Presentado pero no publicado. Jueves, 31 de julio de 1997.
Desmontar el SIDA, 9.

¿Más heterosexuales? ¿Más mujeres?.
Lluís Botinas.Lluís Botinas.

De nuevo las «autoridades del SIDA» nos han hecho llegar datos oficiales. Y se insiste en que «el contagio heterosexual crece a fuerte ritmo» y ya es del 16,6%, y en que «adquiere especial relevancia en las mujeres, el 32%». Pero que haya hoy proporcionalmente más nuevos «casos de SIDA» en heterosexuales y en mujeres, en absoluto demuestra que haya «más transmisión heterosexual del (inexistente) VIH». Es tan sólo resultado de las propias reglas de juego oficiales del «SIDA». Dicho de otra forma, se trata de un artefacto estadístico. Veámoslo.

Aceptemos la versión oficial según la cual «el VIH existe», «el VIH es la causa del SIDA», y «los tests son fiables al cien por cien». Y quede claro que en España sólo se puede llegar a ser un «caso de SIDA» si se da positivo a los test-chapuza mal llamados «pruebas del SIDA».

Robert Gallo.El asesino invento del SIDA se efectuó en 1981 para los homosexuales a partir de su fracción promiscua. Luego saltó a los drogadictos y posteriormente rebotó a los hemofílicos. En 1984 el Dr. Gallo inventa su supuesta causa, el «retrovirus VIH». En 1985 se empieza a aplicar en gran escala unos tests-chapuza que son presentados como capaces de detectar con total fiabilidad sí ha habido o no infección por el fantasmagórico «VIH». Y sólo a partir de entonces el «SIDA» comienza a extenderse en cuentagotas fuera de los mencionados tres grupos de riesgo (riesgo no de infectarse por el inexistente «VIH», sino de meterse en el cuerpo cantidad de cosas raras -incluidas el 99,7% de proteínas extrañas que acompañaban al factor VIII que reciben los hemofílicos- que hacen generar gran cantidad de anticuerpos y trastocan las defensas).

Entre 1985 y, digamos, 1990, casi todos los miembros de las tres subpoblaciones formadas por homosexuales, drogadictos y hemofílicos se (o les) hicieron las «pruebas del SIDA». La mayoría tuvo la suerte de dar negativo y, como cualquier hijo de vecino, lleva adelante su vida lo mejor que puede. De la minoría que tuvo la desgracia de dar positivo en la ruleta rusa de los «tests del SIDA», la mitad ya han muerto por el terror psicológico-social y por el envenenamiento médico de que fueron inmediatamente víctimas.

Desde, digamos, 1991, ¿quienes fueron, y van, cada año en cantidad relativamente mayor a hacerse las «pruebas del SIDA»? Miembros del resto de la población, es decir, heterosexuales no-drogadictos y no-hemofílicos. Y cuantos más van a hacerse los tests del SIDA, más tienen la desgracia de que esta chapuza les dé positivo, y se convierten automáticamente en portadores (no de un virus que no existe sino) de la etiqueta de «seropositivo». Y una parte de estos «seropositivos» heterosexuales (no-drogadictos y no-hemofílicos) se convierten, por el mal trato social y médico, unos años después en los nuevos «casos de SIDA». He aquí, a mi entender, la explicación de este supuesto «aumento constante de SIDA transmitido por vía heterosexual» que los expertos oficia1es del «SIDA» detectan laboriosamente año tras año los últimos años...

Pero resulta que entre los homosexuales masculinos, por definición no hay mujeres; entre los hemofílicos, por biología (casi) no hay mujeres; y entre los drogadictos, por hábitos sociales hay muchas menos mujeres que hombres. Sin embargo, entre los heterosexuales, las mujeres constituyen la mitad. Luego cuanto relativamente más nuevos «casos de SIDA» heterosexuales haya, proporcionalmente habrá mayor número de mujeres. He aquí, a mi entender, la explicación de este supuesto «aumento constante de SIDA transmitido por vía heterosexual en las mujeres» que los expertos oficiales del SIDA detectan laboriosamente año tras año los últimos años...

¿Para cuando el debate pedido?.

Lluís Botinas es coordinador de la asociación COBRA.

Las siete columnas anteriores aparecieron en Diario 16 los días 16, 21 y 27 de marzo, y 1, 5, 9 y 27 de abril de 1997. Otra fue entregada el 23 de abril de 1997, pero no fue publicada.


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