio a la especulación financiera. Desde el poder se fomentó la división y el sálvese quien pueda.
Los costos que pagó nuestra sociedad fueron altísimos y de público conocimiento. Aún lo estamos pagando, pero en otro contexto político, dentro de un modelo que impulsa la inclusión, el capital productivo, la identidad americana.
Este nuevo contrato social no nos pone a salvo de algunos nostálgicos del antiguo sistema. Como bien decís, las conductas fascistas siempre están agazapadas aún en quienes pregonan una ideología progresista.
Algunos de los que seguimos atentamente el panorama internacional desde estas pampas, nos sale decirles "¡hermanos españoles, así no se sale de la crisis!" La alteración del estado de Derecho no es para salvaguardar el orden público, sino para poder aplicar el plan de ajuste. Y ya es sabido que las recetas recesivas sólo traen desempleo y pobreza para los que menos tienen.
Este Leviatán tiene como aliado los medios de comunicación, cada vez más alejados del ejercicio del periodismo y demostrando que no defienden la libertad de prensa sino la libertad de empresa. Este divorcio entre la información que reflejan los medios y los hechos que produce la realidad es un fenómeno global. Afortunadamente, existen espacios como éste, que habilitan a la reflexión y al debate.
Saludos desde Buenos Aires.


Josepma dijo...

Sr. controlador anónimo,

No te equivoques en el sentido de mis críticas: una cosa es decir que mi trabajo es cualificado (soy profesor universitario y creo que es así) y otra cosa muy distinta es decir que tenga la responsabilidad que tenéis vosotros. No la tengo y, precisamente por ese motivo, entiendo perfectamente cobréis más que yo: EL DOBLE DE LO QUE COBRO YO, propuse en mi post. El doble que una profesión, a mi entender, suficientemente bien pagada. Pero, a partir de ahí, como diría el cura de mi pueblo, lo demás es lujuria. Y no seré yo quien os apoye en vuestros sueños libidinosos. Especialmente, en un momento en que tanta gente lo está pasando tan mal. Y me puedes seguir acusando de desinformado pero no creo que nadie necesite más de 80.000 euros brutos al año para vivir ni creo tampoco que estéis (mayoritariamente) dispuestos a aceptar una reducción en el número de horas anuales si ésta conlleva una reducción del sueldo a ese nivel (con esa reducción seguiríais siendo uno de los colectivos de trabajadores mejor pagados de España).

Como ciertamente desconozco las interioridades de ciertos controladores no en activo que han cobrado horas extras inexistentes, me iré al dato de la media de sueldo: más de 300.000 euros anuales de media en enero de 2010. El 40% de reducción que habéis sufrido da un suedo de 180.000 euros anuales de media. Paralizar el tráfico aéreo en el puente más importante para mejorar las condiciones laborales sin estar dispuestos a bajar ese sueldo me parece codicia, voracidad, avaricia y afán de lucro desmesurado. Exactamente las mismas cosas que dan sustento al capitalismo sin escrúpulos del que vuestro abogado de oficio, el señor autor de este blog, estará seguramente tan quejoso.


Josepma dijo...

Sí, sr. controlador anónimo, la deuda de Aena la hemos pagado durante muchos años. Dicho de otra manera, os hemos pagado el sueldo durante muchos años.

Y decir que las torres ya no son nuestras sino de Florentino me parece casi un sarcasmo. Me parecería más correcto decir que (ojalá) en algún momento, las torres dejen de ser VUESTRAS.


Pablo Lópiz Cantó dijo...

Sr. Josepma,
le recuerdo que somos nosotros (todos) los que pagamos su sueldo como profesor universitario y, aunque sólo fuera de modo indirecto, sus viajecitos por el mundo. Usted sí que es un privilegiado. Sus fotos son muy bonitas y sus textos descriptivos muy interesantes; pero sinceramente, creo que ni los controladores más afortunados se pueden pegar una vidorra semejante a la suya. Dé gracias a los controladores, sin ellos no podría hacer esos maravillosos trayectos en avión que tanto le gustan.

Respecto a las privatizaciones, imagino que está usted a favor de la privatización de la universidad pública. Yo, por mi parte, espero que las universidades sigan siendo nuestras, de todos.

Ánimo en su próximo viaje. Espero que la falta de seguridad en el control aéreo que ha fomentado el gobierno ese al que usted defiende no le lleve a hundirse en el Norskehavet.

Por último, ¿no se da cuenta de que reproduce todos esos argumentos que podrían aplicársele a usted en concreto, esos según los cuales usted sería uno de esos funcionarios privilegiados que, protegidos por la endogamia del gremio, sólo viven del cuento?
Un saludo.

PD. ¿Por qué, en lugar de seguir dando mal aquí, no se dedica usted a escribir en su blog, que lo tiene muy abandonado?


Anónimo dijo...

Sr. Josepmap estoy completamente de acuerdo. Yo no necesito más de 80.000 € (de hecho necesito bastante menos) y es necesario reducir la jornada actual, por mi salud (convendrá en que cerca de 1800 hr. en régimen de turnos es una salvajada, no lo hace ni el guarda de seguridad de su facultad, por lo demás tan respetable como yo mismo) y por la eficiencia del sistema de navegación aérea. Le sugiero que lo exponga ante los sñres. del ministerio para observar como se ríen en su cara.
Infórmese de donde viene la deuda de Aena. Comprobará que proviene de las obras acometidas por la sección de aeropuertos (y ejecutada por concesionarias de dudosas conexiones gallegas) y no de navegación, el área más rentable quizás (claro, no iban a ser los inversores tan torpes como para quedarse con lo que no es negocio). Usted, si no ha volado, no me ha pagado a mi ni un euro y si sí lo hizo le animo a que averigüe que porcentaje de sus billetes se dedicó a tasas de navegación (no solo controladores) y recapacite.
Tampoco sé por que clase de magnate me toma pero nunca he tenido capacidad de decisión sobre el destino de ninguna torre. Basta ya de leyendas y al Cesar lo que es del Cesar, al Lema lo que es del Lema.
En cualquier caso observo que no le parecería bien la apropiación de los medios de producción por parte de los trabajadores así que creo que al final no le parecerá a usted tan mal el capitalismo. Bueno, me va costando pero empiezo a entender su postura.
Un saludo.
El de antes.

 

 


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