Diario 16. Jueves, 27 de marzo de 1997.
Desmontar el SIDA, 3.

Falso SIDA.
Lluís Botinas.Lluís Botinas.

«El Institut Català de la Salut deberá pagar 40 millones por contagiar el SIDA aun paciente». Titulares similares aparecen de vez en cuando en los últimos años. Pero en esta ocasión la Información daba detalles suficientes como para poder demostrar que los hechos por si solos no demuestran nada, sinoque todo depende de los criterios para interpretarlos.

Los datos fundamentales que aparecen son:

  1. la víctima «se sometió a una artroscopia de rodilla el 7 de febrero de 1983»;
  2. el 16 de febrero de 1983 «reingresa con problemas de circulación»;
  3. el 2 de marzo de 1983» se le da de alta pero reingresa a los pocos días «por mala coagulación»;
  4. «al cabo de unas semanas se le diagnostica hepatitis viral aguda»;
  5. «en 1986 se le diagnostica hepatopatía crónica que degeneró en cirrosis hepática, con lo que era necesario un transplante de hígado, que se suspendió cuando se descubre que estaba infectado por el virus VIH»;
  6. «al conocer que era portador del SIDA entró en estado de depresión reactiva profunda, con gran sufrimiento y abatimiento. Falleció por cirrosis hepática el 20 de junio de 1990.
La sentencia menciona «la causalidad entre la transfusión de productos hemoderivados y su infección por virus de la hepatitis C y del SIDA». Esto parece explicarlo todo porque oficialmente los tests son considerados fiables y se cree que el VIH existe y es mortal.

Pero hay otra posible interpretación de lo ocurrido:

  1. si la artoscopia le produjo mala circulación es que fue mal hecha;
  2. por esto se le hizo tomar fármacos que le ocasionaron mala coagulación;
  3. contra ella se le administraron transfusiones que le intoxicaron el hígado;
  4. se le diagnosticó hepatitis viral C sin prueba alguna de que este virus existiera;
  5. se le trató la supuesta hepatitis C con medicamentos que pueden producir cirrosis;
  6. en 1986 se le sentenció a muerte por SIDA por haber dado positivo en unos tests que son una chapuza, y no sólo porque el VIH no existe;
  7. esto le produjo un «estado de depresión reactiva profunda, con gran sufrimiento y abatimiento», lo cual mata;
  8. se le administró durante cuatro años un veneno tendencialmente incompatible con la vida a medio plazo, porque impide la división celular.
No 40 sino 4.000 millones de indemnización deberían ser pagados a la viuda de este muerto aunque no sirvan de compensación. Pero pagados por los laboratorios, que venden tests erróneos que condenan a muerte y medicamentos venenosos que ejecutan la sentencia...

Lluís Botinas es coordinador de la asociación COBRA.


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