Diario 16. Martes, 27 de mayo de 1997.

Difusión internacional.

Tras ya dos meses de debate entablado por este periódico en torno al sida, la única respuesta es el total silencio de los inmumerables oficialistas, que no responden a los argumentos presentados. Pero la serie de DIARIO 16 si está siendo seguida por personas etiquetadas y por médicos y otros científicos críticos que, tras varias semanas de ver la coherencia y solidez de los argumentos utilizados, se animan a telefonear o a escribir. Y esto ocurre no sólo dentro del Estado español. También de Argentina, la República Dominicana, Suiza y EE. UU. han llegado reacciones. Una de las primeras llamadas fue la del reverendo Michael Ellner (48 años), director de HEAL-Nueva York. La presente entrevista de Ellner tuvo lugar en Nueva York el 16 de mayo de 1997. 


Amigos colombianos le hicieron llegar a Michael Ellner las páginas correspondientes al debate sida en DIARIO 16 del 3 de abril del presente año, y está entusiasmado con que un periódico de alcance nacional haya recogido los planteamientos que afirman que el VIH no existe. A su vez, Ellner le proporcionó al doctor Giraldo el conjunto de artículos críticos aparecidos en DIARIO 16 hasta el 22 de abril inclusive, y le solicitó que los revisara con atención a fin de que la entrevista «participara de la excelente cobertura que dicho periódico viene haciendo del tema», según dice literalmente la carta que le acompaña. Sólo es una muestra del eco internacional que está consiguiendo DIARIO 16 con esta serie de artículos. 
Roberto Giraldo. Especialista en enfermedades infecciosas.

Roberto Giraldo.El reverendo Michael Ellner es doctor en Filosofía y Religión y director de la sección de HEAL en Nueva York, que se puso en contacto en Lluís Botinas tras su entrevista con Stefan Lanka. Le pedimos que él mismo diera su opinión y, a cambio, nos facilitó esta entrevista con un doctor colombiano refugiado, Roberto Giraldo. Se trata de un médico especializado en Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas por la Universidad de Antioquía, Colombia, con un Master en Medicina Clínica Tropical de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres, que se ha dedicado durante treinta años a actividades clínicas en torno a enfermedades infecciosas en diferentes lugares de Sudamérica, Europa y Estados Unidos.

«El SIDA no es infectocontagioso».

Para este médico disidente, «esta enfermedad es una condición tóxica, el máximo estado de intoxicación y agotamiento al que puede llegar el sistema inmunológico de las personas».

Michael Ellner.Michael Ellner/Nueva York.

Michael Ellner: ¿Por qué disiente de la corriente principal sobre el sida?.

Roberto Girado: Desde mis épocas de estudiante de Medicina a mediados de los años sesenta me interesé por el tema de las inmunodeficiencias. Es así como decidí estudiar los factores de riesgo que han hecho que en las últimas décadas existia un incremento significativo de inmunodeficiencias adquiridas (no congénitas) en diferentes grupos sociales, como alcohólicos y adictos a las drogas psicoactivas; personas tratadas con sangre y sus derivados, como los hemofílicos; de personas sometidas a trasplantes de órganos o a quimioterapia para cánceres; de las tratadas con antibióticos y muchos otros fármacos de la farmacopea convencional; de las expuestas a estrés mental; de las desnutridas y las mal nutridas, etcétera. Fue así como fui indentificando diferentes agentes estresantes para el sistema inmunológico y que están en franco aumento.

En los años setenta comencé a averiguar los factores de riesgo que hacían que ciertos grupos de homosexuales, especialmente en Estados Unidos, desarrollaran con frecuencia enfermedades infecciosas y tumorales que requerían lógicamente de un estado de inmunodeficiencia previo. Cuando el sida aparece en grupos de homosexuales estadounidenses en 1981, ya llevaba varios años estudiando los factores de riesgo de este grupo en particular. Fue entonces fácil deducir que la nueva condición, que comprometía ahora a todas las funciones del sistema inmunológico, era consecuencia del estilo de vida llevado por algunos individuos de este grupo social de los diez o quince años anteriores. Tenía sentido, por lo tanto, y era fácil postular que la nueva condición era una enfermedad tóxica y no una enfermedad infectocontagiosa.

¿Por qué reside usted ahora en los Estados Unidos y en qué y dónde trabaja?.

A principios de 1988 me vi obligado a dejar mi país y trasladarme a los Estados Unidos para evitar ser recluido en una institución mental, a la cual me quisieron llevar algunos de mis colegas después de que advirtiera insistentemente que la nueva inmunodeficiencia llamada sida no era una enfermedad infectocontagiosa sino que, por el contrario, era una condición tóxica y que era el máximo estado de intoxicación y agotamiento al que pudiese llegar el sistema inmunológico de las personas. Desde mucho antes de que Michael Gottlieb describiera los primeros cinco pacientes con sida en la revista «MMWR» en 1981, ya yo había anunciado en Colombia que el sistema inmunológico de algunos grupos homosexuales de EE. UU. se iba a deteriorar al máximo de continuar con las prácticas de vida que llevaban. De seguir abusando de alcohol, cocaína, heroína, marihuana, afrodisíacos inhalantes como los llamados «popers», trasnocheo, mala alimentación, semen intrarrectal, prácticas sadomasoquistas, enfermedades venéreas y el estrés mental derivado de ellas, el cuerpo en general, y muy especialmente el sistema inmunológico, se verían intoxicados y agotados por la exposición a todos estos agentes estresantes. Algo similar podía deducirse del estudio de otros grupos de personas que sufrían el nuevo síndrome, tales como drogadictos, los hemofílicos, hijos de madres que usan alcohol y otras drogas durante el embarazo, y algunos residentes de África Central y del Caribe, en donde las condiciones de empobrecimiento son cada día peores. Debe entenderse el sida como una señal de alerta para una especie en serias dificultades de subsistir.

¿Estuvo inmediantamente seguro de esta teoría alternativa?.

En los primeros meses de estancia en los EE. UU. llegué incluso a pensar que tal vez yo estaba loco, como afirmaban algunos en Colombia, pues mientras más estudiaba la literatura científica más me convencía de que el nuevo síndrome era una entidad tóxica. Afortunadamente, a mediados de 1988, y mientras trabajaba gratis como asistente de investigación del sida en el Veterans Administration Medical Center de Miami, conocí el primer artículo publicado por el retrovirólogo Peter Duesberg en «Cancer Research» de marzo de 1987. En este artículo, se dan múltiples argumentos con los que se demuetra que el VIH no es ni puede ser la causa del sida. Fue muy placentero saber que no era yo el único disidente. En la actualidad trabajo como laboratorista clínico en la Sección de Inmunología del Departamento de Microbiología de un hospital universitario y privado en la ciudad de Nueva York, donde se siguen los esquemas convencionales sobre el sida y no recibo ningún apoyo. La ventaja es que tengo acceso a una de las mejores bibliotecas médicas del mundo.

Después de leer los artículos de DIARIO 16, ¿quisiera, por favor, comentar sobre la calidad de la cobertura sobre este importantre tema?.

Estoy muy complacido con la forma objetiva con que este periódico divulga las críticas científicas que a nivel internacional se vienen dando sobre la etiología del sida. DIARIO 16 informa a sus lectores de los hechos científicos más importantes que sustentan la aseveración de que el llamado VIH no es la causa del sida, como se nos ha asegurado.

Stefan Lanka.¿Podría estar en lo correcto Stefan Lanka cuando afirma que el VIH no existe?.

Como afirma categóricamente, no existe ninguna investigación que demuestre a ciencia cierta la existencia del VIH. Todos los investigadores que defienden al VIH como la causa del sida, desde Montagnier a Gallo, pasando por Fauci, Levy y Weiss, hasta Shaw y Ho, cuando se refieren al VIH se refieren a la medición de transcriptasa inversa y de otros enzimas y antígenos supuestamente retrovirales que indicarían la presencia de lo que ha sido denominado VIH. El VIH nunca jamás ha sido aislado.

¿Qué le parece el trabajo de Robert Gallo y las irregularidades señaladas en su conducta?.

Robert Gallo.Hoy día abunda la corrupción en las altas esferas de la sociedad. El laboratorio de virología del Instituto Nacional de Cáncer no está inmune a ello. Como señala claramente el premio Nobel de Química del año 1993, Kary Mullis, no existe ni una sola publicación científica que demuestre que este fantasma llamado VIH participe en los mecanismos fisiopatogénicos del sida. No son más que suposiciones teóricas creadas por el cerebro de Gallo y repetidas por miles. Hay epidemias de corrupción social y de crisis en el método científico mucho más graves y extensas que el sida. La concepción infecciosa acerca del sida es una de las consecuencias de la crisis del método científico y de la corrupción que la rodea.

Como persona con experiencia en las llamadas «pruebas del sida», ¿qué opinas de ellas?.

Por varios años he trabajado con las pruebas Elisa o «prueba detectora» y Western Blot o «prueba confirmatoria», que en conjunto constituyen las denominadas «pruebas del sida». Con estas pruebas se decide, además, si una persona debe ser tratada con drogas supuestamente antirretrovirales. Como es claramente argumentado por el grupo de la doctora Papadopulos, las pruebas Elisa y Western Blot resultan positivas en más de 70 condiciones diferentes no relacionadas para nada con el denominado VIH, como después de vacunaciones contra la hepatitis, la gripe, el tétanos y la rabia; durante muchas infecciones virales benignas, incluyendo el resfriado común; durante el embarazo, mujeres multíparas; durante quimioterapia para el cáncer; en personas adictas a las drogas psicotrópicas; en personas que reciben tranfusiones. Esto para mencionar sólo algunos ejemplos.

Más recientemente he estado trabajando con la denominada prueba de «carga viral» para el VIH. Tampoco es sensible ni específica para el VIH. Esta prueba es el clímax de la falta de sentido común en la llamada «ciencia del sida». Como en el sida nunca es posible detectar al VIH, se pretende ahora detectarlo con lo que se ha denominado «carga viral», por medio de la cual se amplifica lo que se cree es el ácido nucleico del VIH y se reporta en copias por mililitro de plasma. La prueba hace en el laboratorio copias de trozos de ácido nucleico, al igual que una fotocopia hace copias de una hoja de papel, y luego se dice que las copias hechas son la carga viral.

Usted está familiarizado con los efectos letales de tratamientos anti-VIH y de su irresponsable administración. ¿Podría pensarse en un genocidio?.

El sida es fundamentalmente una enfermedad de las células del sistema inmunológico. Aun si fuera una enfermedad infecciosa, si el VIH existiera y si éste fuera la causa del sida, no tendría ninguna lógica tratarla con medicamentos de conocidos efectos tóxicos para las células del sistema inmune y de muchos otros sistemas. Sería como tratar de destruir al virus de la hepatitis con sustancias que destruyen las células hepáticas, o tratar de destruir al plasmodium del paludismo con sustancias que destruyen los glóbulos rojos.

El AZT y otros análogos de nucleósidos, al igual que los tan publicitados inhibidores de la proteasa, son todos medicamentos que lesionan los lifocitos y demás células inmunológicas. Todos ellos son inmunotóxicos potentes. Además, son carcinogénicos. Usarlos en el tratamiento y en la prevención del sida es como tratar de apagar el fuego agregando gasolina a las llamas...

Peter Duesberg.Es muy gratificante estudiar el capítulo nueve del libro «Inventando el virus del sida», del profesor Duesberg, en el cual dice: «Con terapias como ésta, ¿quién necesita enfermedad?».

De otro lado, las mejorías aparentes y de todas maneras transitorias de los enfermos tratados ahora con los llamados cócteles pueden explicarse por muchas razones. Los medicamentos antiretrovirales son potentes agentes estresantes inmunológicos. Al ingerirlos, el poco sistema inmunológico que queda en el enfermo se estimula, sus células se dividen y mejoran transitoriamente los parámetros inmunológicos. Pero más importante aún es el efecto placebo del enfermo que cree ciegamente en el beneficio de los medicamentos que toma.

¿Cómo puede usted explicar que esta entrevista pueda ser publicada en España pero que sea prácticamente imposible que aparezca en los Estados Unidos?.

Centers Disease Control (CDC).La responsabilidad directa del error acerca de la etiología del sida, y de sus terribles consecuencias para la especie humana, recae sobre algunas agencias Federales del Gobierno de los Estados Unidos tales como el Departamento de Salud y Servicios Humanos, los Institutos Nacionales de Salud (NIH), los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) y la comisión de sida de la Casa Blanca. El Gobierno de los Estados Unidos, con todas las entidades que lo rodean, utilizará todo su poder para oponerse fieramente a que se desprestigien sus instituciones y sus métodos.

De otro lado, la concepción infecciosa del sida ha generado una «industria del sida» abrumadoramente rentable. Se han creado fábricas de condones, de equipos y utensilios para el «sexo seguro», de «jeringas sin VIH» para los drogadictos. Miles de personas devengan sus ingresos económicos en las múltiples y variadas instituciones de educación, de prevención, de cuidado de los «positivos» o «portadores», y de los enfermos. Toda esa maquinaria de la «industria del sida» se opone y se opondrá a cualquier otra alternativa. Por todo lo anterior, creo que la discusión acerca de la causa del sida es mucho más factible en cualquier otro país. 


Health Education AIDS Liaison (HEAL).
Conexión SIDA, educación y salud.

La palabra «heal» significa curar. Los impulsores de esta asociación formaron el acrónimo HEAL con las iniciales «Health Education AIDS Liaison», que corresponde a «Conexión Sida-Educación-Salud». Fue fundada en 1982 en Nueva York como fuente de información sobre terapias alternativas para el sida. Ellner cree que la causa más común de sida es «dar positivo a unos tests». Cada semana realiza un programa en la televisión por cable y a veces se presenta ante la cámara con un hueso con el que señala al espectador mientras dice «VIH=sida=muerte». Explica que los antropólogos saben que un hechicero puede matar apuntando con un hueso a un miembro de la tribu. «La creencia en que el hueso puede matar, mata. El VIH es un virus-vudú. El hueso no tiene ningún poder físico y el VIH ni siquiera existe físicamente. Pero la creencia en que uno y otro matan puede ser nefasta». HEAL son organizaciones independientes que tienen en común «promover enfoques no-tóxicos y afirmativos de lo vital en relación a la salud y a la vida». Funcionan con voluntariado y con el apoyo económico de miles de personas a las que han abierto una nueva perspectiva.


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