Diario 16. Martes, 15 de abril de 1997.

¿Existe el VIH?.

En Ciencia, el argumento de la mayoría no debría tener validez alguna. En efecto, todo innovador ha estado lógicamente en minoría durante mucho tiempo antes de conseguir el reconocimiento general. Y, sin embargo, la frase «la inmensa mayoría de científicos y médicos considera en todo el mundo que el VIH existe y es la causa del sida», aparece en seguida en la boca de los oficialistas. Menos mal que la vergüenza ajena molesta pero no mata... 


Se enseña en las Facultades que «la ciencia avanza contrastando hipótesis distintas». En el caso del sida, esto no ha sido tenido en cuenta hasta hoy. La interesada presentación desde el primer día del sida como inevitablemente mortal, y la del VIH como su supuesta causa, no fue resultado de contraste alguno de hipótesis, DIARIO 16 se ofrece como un foro, el único por ahora en el mundo, desde el que impulsar hoy dicho contraste, con el deseo de así contribuir a terminar lo antes posible con el sida. 
Basta de censura: Iniciar un debate científico y público.
Diario 16 se ofrece como foro de discusión para contribuir a la apertura de nuevas vías de investigación sobre la enfermedad.

Madrid/D16.-La impresión generalizada es que el sida es un grave problema de salud pública mundial, a cuya resolución se ha dedicado una gran cantidad de recursos económicos y científicos, sin que los resultados obtenidos hayan sido en absoluto satisfactorios.

De hecho, oficialmente nunca se ha afirmado que se haya sido capaz de salvar ni una sola vida. Y las grandes alabanzas que una parte de los médicos oficialistas dedica a los combinados aplicados desde hace unos meses, son cuestionados incluso por otra parte de los mismos.

Aún hoy, el conjunto de la población ni siquiera sospecha que sobre el sida exista más que la versión que hasta ahora han recibido machaconamente.

La entrevista con el virólogo alemán Dr. Lanka publicada el jueves 3 de abril, «El VIH no existe»; los extractos del vídeo-reportaje «Sida: la duda», de Djamel Tahi, de los dias 4 y 5 y las 6 columnas «Desmontar el sida», de Lluís Botinas, ya aparecidas, han sido, para la inmensa mayoría de nuestros lectores, las primeras noticias de la existencia de un cuestionamiento radical de la versión oficial, que lleva a otro tipo de terapias y tratamientos no-agresivos.

En realidad, ha habido y aún hay una censura por parte de los medios de comunicación importantes respecto de los científicos, médicos, afectados, asociaciones, etc., que discrepan de las hipótesis y tratamientos oficiales.

Y, sin embargo, lo lógico es que se sumasen todos los esfuerzos que puedan contribuir a acabar con el sida lo antes posible. Pero no existe foro científico alguno en el que se puedan contrastar los diferentes enfoques y las respectivas propuestas de solución derivadas.

Se afirma en las Universidades que «la ciencia sólo avanza contrastando hipótesis distintas». Pero en la realidad, y no sólo en el tema sida, esto no suele ser otra cosa que palabras de adorno.

De hecho, se lanzó el sida en 1981 como inevitablemente mortal y el VIH en 1984 como su supermaligna causa, sin que previamente hubiese habido ni publicaciones científicas ni congresos de especialistas, ni debate alguno que avalasen lo que unos cuantos influyentes norteamericanos, situados en instituciones clave, hicieron decir a los medios de comunicación.

Una historia del sida aún por escribir probablemente mostraría que se rompieron todas las reglas que hasta entonces habían presidido el método científico y a los usos de la comunidad científica internacional.

Ya que no antes, desde el momento en que se sabe que hay corrientes críticas debería aparecer la necesidad de un debate. De hecho, un doble debate: uno científico y otro público.

Al científico porque la especialización de algunos aspectos de la cuestión exige que los expertos se confronten. Pero la experiencia en el tema sida indica que si no hay una presión pública, los expertos oficialistas se mantienen en sus casillas y utilizan el poder para marginar e incluso reprimir a quienes no aplauden o no callan.

Pero, sobre todo, hay el riesgo de que un debate científico se eternice, en particular si hay grandes intereses económicos por en medio. Y mientras, casi dos centenares de miles de españoles y millones de seres humanos en todo el mundo están padeciendo la pesadilla de ser supuestamente portadores de un virus cuya existencia (y no ya sólo cuya culpabilidad) está siendo puesta en entredicho por científicos cualificados. Diario 16 se ofrece ya como un foro para el «DEBATE S.I.D.A.» con la esperanza de abrirlo a toda la sociedad y de contribuir así a terminar lo antes posible con el sida. Y el primer tema a tratar es el decisivo y que ordena a todo el resto: la propia existencia de lo que desde 1984 se presenta como la causa del sida, es decir, el supuesto virus o, mejor retrovirus que se acabó conociendo como VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana). El debate, a partir de esta breve introducción, queda abierto. 


Negar la existencia del VIH no significa decir que no haya sida.

La información oficial ha insistido tanto desde 1984 en que eso llamado VIH es la causa de eso llamado sida, y ha creado, intencionada pero injustificadamente, tanto miedo en torno a uno y otro, que ha generado una fuerte asociación inconciente entre ambos. Esto hace que automáticamente muchas personas reaccionen disgustados al oir que hay quienes negamos la existencia del VIH. Lo que les llega es que negamos la existencia del sida, aunque en absoluto sea esto lo que decimos. Y entiendo que incluso salten agresivamente si familiares o amigos han muerto presentados como víctimas del VIH y han engrosado la estadística de los etiquetados como «muertos de sida».

Preciso, pues, que consideramos que el sida existe pero no en tanto que enfermedad viral sino en tanto que invento socio-político-económico-científico-médico-religioso-moral ístico-mediático-racista destructivo puesto en marcha conscientemente en 1981 en los USA. Por esto decimos desde hace más de tres años que en realidad el sida no es una enfermedad a tratar sino una construcción a desmontar, e invitamos a actuar para lograrlo en el menor tiempo posible (¿un par de años?). Y aclaro que lo que sí debe tratarse con medicamentos y medios no agresivos son las 29 enfermedades hoy en día tapadas bajo la etiqueta de sida, así como la energía-deficiencia, más que inmuno-deficiencia, que suele subyacer.

Pero todo esto, y más, será abordado en los próximos «DEBATE S.I.D.A.»

Lluís Botinas.Lluís Botinas. 


«¿Dónde están las pruebas?».
Botinas afirma que «el invento sida no tiene ningún fundamento ni rigor científico».

Diario 16: ¿Qué titulación tiene Ud. y cuál es su experiencia en el campo del sida?.

Lluís Botinas: Soy licenciado en Económicas y Doctorado en Sociología. Desde hace casi siete años, y en tanto que director de la asociación C.O.B.R.A., he acumulado una experiencia sobre el SIDA probablemente única en el mundo. He dado unas 400 conferencias, he estado en contacto directo con más personas etiquetadas y allegados que ningún médico hospitalario o responsable de sanidad, he ido conociendo los trabajos de las diversas corrientes críticas, y hemos traído a Barcelona a tres de los principales investigadores: los Drs. Lanka (biólogo alemán), Kremer (Médico alemán) y Hässig (inmunólogo suizo). Soy el representante en España del Dr. Lanka. Y miembro del Consejo de Asesores de la revista británica Continuum, que es hoy la número uno mundial para conocer estas investigaciones.

¿Y a qué conclusión ha llegado?.

A que la explicación oficial sobre el sida es totalmente insostenible. Y quiero subrayar que cuando comenzamos hace siete años nos creíamos toda la versión oficial. Pero, paso a paso, la experiencia y la documentación acumuladas nos hicieron poner interrogantes cada vez mayores, hasta llegar a una comprensión totalmente diferente. Ha sido un proceso largo. Y también doloroso, pues sé muy bien los males de estómago y otros que acarrea el darse cuenta de que es erróneo aquello en lo que creías. Pero como no nos paga nadie, si apareciesen las pruebas que pedimos, cambiaríamos de nuevo las posiciones.

¿Cómo resumiría los pasos del cuestionamiento que han hecho?.

Explicándolo desde lo último aprendido, de la siguiente manera. El VIH no existe: las investigaciones del Dr. Lanka lo demuestran. Pero supongamos que el VIH sí que existe. Entonces resulta que el VIH hamás ha sido aislado: los trabajos del equipo de la Dra. Papadopulos (Australia) lo demuestran. Pero supongamos que el VIH existe y que además ha sido aislado. Entonces resulta que los tests mal llamados del sida no tienen fiabilidad alguna: otros trabajos de dicha Dra. Papadopulos lo demuestran. Pero supongamos que el virus existe, que ha sido aislado y que además los tests son totalmente válidos. Entonces resulta que el VIH es inofensivo: los trabajos del Dr. Duesberg (USA) y muchos más, lo demuestran. Pero, supongamos que el VIH existe, que ha sido aislado, que los tests son válidos y que además el VIH es lo maligno que se dice oficialmente que es. Entonces resulta que hay tratamientos infinitamente mejores que los venenos que se están dando en los hospitales, es decir, hay investigadores y terapeutas (con titulación o sin) que, trabajando sobre la base de la hipótesis oficial VIH=SIDA, han confeccionado tratamientos mucho más eficaces que los hospitalarios. Luego consideramos llegada la hora de proponer decididamente el objetivo de llegar al año 2.000 no con el sida crónico del que hablan los oficialistas más avanzados, sino habiendo desmontado el sida.

Pero si el VIH no existe, todo el sida se derrumba...

Así es. Podemos responder a los oficialistas en cualquier nivel, pero lo primero que les pedimos es que prueben la existencia del VIH. Por esta razón convocamos el pasado 26 de noviembre el Premio Internacional «¿Existe el VIH?». Y también el Accésit «¿Es el VIH la causa del sida?», a fin de subrayar que aún suponiendo que el VIH hubiese sido aislado, no hay prueba alguna de que sea el causante del sida.

En realidad, el propio Dr. Montagnier tiene una posición vacilante al respecto.

Luc Montagnier.Es cierto. Su artículo de 1983 donde afirma haber aislado un nuevo retrovirus, acaba diciendo: «Falta ver cuál es su papel en la etiología del sida». Además, ya en 1990 formuló su hipótesis de los cofactores: puesto que el VIH por sí sólo no puede matar célula alguna, es preciso que haya otro factor que actúe al mismo tiempo sobre la misma célula. Sin embargo, los oficialistas siguen repitiendo que el VIH mata las defensas, las neuronas,...

Entonces, ¿quién postula la existencia del VIH y que sea la causa del SIDA?.

El más veterano que queda es el Dr. Gallo. Y resulta que en los EEUU fue condenado tras varias investigaciones, tuvo que dejar de trabajar en el sector público y ahora «investiga» en un laboratorio que le ha montado la industria farmacéutica. Quedó claro que había robado el retrovirus de Montagnier. Pero el tramposo científico Dr. Gallo conserva fuera de los EEUU una mal ganada fama que hace que se le siga rindiendo honores, como ofrecerle la conferencia inaugural del IV Congreso Nacional de Sida celebrado en Valencia, o presentarlo como la figura estelar de un curso organizado por La Caixa en Barcelona estos dias.

Rafael Nájera.Y luego quedan los científicos y médicos que se han montado sobre el tren del sida ya en marcha. Tienen fe en que sus «maestros» hicieron bien su trabajo y se limitan a repetir las instrucciones que les dan los manuales de virología o los de los laboratorios que fabrican los tests, aparatos, etc. Y leen y citan artículos científicos de cuarta, quinta o sexta generación en los que se da por supuesto que ya fue demostrado a principios de los ochenta que el VIH existe y es causante del sida. En el reportaje «Sida: la duda», cuya censura el Dr. Nájera logró imponer a TVE, el Premio Nobel Dr. Mullis explica que se hizo disidente cuando buscó las referencias originales para la frase «el VIH es la probable causa del sida», y no logró encontrarlas aunque llegó a preguntárselo al propio Dr. Montagnier.

El Dr. Gallo va a estar el miércoles en Barcelona.

Sí, está programado que dé una conferencia precisamente sobre «El descubrimiento de los retrovirus y del VIH». Es el momento adecuado para pedirle las pruebas de que el VIH ha sido aislado.

¿Cuáles son estas pruebas?.

Robert Gallo.Las que el Dr. Lanka explicaba en su entrevista y que están contenidas en las bases de los Premios que están convocados. Ningún requisito se había cumplido cuando el Dr. Gallo lanzó en 1984 la noticia al mundo. Ni después.

Luego, ¿es el Dr. Gallo el máximo responsable del sida?.

No lo considero así. Si el Dr. Gallo consiguió fama y dinero fraudulentamente fue porque otros habían inventado en 1981 el sida. Hay que precisar qué puñado de políticos, científicos, ejecutivos, periodistas,... norteamericanos decidieron lanzar el sida, y porqué lo hicieron. Y hay que conseguir que rindan cuentas...

¿Cómo lograrlo?.

Poniendo entre la espada y la pared a todos los que tienen responsabilidad en este engaño. Una etiquetada me contaba el otro día que se encontró a su médico en una tienda y le preguntó si se había leído el material informativo de la asociación que le había pasado en la última visita. El médico respondió con el consabido No he tenido tiempo. Y la mujer le contestó: Pues espabila, porque no te quedan muchas oportunidades más. Cuando desmontemos el sida, cada cual tendrá que rendir cuentas por su comportamiento. Hasta ahora tenías la excusa de no conocer otra información que la oficial y en todo caso tu responsabilidad era por omisión, es decir, por no buscar otros planteamientos aunque se te morían todos en el hospital.

Pero ahora sí tienes otra información. Y ves lo bien que me ha sentado a mi, mi buena evolución. En la próxima visita quiero que me des tu opinión, y con argumentos. No te voy a aceptar ni que no has tenido tiempo ni evasivas ni descalificaciones no fundamentadas. Y pronto muchas personas etiquetadas van a hablar así a sus médicos, con lo que el cambio va a acelerarse. Y a su vez los médicos van a pedir responsabilidades cada cual al eslabón superior de la jerarquía. Y los responsables administrativos y políticos a sus asesores científicos. Y los segundones de la llamada comunidad científica internacional, a los más importantes. Y éstos a los superespecialistas. Y éstos a los políticos y a los ejecutivos que los dirigen y contratan. Y los de cada país a los de los USA, porque fue allí donde se inventó el sida. Y los culpables van a tener que rendir cuentas...

No parece fácil...

No se sabrá mientras no se haga. En realidad, se trata de algo tan sencillo como dejar de creer que las cosas están claras y, por el contrario, pedir pruebas.

Pedir las pruebas al Dr. Gallo personalmente el miércoles quienes tengamos oportunidad de hacerlo. Y pedir las pruebas al representante del Dr. Gallo correspondiente que cada cual tenga a su alcance. Y enviar cartas, fax, etc., a los medios de comunicación, a los partidos, a los parlamentarios, a las autoridades, etc., pidiendo las pruebas científicas de la existencia del VIH. Y que rápidamente empiecen a exigirlas a los EEUU... 


¿Qué es y qué hace C.O.B.R.A.?.

C.O.B.R.A. es una asociación sin ánimo de lucro creada en 1990. Su objetivo es recoger, elaborar y difundir información acerca de actitudes, enfoques y tratamientos que podrían preservar la salud, o ayudar a recuperarla, a cualquier persona. Sin embargo, están siendo silenciados por razones de poder, prestigio, dinero, etc. Los dos campos en que más se ha profundizado son cáncer y, sobre todo, sida. Actualmente, el contenido que corresponde mejor a estas siglas es el de Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada. La asociación no recibe subvención oficial ni comisiones de nadie. Este es el primer criterio ético que ha presidido nuestro funcionamiento y garantizado nuestra independencia. El segundo fundamental: no pagar publicidad. Nuestras fuentes de ingresos sistemáticos son las cuotas de nuestros socios y la venta de información, que aún no son suficientes como para cubrir nuestro presupuesto. Y menos para poder investigar, publicar, etc., todo aquello que consideramos sería necesario hacer. 


Hoy en día todo el mundo sabe que el Dr. Luc Montagnier está oficialmente considerado el primer y único descubridor (aunque sería más riguroso decir inventor) del VIH, puesto que se aclaró y demostró que el Dr. Robert Gallo le robó el invento a fin de venderlo, respaldado por el gobierno de los Estados Unidos y sus compañías farmacéuticas, a un público espantado, como su VIH en la bien conocida conferencia de prensa del 23 de abril de 1984 (el mismo día, ¡oh, casualidad!, patentaba un test aún por confeccionar pero que le representan más de cien mil dólares anuales). Por esto no hay diferencia alguna entre analizar el artículo del Dr. Montagnier o el del Dr. Gallo sobre sus virus para ver que nada fue aislado y que, por lo tanto, ningún virus estaba presente. Según el biólogo Stefan Lanka, en lo básico, informaron exactamente sobre lo mismo. 
«Gallo y Montagnier no aportan pruebas».
El doctor Lanka analiza y desmonta los artículos científicos de los «padres» del VIH.

Madrid/D16.-El propio Dr. Gallo escribió el 27-9-83, medio año después de haber visto la publicación del Dr. Montagnier y de haber conseguido su material infectado: «...nunca he visto el virus descrito por Montagnier, y supongo que tiene una mezcla hecha a partir de dos. Por otra parte, algunos de sus datos son interesantes pero no son en absoluto concluyentes». Tras leer esto, queda claro que no hay nada en ambas publicaciones, y podríamos detenernos aquí. Explicar cómo engañaron facilita detener el innecesario sufrimiento y muerte de las personas estigmatizadas como seropositivas o, en su caso, como sida.

Resultará fácil, a quien lo quiera, actuar para desmantelar el SIDA cuando sepa lo que sigue.

En el tiempo en el que se inventó el VIH, era bien conocido por todo biólogo que un mecanismo biológico especial, la retranscripción de la forma de molécula genética mensajera (ARN) en la forma de molécula genética (ADN), ocurre en todas las células vivas. Pero en los laboratorios ocurre en mucha mayor proporción en algunas células cancerosas.

Sorprende que en aquel momento ningún investigador serio leyese ni criticase lo que hicieron Gallo y Montagnier: mezclaron células cancerosas, que se sabía que producían grandes actividades de retranscripción, con células de personas etiquetadas como sida, y ello precisamente con la finalidad de detectar la lógica alta actividad de retranscripción y proclamarla como prueba de la detección y el aislamiento (ambas cosas al mismo tiempo) de un nuevo virus. Pusieron un signo igual entre «detección del bien conocido efecto de retranscripción» y «existencia de un nuevo virus» y proclamaron que esto tenía algo que ver con las personas cuyas células usaron, diciendo que estaban infectadas... porque sus células habían sido coutilizadas en estos extraños experimentos. ¡Esto es lo que hicieron!

¿Cómo puede una persona que piense normalmente utilizar en tubos de ensayo células cancerosas, mezclarlas con células normales (además, introduciendo productos químicos agresivos altamente estresantes) y finalmente proclamar que los resultados indican algo de la persona o de sus células?

Y, además, nunca aislaron un virus ni demostraron su existencia.

Nunca mostraron la foto de un virus aislado, sino de partículas celulares utilizadas por las células para tareas de importación y exportación (por esto algunos pies de foto reconocen que se trata de secciones ultrafinas). Ni siquiera mostraron nunca una foto del VIH en la sangre de personas etiquetadas (incluso si se dice desde enero de 1995 que el VIH, al contrario de lo afirmado hasta entonces, se encuentra por billones). Nunca mostraron una foto de las proteínas del virus y por lo tanto no saben cuales son, aunque afirman, sin dar explicación alguna, que producen suficientes proteínas para ser usadas en los tests del sida que venden por todo el mundo. Lo mismo ocurre con el material genético del supuesto VIH.

No hay otra cosa que el secreto acuerdo entre los políticos, investigadores y periodistas implicados en presentar como sida una mezcolanza de varios estados de mala salud causados por la profesión médica cuando va más allá de las fronteras de la vida.

La forma más rápida de terminar con la perniciosa idea de VIH, que fue introducida en 1984 como una explicación pseudoracional del sida inventado en 1981, es entrar en los detalles más precisos y exactos del aislamiento del VIH, los cuales, por razones demasiado obvias, no se encuentran en las publicaciones originales de Gallo o Montagnier sino, por ejemplo, en el último manual de virología. Allí encontrarán, para detectar y aislar el VIH, la receta que estamos analizando conjuntamente. Recuerden que el modelo del VIH postula que dentro del virus estaría la información genética (en forma de molécula genética mensajera) y el catalizador biológico que permitiría realizar la retranscripción de la molécula genética mensajera (ARN) en la molécula genética (ADN), lo cual se dice que es la cosa más importante en el proceso de infección por VIH.

Entonces tendrán la gran sorpresa de ver que la receta exige, sin explicación alguna, el explícito uso de una molécula genética mensajera artificial en lugar de la natural, la cual debería estar presente si el virus existiese. Precisamente se afirma que si esta molécula genética mensajera artificial es retranscrita en una molécula genética, entonces el VIH está presente y, al mismo tiempo, ha sido aislado. Así, establecen un signo igual entre presencia de retranscripción, que hoy en día todo biólogo sabe que es un mecanismo de curación -especialmente en células cancerosas, en las que hay una gran cantidad de reacciones anormales en marcha y, en consecuencia, una gran necesidad de reparaciones-, y existencia de un nuevo virus absolutamente mortal.

Cuando se profundiza en las lecturas, aparecen aún más contradicciones. Pero no entraré ahora en explicarlas a quien lo desee. Incluso a los propios investigadores oficiales, que las presentan como algunos de los extraños comportamientos que atribuyen al VIH. Y, eso sí, piden más dinero para poder investigar este virus siempre más cambiante y misterioso.

Conclusión:

Montagnier y, sobre todo, Gallo, atemorizaron a todo el mundo con su detección de un mecanismo de reparación del ADN celular pero que presentaron como el aislamiento de un nuevo virus. Esto tuvo la grave consecuencia de administrar medicación altamente tóxica (la quimioterapia más fuerte jamás utilizada) presentada como antiviral, que finalmente acaba matando. Y todo por dinero y por prestigio. Y, por ahora, se mantienen aferrados a sus concepciones obviamente erróneas.

Es necesario y urgente iniciar acciones legales contra esta gente irresponsable cuando insisten en afirmar la existencia del VIH o, aun peor, proclaman que es criminal que expliquemos estos hechos y digamos la verdad de que nunca ha habido un VIH.

Fue muy fácil en Alemania acabar con el primer juicio del mundo en el que se acusaba de asesinato por supuesto contagio por sangre con VIH. La forma de hacerlo fue pedir al tribunal y a los fiscales que los especialistas del sida fuesen obligados a repetir sus opiniones sobre el VIH y el sida bajo juramento, sabiendo que mentir bajo juramento está castigado con un mínimo de un año de cárcel. Ni uno declaró, por lo que la sentencia final, hecha pública este 24 de febrero, es totalmente exculpatoria. Desde entonces, y por una sentencia de un tribunal alemán, el VIH ya no es un virus mortal ni amenazador para la vida. ¿Cuando seguirán este camino España y el resto del mundo? 


Bibliografía:
Premio Diario 16.
¿Existe el VIH?.

Se concederá un premio dotado con 1.000.000 de pesetas a quien aporte las revistas científicas, documentación, experimentos, etcétera que prueben concluyentemente que existe el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), considerado como causante del SIDA.

Además, la asociación COBRA (Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada) ofrece 750.000 pesetas con el mismo fin. La revista inglesa Continuum otorga desde diciembre de 1995 un premio de 1.000 libras esterlinas, y la asociación alemana MUM otro de 1.000 marcos alemanes con el mismo objetivo. Naturalmente, estas cantidades se sumarían y se entregaría el total a quien aportase las pruebas arriba mencionadas.

Accésit.
¿Es el VIH la causa del SIDA?.

Se concederá un accésit de 250.000 pesetas a quien -virólogo, investigador, biólogo, médico, analista, periodista, político, funcionario...- aporte las revistas científicas, documentación, experimentos, etcétera que prueben concluyentemente que el VIH es la causa del SIDA.

Criterios a cumplir.

El criterio aplicado para afirmar la existencia de todo virus real ha consistido en demostrar que ha sido aislado, para lo que hay que cumplir los siguientes tres requisitos: Primero: Presentar las cuatro fotografías preceptivas: el virus en el interior de células, del virus sin absolutamente nada más en la foto (en especial, ningún orgánulo ni ninguna partícula intracelular ni «partícula semejante-a-virus» pertenecientes a la célula que lo contenía y de la que debe ser separado), de las proteínas de la envoltura del virus y del ácido nucleico del virus. Segundo: Mostrar que se han realizado los también preceptivos múltiples ensayos de control: si de tejidos infectados se han obtenido las cuatro fotografías mencionadas, del mismo tipo de tejidos pero no infectados y actuando en paralelo, es decir, haciendo exactamente las mismas operaciones con los mismos productos en las mismas concentraciones a las mismas temperaturas y en los mismos tiempos, no hay que obtener nada en las fotos finales que coincida con lo que está en las cuatro anteriores fotos del virus. Tercero: Haber publicado en revistas científicas adecuadas (por ejemplo Virology) los resultados que se van obteniendo, a fin de que otros científicos puedan realizar los mismos experimentos y verificar que son correctos. Hay, pues, que aportar las pruebas de que estos tres requisitos se han cumplido para el VIH.

Pero puesto que oficialmente se dice que el VIH es un retrovirus, otro criterio sería cumplir los requisitos menos exigentes acordados en un encuentro celebrado en el Instituto Pasteur en 1973. Son los siguientes:

  1. Cultivo de tejido supuestamente infectado.
  2. Purificación de especímenes por centrifugación en gradiente de densidades.
  3. Micrófagos electrónicos de partículas que muestren las características morfológicas y dimensiones (100-120 nM) de las partículas retrovirales en densidad de sucrosa de 1,16 gm/ml, y que no contengan nada más, incluido partículas de otras morfologías o dimensiones.
  4. Prueba de que las partículas contienen transcriptasa inversa.
  5. Análisis de las proteínas y del ARN de las partículas, y prueba de que son únicos.
  6. Demostración de que lo obtenido en los puntos 1 a 5 es propiedad solamente de los tejidos considerados infectados y no puede ser inducido en los cultivos de control. Éstos son cultivos idénticos, es decir, tejidos obtenidos de personas similares enfermas, y cultivados en idénticas condiciones, con la única diferencia de que se supone no están infectados por un retrovirus.
  7. Prueba de que las partículas son infecciosas, es decir, de que si se introducen partículas PURAS en cultivos o animales no infectados se obtienen partículas idénticas como resultado de aplicar los pasos 1 a 5.
Se trata, pues, de presentar la documentación que muestre que estos siete pasos se han realizado para el VIH.

Hay que presentar la documentación conteniendo los artículos científicos que demuestren rigurosamente que el VIH es la causa del SIDA. En particular, presentar las referencias originales que puedan ponerse como demostración de la frase: «El VIH es la causa del SIDA».

Tribunal.

Consideramos lógico que esté constituido por los principales representantes de la versión oficial, que todo el mundo considera son los doctores Gallo y Montagnier, y los principales representantes de la postura crítica, que consideramos son los doctores Papadopulos y Lanka.

Plazo de presentación.

Estas pruebas deberán presentarse en DIARIO 16 (Basauri, 17. 28023 Madrid) antes del 31 de julio de 1997.


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