Guía para la PCR1.
(Polimerasa Chain Reaction: Reacción en Cadena de la Polimerasa).
Cómo actúa la PCR y porqué no puede ser utilizada como prueba de infección por VIH ni para medir carga viral alguna.
Por Christine Johnson2.

«La versión Biotecnológica de la fotocopiadora Xerox»: así llamaba la revista Forbes a la PCR. Esta técnica revolucionaria permite a los científicos tomar una muestra que contenga solamente una mínima cantidad de ADN y replicar esta secuencia hasta conseguir millones de copias, en lugar de las una o dos originales.

Kary Mullis.El Dr. Kary Mullis, inventor de la PCR y miembro del consejo asesor de HEAL3, de Los Ángeles, ganó el premio Nobel de Química en 1993 por su invento, que se ha hecho rápidamente indispensable para cualquier laboratorio de genética. La PCR también es conocida como la técnica utilizada en los laboratorios de criminología para obtener las «huellas dactilares del ADN». Anteriormente los científicos veían dificultada su labor por el hecho de tener que estudiar ADN sólo disponible en minúsculas cantidades (tales como el ADN contenido en unas gotas de sangre o semen dejadas en la escena del crimen, o en muestras de sangre de personas con SIDA, que sólo contenía una pequeña porción de VIH).

Es irónico que una de las primeras aplicaciones de la PCR fue detectar el VIH, considerando que Kary Mullis no cree que su invento sea capaz de realizar este trabajo. Mullis afirma que el problema es que la PCR es demasiado eficaz, por lo que amplificará cualquier ADN que se encuentre en la muestra, indistintamente de que dicho ADN pertenezca al VIH o a un contaminante4. Y ¿cómo se decide qué parte del material amplificado pertenece al VIH y qué parte al (o a los) contaminante(s)5, si no se puede detectar el VIH en la muestra sin utilizar la PCR?

Uno de los argumentos mayores contra la hipótesis VIH=SIDA es que cuando se utilizan métodos tradicionales de detección de virus, el VIH nunca ha sido hallado en cantidades significativas en personas con SIDA. Los cultivos de virus, por ejemplo, han sido adecuados para detectar la presencia de otros virus, pero no para el VIH. ¿Por qué no?

De acuerdo con el biólogo molecular Bryan Ellison, «la forma tradicional de aislar un retrovirus implica poner plasma sanguíneo en un cultivo de células y hacer crecer el cultivo durante un par de semanas. Si hay algún virus en la sangre, éste infectará las células y se multiplicará. Si no lo hay, no las infectará. Esto es una técnica estándar y antigua desarrollada por los «clásicos» de la retrovirología». No obstante, cuando se usa un cultivo de virus para detectar el VIH, éste nunca se ve o incluso ni se le busca en los cultivos. Su presencia se mide por métodos muy indirectos, como las pruebas para la detección de la transcriptasa inversa o de la proteína p24; pero ninguna de ellas es específica para el VIH. Los métodos indirectos no serían necesarios si para empezar estuviera presente una cantidad significativa de VIH.

En otras palabras: si se hallara presente una cantidad significativa de VIH, las técnicas reconocidas de laboratorio deberían ser capaces de encontrarlo, pero no lo encuentran. Y ahora se necesita no sólo la PCR, sino continuas modificaciones y mejoras de la misma para encontrar el VIH.

Así es como apareció la idea de «carga viral», inspirada en dos avalanchas de artículos científicos que afirman que el VIH está en realidad muy ocupado replicándose por miles de millones. Ya al principio hubo artículos que afirmaban que el VIH se «escondía en los nódulos linfáticos6», y más recientemente insisten en ello los artículos de Ho y Wein7. Los últimos estudios básicamente intentaban medir «la carga viral» en un punto dado, después de lo cual se administraban medicamentos «antivirales» al paciente. Se supuso que los medicamentos evitaban la replicación de cualquier VIH nuevo, y consecuentemente la carga viral debía disminuir. No obstante, en unos días el virus restante mutaría a una forma resistente a los medicamentos, y en unas semanas la carga viral volvería a los niveles anteriores al tratamiento. Aplicando una fórmula matemática a esta dinámica, supuestamente se determinó el ritmo a que el virus se replica.

De esta forma nació lo que llamó «la teoría del naufragio de la cocina del Dr. Ho». Según el Dr. Ho, cada día se forman miles de millones de copias del VIH, que infectan miles de millones de células T4. Estas células T son destruidas no por el VIH sino por el sistema inmunitario. Son reemplazadas cada día, pero al cabo de los años el sistema inmunitario pierde terreno y al final gana el VIH. Este proceso fue comparado a un naufragio por brecha abierta en el casco, con el agua entrando por una abertura (las nuevas células T que son producidas) en una cantidad ligeramente inferior a la que sale (las células T que son destruidas).

Está fuera del alcance de este trabajo hacer una crítica exhaustiva de estos estudios, y además esto ya ha sido realizado en otros lugares8,9. Es mucho más importante señalar que todos los estudios sobre la carga viral se basan en la PCR y otras técnicas derivadas de ella. La presente guía desacredita a la PCR como método adecuado para determinar la infección por VIH, creando dudas sobre cualquier conclusión acerca del VIH que se haya sacado basándose en la técnica PCR.

El propósito de esta guía es familiarizar al lector en el funcionamiento de la PCR y en las críticas a esta técnica aplicada a la detección del VIH. En primer lugar, es importante comprender los fundamentos de cómo está estructurado a nivel molecular el ADN y cómo hace copias de sí mismo durante la división celular normal. Los estudiosos serios de la controversia VIH=SIDA encontrarán este material de gran ayuda para comprender algunos trabajos de los científicos disidentes, tales como Peter Duesberg, Harvey Bialy y Eleni Eleopulos10.

Nociones básicas sobre el ADN.

La PCR aprovecha ciertas propiedades fundamentales del ADN. El ADN (lo mismo que el ARN) es un ácido nucleico, y los ácidos nucleicos se componen de «bloques constituyentes» llamados nucleótidos. El ADN existe como dos hebras complementarias en forma de doble hélice (dos espirales entrelazadas). Cada una de estas hebras está hecha de muchos nucleótidos conectados uno al siguiente para formar una larga cadena de ADN. La molécula de nucleótido tiene tres partes diferentes: el fosfato y el azúcar, que forman la columna vertebral o estructura en forma de cinta o hebra en la imagen, y la base. Hay cuatro tipos diferentes de bases: A, T, C y G (Adenina, Timina, Citosina y Guanina). Estas bases están enganchadas a las columnas respectivas, cada una enrollada generándose la conocida forma de doble hélice.

Las bases de una hebra se unen a las bases de la otra hebra, y esto da al ADN su estructura estable de doble hélice. (Véanse las dos hebras como las dos cintas de unas zapatillas nórdicas que se enroscan a lo largo de la pierna).

La naturaleza diferente del código del ADN de un organismo depende del orden o secuencia de las bases a lo largo de la cadena de ADN.

Replicación del ADN:
Cada hebra desenroscada hace una copia de la otra hebra, incorporando nucleótidos del medio entorno, de acuerdo con la regla del emparejamiento complementario de bases.

Existen reglas especiales en la manera como unas bases forman enlaces químicos con otras bases: Una A sólo se unirá a una T, y una C sólo se unirá a una G, y viceversa. La base en una hebra se une a la base correspondiente en la otra hebra constituyendo lo que se llama «un par de bases complementarias». Esta ley de emparejamiento de bases complementarias es la que otorga al ADN su habilidad para replicarse exactamente a sí mismo.

Cada vez que se divide una célula, tiene que hacer una determinada copia de su ADN de manera que finalmente resulten dos ADN exactamente iguales, uno para cada célula resultante de la división. Para realizar esto, la doble hebra de ADN primero se «desenrosca» en dos hebras separadas. Cada una de las hebras sirve como plantilla o modelo a partir del cual se va conformando su respectiva nueva hebra complementaria. (Así, la hebra +1 sirve de modelo para hacer una nueva copia de la hebra +2, y viceversa).

Cada hebra simple comienza a constituir su hebra complementaria incorporando a ella sucesivamente los nuevos bloques constitutivos o nucleótidos que toma del medio circundante de acuerdo con la ley del emparejamiento de bases complementarias. Es decir, frente a una A disponible en una hebra individual se situará siempre un nucleótido T (y viceversa), frente a una C vendrá siempre una G (y viceversa), y así sucesivamente hasta que toda la hebra opuesta sea completada. Lo mismo, aunque en sentido contrario, ocurrirá en la otra hebra simple. Al final de este doble proceso, resultan dos pares de hebras dobles enroscadas (una hebra anterior y la hebra complementaria recién formada) que contienen ambas exactamente la mismo información genética, y cada par constituye el genoma de cada nueva célula.

Cómo funciona la PCR.

(Con agradecimiento a Paul Philpott, antiguo investigador, ayudante de inmunología y editor habitual de Reappraising AIDS, y a Todd Miller, Ph. D. en Bioquímica y Biología Molecular, de la Universidad de Miami, pues cada uno de ellos escribió partes de esta sección).

El VIH, como otros retrovirus, contiene ARN pero no contiene ADN. Cuando el VIH está infectando una célula, el enzima transcriptasa inversa de este VIH transforma su ARN en ADN-complementario, el cual es entonces insertado en el ADN del huésped.

Así pues, si se usa la PCR para analizar tejido humano en busca del VIH, se estaría buscando un corto segmento de toda la hebra de ADN celular. Este corto segmento representa el material genético del VIH que ha sido incorporado al ADN de la célula. (Los estudios de carga viral buscan VIH que no está en célula. Incluso aquí, la PCR sólo busca una parte de todo el paquete genético, o genoma, del VIH, y no todo el virus).

La PCR funciona de la forma siguiente:
Primer paso: Se calienta la plantilla.
Se calienta un trozo largo de ADN que contenga el pequeño fragmento que debe ser copiado. Las dos hebras pueden ser separadas una de otra calentando a elevadas temperaturas (y volverían a unirse lentamente si se dejase enfriar: «annealing»). Claro está, las dos hebras ahora separadas son complementarias una de la otra, y sirven de plantillas o modelos para que cada una sintetice una nueva hebra.

Segundo paso: Se añaden los «iniciadores» («primers»)
Para el próximo paso se precisa un elemento llamado «iniciador». Los iniciadores son nucleótidos que constituyen una corta secuencia11 de la nueva hebra. Los iniciadores están diseñados para ser complementarios de una secuencia conocida que es parte de otra más larga, y así se sabe en qué lugar de las secuencias largas se unirán (o hibridarán) estos iniciadores.
Los iniciadores se enganchan a los extremos del segmento de ADN que debe ser copiado (el segmento que se supone representa el material genético del VIH). Los iniciadores sirven para dos fines:

  1. para marcar los extremos del segmento diana, de manera que solamente este segmento será ampliado y no toda la hebra, y
  2. iniciar el proceso de duplicación. Las nuevas hebras se construyen bloque a bloque, nucleótido a nucleótido, por la acción de un enzima especial llamado ADN-polimerasa. El trabajo de esta polimerasa es construir una nueva hebra de ADN paralelamente a la otra hebra ya existente. La polimerasa no funciona si a la hebra antigua (plantilla o modelo) no se han unido ya algunos nucleótidos (precisamente el iniciador) formando una corta secuencia de la nueva hebra. (Si alguna vez ven una referencia a los «iniciadores-de-la-plantilla» o bien «modelos-iniciadores», están hablando de lo que acabamos de describir).
En otras palabras, la ADN-polimerasa sólo puede formar una nueva hebra si ésta ya ha sido formada parcialmente. En la naturaleza, cuando se duplica el propio ADN de una persona, otro enzima especial llamado ADN-primasa construye el iniciador en las dos hebras antiguas u originales.

Una vez que la polimerasa está en marcha, repta a lo largo de la hebra de ADN (la plantilla) añadiéndo al iniciador uno a uno los bloques de construcción, es decir, los nucleótidos complementarios. El iniciador acaba siendo parte (justamente la parte inicial) de la nueva hebra formada.

En la naturaleza, las polimerasas separan las hebras de ADN al tiempo que van construyendo la nueva hebra de ADN. Así es como las copias duplicadas de ADN son formadas, de manera que las células (como las de la sangre o las de la piel) puedan dividirse dando lugar a nuevas células, proceso éste esencial para la vida12.

Tercer paso: Amplificación
Repetimos el mismo proceso: calentamos para separar los dos dobles segmentos y convertirlos en cuatro simples, añadimos más iniciadores y nucleótidos, y dejamos enfriar de nuevo. El enzima polimerasa copia el ADN empezando por el iniciador, que sirve para hacer una nueva copia de cada segmento diana. Al final tendremos cuatro fragmentos dobles del ADN que queremos multiplicar.

Este proceso se repite unas 30 ó 40 veces13. Durante cada ciclo, se dobla la cantidad de segmentos, de manera que dos segmentos se vuelven cuatro, esos cuatro segmentos se vuelven ocho, después dieciséis, etc. Al final del proceso se pueden haber hecho miles de millones de copias del original. Ahora se tiene una gran acumulación de ADN, cuando al principio sólo se tenía una pequeñísima cantidad. Por eso se dice de la PCR que es capaz de «encontrar una aguja en un pajar».

Obviamente, si lo que se pretende es multiplicar (trozos de) el VIH, es necesario que los iniciadores sean específicos para el VIH14. Que al aplicar la PCR se obtenga o no un producto ampliado (lo que se llama «una PCR positiva») depende de que los iniciadores que se añaden se acoplen a una parte del ADN del espécimen diana. Más adelante veremos que está puesta en duda la especificidad de los iniciadores para el VIH. Incluso si los iniciadores fueran específicos para el VIH, si en la diana hay secuencias similares, los iniciadores, bajo condiciones laxas (imprecisas), formarán híbridos (se unirán) con secuencias afines que no serán las parejas perfectas. Entonces pondrán en marcha la polimerasa que empieza el proceso de amplificación, aunque no había VIH alguno con el que empezar15.

Usar la PCR para encontrar el VIH.

Puesto que se precisan millones o miles de millones de copias de un virus para enfermar, un problema para la hipótesis VIH=SIDA era que, incluso usando la PCR estándar (normal), los investigadores no podían encontrar en las personas con SIDA mucha cantidad de VIH, si es que encontraban alguna. Para resolver esta paradoja, los autores de los artículos de la nueva «carga viral» salieron con dos nuevas modificaciones de la PCR, de las cuales afirmaban que eran mucho más eficaces para encontrar el VIH. Estas fueron la PCR-QC y la PCR de ADN ramificado (b-DNA PCR). Y de repente, -¡eureka!- hallaron miles de millones de copias del VIH. La contradicción aquí parece habérsele escapado a los autores de estos artículos: ¿Por qué resulta imprescindible un nueva técnica tan poderosa para encontrar un microbio que se halla presente por miles de millones? Los métodos tradicionales deberían ser suficientes.

La PCR-QC.

Anthony Fauci.Este es el test usado en los anteriormente mencionados artículos de Anthony Fauci (Pantaleo) y Ashley Haase (Embretson), en los que se afirma que el VIH «se oculta en los nódulos linfáticos». Estos artículos fueron aceptados como hechos reales, aunque la PCR-QC era y sigue siendo una técnica no-validada16.
Mark Craddock, de la Universidad de Sydney (Australia), explicó los principios y los problemas de la PCR-QC de la siguiente manera17:

La PCR produce en masa fragmentos de ADN. Se empieza con una pequeña cantidad de ADN y después de cada ciclo de PCR, la cantidad de ADN que se obtiene es entre una y dos veces mayor que la cantidad que había al principio del ciclo. Así, la cantidad de ADN que se tiene que estudiar aumenta exponencialmente. El hecho de que la PCR sea un proceso de crecimiento exponencial significa que los errores experimentales también crecerán exponencialmente, de manera que hay que ser muy cuidadoso con lo que se hace en el proceso.

Ciertas personas decidieron que usando la PCR debería ser posible calcular la cantidad de ADN presente en una muestra. Esto es la llamada PCR-cuantitativa-competitiva. La idea es añadir a la muestra que debe ser calculada una cantidad conocida de ADN similar pero diferenciable, y ampliarlas juntas. Se supone que las cantidades relativas de los dos productos seguirán siendo las mismas, y que, por lo tanto, se puede calcular el tamaño de la muestra que había al inicio conociendo la relación entre los dos ADN determinada por observación cuando la PCR ha producido suficiente de ambos como para medirlos, y sabiendo cuánto ADN de control se ha añadido.

Lo que es absolutamente crucial es que las cantidades relativas del ADN-test y del ADN-control conocido deben continuar siendo exactamente iguales. Que sean muy aproximadas no es suficientemente bueno. La más mínima variación será agrandada exponencialmente y puede producir errores masivos en la estimación final.

Las dificultades para usar la PCR cuantitativamente fueron señaladas por Luc Raeymaekers en la revista Analytical Biochemistry en 1993. Señaló que los informes publicados sobre la PCR-QC contienen información que demuestra que no se realiza en la práctica la asunción fundamental de que se mantienen constantes los tamaños relativos de las muestras. A pesar de ello, los investigadores del VIH continúan utilizando la PCR para cuantificar la carga viral. ¡Sencillamente, no hay manera de saber si una estimación hecha es correcta o es 100.000 veces más alta18!.

Todd Miller llama a la PCR-QC la «última moda (fantasía) en ciencia», y está de acuerdo en que si las cantidades relativas de ADN-test y de ADN-control no son fijas, hay una cosa que se puede decir con toda seguridad sobre la estimación del objetivo inicial (la cantidad de ARN del VIH en la muestra de sangre del paciente): Dicha estimación será necesariamente errónea.

¿Cómo la PCR-QC, con todos sus fallos, llegó a ser un test aceptable del VIH? Miller lo explica así:

La manera en que esta situación se ha manifestado en la ciencia moderna es la siguiente: En un primer momento, algunas personas pasan mucho tiempo intentando que funcione este test, y si son afortunadas, terminan publicando artículos con advertencias acerca del procedimiento. En un segundo momento, otros consiguen que el test les dé una respuesta que «tenga sentido», y publican sus datos como una significativa contribución a la investigación. Finalmente, a causa de su novedad y de su naturaleza secreta, queda casi aceptada, con muchos escépticos pasivos y unos pocos utilizadores activos. No obstante, la mayoría de los que la utilizan están más interesados en su propio fenómeno fetiche que en la mecánica de la reacción.
La PCR de ADN ramificado (b-ADN PCR).

Este es el test utilizado por Ho en su artículo. Aunque no es la PCR en el sentido estricto, se le refiere como tal porque incorpora tecnología del tipo PCR. La diferencia es que la b-ADN PCR amplia la señal y no la diana. Es decir, la PCR regular hace más cantidad de la diana de manera que pueda ser encontrada, mientras que la b-ADN PCR le coloca un punto luminoso brillante de forma que pueda ser mejor vista. Project Inform fue tan amable como para enviarme la siguiente explicación de cómo funciona la b-ADN19:

Se fijan copias de un ADN sonda20 a la pared de un pequeño vaso de laboratorio. A continuación se pone dentro la muestra. La sonda se une a cierta parte del ARN del VIH, si éste se halla en la muestra, sujetando el ARN al vaso. Entonces otro ADN-sonda se coloca en el interior, un extremo del cual se engancha a otra parte del ARN del VIH. El otro extremo de la segunda sonda tiene muchos ramales y cada ramal termina en un «indicador» (reporter) químico que, bajo ciertas condiciones, producirá luz que puede ser detectada por el instrumental del laboratorio. Cada molécula de ARN del VIH se puede enganchar a una de esas estructuras ramificadas y acoplarse a un pequeño número de fuentes de luz y no a una sola. De esta manera pueden ser detectadas muy pequeñas cantidades del ARN diana, sin necesidad de la amplificación con la PCR.
Para visualizar esto, piensen en una antena de TV, con un ramillete de luces de Navidad atadas a los travesaños.

En su artículo inicial, Ho no dio información sobre los protocolos de este ensayo o sobre si era fiable. Al lector se le daban referencias sobre otros dos artículos que estaban «en prensa». Así que no había información disponible en ese momento para quien quisiera verificar este método. Los datos obtenidos con la b-ADN PCR eran «confirmados» con la PCR-QC, siendo establecidos los detalles de la PCR-QC en una referencia firmada por cuatro coautores del estudio Wei, a los cuales difícilmente podría llamarse investigadores independientes u objetivos. En la tradición de la investigación del VIH, teorías no comprobadas y estudios defectuosos son aceptados sin cuestionamiento e incorporados a la «sabiduría convencional» antes de ser correctamente validadas. Para entonces, el daño ya está hecho, y si se descubren defectos posteriores, ya no tiene mucha importancia21.

Los mecanismos de la b-ADN PCR son complejos: Tienen lugar cinco reacciones diferentes de hibridación. La hibridación es una técnica estándar en la que un ADN-sonda se coloca en una muestra y se unirá a cualquier segmento de ADN complementario que encuentre. Este es otro test indirecto y tiene un montón de problemas. Hay evidencia de que las sondas no son específicas para el VIH. Y, según Ellison, «la única vez que funciona la Biología Molecular es cuando se purifican antes los elementos. Siempre existe la posibilidad de reacciones cruzadas, especialmente cuando se colocan las sondas en una gran sopa de proteínas» (y esto es exactamente lo que es la muestra de sangre diana).

Duesberg señaló lo siguiente: Después de hacer los ajustes apropiados de sus cálculos, Ho encontró que más de 10.000 virus detectados por la prueba b-ADN publicada en su artículo de Nature, en realidad correspondían a menos de un virus infeccioso22. ¡Después de que estos especulativos e invalidados artículos hayan sido aceptados como la verdad del Evangelio, se ve que no hay más virus del que nunca hubo!.

En la actualidad, el b-ADN es un estudio experimental del cual no hay evidencia alguna de que sea fiable para determinar la carga viral o incluso la presencia del VIH. La idea de que la fiabilidad del b-ADN puede ser «confirmada» por la PCR-QC, que a su vez no ha sido confirmado de forma alguna, es ridícula.

Según Ellison, el estudio de Ho es «Pura fantasía. Jamás ha habido un informe que muestre la carga viral. La rudimentaria y antigua técnica anterior puede detectar cualquier retrovirus perfectamente bien. No se necesita una técnica «más sensible». Con una técnica más «sensible» se está detectando ahora alguna otra cosa que el virus (no una señal vírica, sino ecos y ruidos).

Este método es como intentar hacer el inventario de un almacén lleno de ropa interior quemando el almacén, separando las cenizas de la ropa interior del resto de cenizas, pesando los dos tipos de cenizas y finalmente extrapolando cuánta ropa interior había. ¿Cómo se sabe cuanta señal se relaciona con cuánto virus? Se precisa un control para saber cuánto representa, lo que es un cultivo vírico antiguo. Este estudio no usó controles. Se formaban señales al azar y se les asignaban un número de virus.

Diez problemas de la PCR.

1. La precisión de la PCR nunca ha sido verificada con un patrón-oro apropiado.

Para averiguar si realmente funciona un test diagnóstico para la infección por VIH, es preciso verificar el test con un patrón-oro independiente. El único patrón-oro apropiado (o prueba estándar fiable) para este propósito es el propio VIH. En otras palabras, los resultados obtenidos con el test puesto a prueba, sea la PCR o cualquier otro, deben ser comparados con los resultados del aislamiento del virus en cada muestra testada. Si realmente se halla el virus en cada paciente que da una PCR positiva, y si no se halla el virus en ningún paciente que resulte con PCR negativa, entonces se puede decir que la PCR es extremadamente precisa para detectar el VIH.

El concepto de aislamiento del virus como patrón-oro es particularmente importante en el caso del VIH, ya que éste ha sido extremadamente difícil, si no imposible, de definir en términos genéticos o moleculares. Se ha puesto en duda el que alguien haya jamás realizado el aislamiento del VIH23, pero incluso si se hubiera hecho, nunca se ha usado como patrón-oro para ninguno de los tests de diagnóstico del VIH, incluida la PCR. Tal como están las cosas actualmente, el b-ADN PCR usa la PCR-QC como prueba estándar; la PCR-QC usa la PCR normal como prueba estándar; la PCR normal usa los test de anticuerpos como prueba estándar, y los test de anticuerpos se utilizan unos a otros mutuamente como prueba estándar. He observado una y otra vez que los estudios que dicen estar «verificando» un test de anticuerpos para el VIH, afirman invariablemente que evalúan la eficacia del test con muestras de las que se sabía que eran bien positivas o bien negativas. Pero, ¿cómo sabían que las muestras eran positivas o eran negativas? Es sencillo: sin existencia de prueba estándar, no lo sabían, pues no podían saberlo.

Se argumenta a veces que «los estudios han demostrado» que estos tests concuerdan unos con otros o que se confirman mutuamente los hallazgos, y que por lo tanto deben ser correctos. Esto no es un pensamiento científico riguroso. A veces se puede tener resultados de tests diferentes que concuerden entre ellos, pero esto no prueba nada (no más de lo que probaría que cinco criminales coincidieran en decir que estaban en otro lugar cuando se robó el banco).

Eleopulus dice lo siguiente sobre la importancia del patrón-oro:

El uso del aislamiento viral como medio independiente de establecer la presencia o ausencia del virus es técnicamente conocido como patrón-oro, y es un elemento crucial para la autentificación de cualquier test de diagnóstico. Sin un patrón-oro, el investigador está totalmente desorientado, puesto que no tiene un criterio autónomo con el que poder evaluar el test que aspira desarrollar... Sólo por este medio se puede asegurar a los pacientes que un PCR de VIH positivo sólo se produce en presencia de una infección por VIH, es decir, que los tests son altamente específicos para la infección por VIH.
Incluso el muy conocido investigador del SIDA William Blattner ha concedido que «una dificultad para probar la especificidad y sensitividad de las pruebas de retrovirus humanos (incluido el VIH) es la ausencia de un patrón-oro final. En ausencia de patrones-oro para el VLTH-1 y el VIH-1, la sensitividad y la especificidad reales para la detección de anticuerpos virales sigue siendo imprecisa24».

Mark Craddock afirma que la PCR-QC está inverificada y que probablemente es inverificable. Y pregunta, «Si la PCR es el único medio por el que el virus puede ser detectado, entonces, ¿cómo se establece la carga viral precisa independientemente de la PCR, de manera que se pueda estar seguro de que las cifras que da la PCR son correctas?». De todo esto aparentemente se olvidan los investigadores del SIDA, puesto que recomiendan habitualmente que la PCR , en particular la PCR-QC, sea utilizada como prueba-patrón para otros tests del VIH19b,25.

2. La especificidad de la PCR jamás ha sido determinada.

Especificidad significa con qué recurrencia dará resultados negativos un test en personas que no están infectadas. El índice de especificidad de un test revela el nivel de resultados falso-positivos que se pueden esperar cuando se usa este test.

Sin un patrón-oro de aislamiento viral, la verdadera especificidad jamás puede conocerse. Además, incluso usando la concordancia con tests de anticuerpos como patrón-oro, se encontró que la PCR no es muy específica para el VIH.

Citando un estudio de calidad realizado con cinco laboratorios que tenían amplia experiencia con la PCR, Sloan afirma que la especificidad media era del 94,7%. La especificidad en algunos casos era tan baja como del 90%. Cifras en torno a 90 pueden parecer buenas, pero en realidad no lo son. El número de falso-positivos comparado con los positivos verdaderos depende de la prevalencia de la infección con VIH en la población que se esté testando (cuanto más baja la prevalencia, más falso-positivos).

Sloan comenta que si los niveles de especificidad alcanzados en este estudio se aplicaran a la «población potencial de donantes de sangre» (los donantes de sangre en la actualidad consisten en miembros de baja prevalencia de la población general), entonces «... por cada verdadera infección silenciosa detectada, 1.800 donantes no infectados serían clasificados por la PCR como positivos, y 3.500 como indeterminados. Así pues, la PCR es claramente inadecuada para un control rutinario de la sangre transfundida», y por extensión, para cualquier población de baja prevalencia. Una especificidad del 90% no es conveniente para testar ninguna población.

Centers Disease Control (CDC).En un fax que recibí de los Centers for Disease Control (CDC) en 1994 relacionado con la PCR, se afirmaba que «Ni su especificidad ni su sensibilidad son conocidas», y que «la PCR no se recomienda y no está autorizada con propósitos de diagnósticos de rutina».

En pocas palabras, «La especificidad de cualquier forma de PCR para el genoma del VIH, no ha sido determinada8b».

3. Los iniciadores de la PCR no son específicos.

Según Eleopulus, Turner y Papadimitriou, «El requisito mínimo (para interpretar que una señal positiva de la PCR, o que en general una hibridación, demuestra la infección por VIH) es la prueba previa de que los iniciadores de la PCR, y las sondas de hibridación pertenecen a un único retrovirus, VIH; y que las reacciones de la PCR y de la hibridación son específicas para el VIH». En otro lugar23b se ha presentado una discusión detallada de la evidencia de que no ha sido determinada la especificidad de las señales de hibridación en general y de la PCR para el «VIH» en particular. Turner me dijo: «Los argumentos genómicos de la PCR requieren el aislamiento del VIH como algo absolutamente esencial. Si no, ¿cómo sabe nadie el origen del ácido nucleico?».

Eleopulos y sus colegas han señalado las siguientes evidencias en apoyo a la aseveración de que la PCR es inespecífica para el VIH26:

  • No hay forma de estar seguro de que las sondas de ácido nucleico del «VIH» y los iniciadores de la PCR sean específicos para el VIH, porque: Si no todas, la mayoría de las sondas utilizadas para pruebas de hibridación, incluidas las sondas y los iniciadores de la PCR, se obtienen de «VIH» desarrollado en cultivo de tejidos en los que se usa células (llamadas líneas celulares) tomadas de pacientes con leucemia de células T4, una enfermedad que Gallo afirma es causada por un retrovirus similar al VIH, el VLTH-I. Y recientemente ha sido aislado un retrovirus de un cultivo celular no infectado por VIH utilizando otra línea celular. Así que las líneas celulares estándar utilizadas para desarrollar el VIH han mostrado estar infectadas con otros retrovirus. Si ni siquiera el bien establecido método para aislar retrovirus (que jamás ha sido aplicado para el VIH) puede distinguir un retrovirus de otro, no se puede confiar en que ni las sondas de ácido nucleico del «VIH» ni los iniciadores de la PCR sean verdaderamente específicos para el VIH.
  • Los genes del VIH hibridan con genes estructurales del VLTH-I y el VLTH-II, otros dos retrovirus humanos. Esto significa que si las sondas encuentran material genético de estos otros dos retrovirus, se aferrarán a él y darán señal de que han encontrado VIH en vez de aquellos dos otros retrovirus. Puesto que se acepta que un 10% de pacientes de SIDA están infectados con VLTH-I y que el genoma humano normal contiene secuencias relacionadas con el VLTH-I y VLTH-II, este tipo de reacción cruzada puede ser prevista anticipadamente, en particular entre grupos de riesgo de SIDA.
  • Las células humanas normales contienen cientos o miles de secuencias de retrovirus, es decir, pequeños tramos de ADN que se acoplan a una parte del genoma del VIH u otros retrovirus. Y como la PCR amplifica sólo una pequeña parte del genoma de lo que se está buscando, ¿cómo se sabe si lo que encuentra procede del VIH, o si es una secuencia genética de una célula normal que se acopla con parte del VIH?.
  • Otra evidencia de que la PCR es inespecífica es que se puede obtener PCR positiva de células sin ácidos nucleicos. De modo que si no hay ácido nucleico, no hay ADN ó ARN, y si no hay ADN ó ARN, no hay VIH.
  • Los productos químicos utilizados en los laboratorios en la preparación de cultivos de tejidos (llamados amortiguadores y reactivos) pueden dar señales de PCR positivas para el VIH27.
  • 4. La PCR sólo detecta un pequeño fragmento del virus entero.

    La PCR detecta en el mejor de los casos genes sueltos, y más a menudo sólo porciones de genes28. Si la PCR encuentra dos o tres fragmentos genéticos de una posible docena de genes completos, esto no prueba que todos los genes (el genoma entero) estén presentes, ni que el VIH esté presente. Una parte de un gen no es lo mismo que una partícula vírica completa. Los expertos en VIH admiten que la mayoría de los genomas del VIH están incompletos; son defectuosos y nunca han podido orquestar la síntesis de una partícula vírica. Los virus defectivos son inútiles, no tienen la información genética para hacer nada.

    Turner explica: «Aunque todos los genomas fueran completos, tener los planos no significa que se ha construido la casa. Se puede llevar un genoma retroviral completo en el interior de las células toda la vida sin hacer jamás ni una sola partícula vírica». Estos dos problemas hacen aún más incierto el significado de una PCR positiva.

    5. Hallar «ARN del VIH» con la PCR no significa que esté presente el VIH.

    En estos días se oye la frase «PCR del ARN del VIH». ¿Cuál es la diferencia entre esto y la antigua y normal PCR del ADN?. La PCR normal busca la versión ADN del VIH, hallado integrado en el ADN celular, e indicando habitualmente una célula infectada de forma latente o inactiva. La PCR de ARN busca la versión ARN del VIH, es decir, virus libre que todavía no ha infectado a una célula.

    Con la llegada de la noción de que el VIH estaba muy ocupado replicándose por miles de millones, se creyó necesario averiguar cuánto virus libre podía haber en un momento dado. El virus libre sólo contiene ARN, así que si la PCR encuentra un montón de «ARN del VIH», se cree que miles de millones de copias de virus libre están como enjambres en los tejidos del paciente. En otras palabras, si se encuentra ARN, se ha encontrado VIH también. Puesto que el VIH contiene dos hebras de ARN, la fórmula es: dos ARN = un virus.

    En realidad las cosas no son tan sencillas. En 1993, durante la fase «El VIH se esconde en los nódulos linfáticos» de la teoría de la carga viral, Piatak y colegas, incluido Shaw, admitieron que para determinar la cantidad de partículas de VIH, se debe tener evidencia previa de que el ARN en realidad pertenece a una partícula de VIH8c. Tal evidencia no fue presentada. Todavía no se ha establecido ninguna relación entre la cantidad de ARN y la cantidad de partículas que pueden o no estar presentes. Y nadie ha establecido si el ARN procede de una partícula vírica o de otro lugar. Aquí, de nuevo, sin aislamiento de un virus, ¿cómo se sabe de dónde proviene el ácido nucleico (ARN)?

    6. Un virus fuera de la célula no es un virus infeccioso.

    Incluso si Ho tuviese razón y hubiese miles de millones de VIH sueltos presentes en la corriente sanguínea, por definición un virus libre no es un virus infeccioso. Y si no puede infectar una célula, es irrelevante en tanto que patógeno.

    Robert Gallo.Para que el VIH infecte una célula, su proteína de superficie gp120 debe unirse al lugar del receptor CD4 en la superficie celular. No obstante, en 1983 Gallo señaló que «la envoltura viral que se requiere para que haya infección es muy frágil. Tiende a desprenderse cuando el virus surge de una célula infectada, haciendo así las partículas incapaces de infectar nuevas células». Por esta razón dijo Gallo: «puede ser necesario un contacto de célula con célula» para una infección retroviral. Puesto que la gp120 es «crucial para la habilidad del VIH para infectar nuevas células» y puesto que el gp120 no se halla en las partículas fuera de la célula, aunque grandes cantidades de VIH libre estén presentes en la sangre, éstas no serían infecciosas26b.

    7. La PCR no está estandarizada ni es reproducible.

    En un artículo reciente, Teo y Shannak comentaron sobre la PCR in situ: «A pesar del considerable esfuerzo realizado, la técnica es todavía técnicamente difícil y aún no ha demostrado que sea fiable ni reproducible29».

    En un estudio que comparaba los resultados de la PCR con los de los tests de anticuerpos, se halló que la PCR no era reproducible y que «resultados falso-positivos y falso-negativos eran observados en todos los laboratorios (la concordancia con los tests de anticuerpos oscilaba entre el 40% y 100%30)».

    8. La PCR es susceptible de contaminación cruzada.

    Minúsculas cantidades de ácidos nucleicos procedentes de especímenes anteriores pueden contaminar fácilmente el espécimen del test en curso, dando un resultado falso-positivo. Incluso porciones microscópicas de piel o cabellos del laboratorio técnico pueden causar este problema. Existen muchas fuentes de contaminación cruzada, y ésta puede ocurrir «en cualquier paso del proceso, desde el punto de recolección de muestras hasta la amplificación final...».

    Otras causas de falso-positivos son enumeradas por Teo y Shannak:

    Hemos identificado un número de factores que pueden contribuir al empobrecimiento de la amplificación del ADN-diana y a la generación de señales falso-positivas. Estos factores incluyen los efectos de la fijación, abstracción de reactivos, degradación del ADN, etiquetaje final del ADN y difusión de la producción... Creemos que debe ejercitarse una precaución considerable en la interpretación de los resultados generados por el uso de la PCR in situ.
    9. Frecuentemente se dan falsos-positivos con la PCR. 10. La PCR es usada de forma indebida para «detectar» y cuantificar virus imaginarios.

    Stefan Lanka.(En esta sección, se recoge una crítica de la PCR por el virólogo Stefan Lanka, anteriormente de la Universidad de Konstanz, Alemania).

    Mientras la PCR es ampliamente utilizada en todas las áreas de la medicina, sus limitaciones inherentes no se discuten nunca. Una vez que las condiciones de los tests han sido establecidas, la reproductibilidad técnica en y por sí misma dícese ser la prueba de la especificidad del test. Esto, por supuesto, no es cierto porque en casi todos los casos las secuencias amplificadas por la PCR no son secuenciadas (es decir, identificadas determinando el orden único de sus nucleotidos) para probar que en realidad representan sólo la secuencia diana y no otras. Mientras los segmentos amplificados tengan la longitud correcta, se dice que la PCR es positiva. No obstante, la longitud de la secuencia no indica la composición nucleótida de la misma, no más de lo que el tamaño de un coche indica qué hace y qué modelo es.

    El gran problema de la PCR en el caso del VIH (y también con otros virus o genes) es que detecta secuencias endógenas (partes de la estructura genética humana normal) que sólo se expresan bajo ciertas condiciones. No obstante, estas secuencias endógenas se dice que representan una parte del VIH (u otros virus o genes). De modo que la PCR es usada incorrectamente para detectar virus imaginarios en todas partes, y cada día más y más genes de los que se dice que causan todo tipo de enfermedades diversas, son postulados y después «detectados» por la PCR.

    Pero trabajando en ello uno se da cuenta en seguida de que realizar la PCR en el laboratorio no es tan fácil y precisa una cantidad enorme de ajustes a las condiciones de los test-probeta y el uso de varios tipos de triquiñuelas. Si las condiciones se preparan de forma rigurosa para amplificar precisamente sólo el fragmento deseado de una secuencia y asegurar que no se amplifican otros fragmentos, entonces raramente y sólo con el mismo espécimen se pueden tener resultados y repetirlos. Si se cambian los parámetros, por ej., los enzimas utilizados, minerales en solución, el pH, el tiempo y las condiciones de temperatura, lo más probable es que no se obtenga resultado alguno o que los que se obtengan sean diferentes.

    Otro problema mayor radica en la elección correcta de las moléculas iniciadoras para la reacción PCR, los llamados iniciadores. Si los iniciadores son demasiado cortos, pueden unirse en otro lugar, además del lugar correcto (amplificando así otras secuencias que no sean las secuencias diana). Si los iniciadores son demasiado largos, pueden no unirse en absoluto, o no hacerlo a tiempo. Si hay secuencias similares en el ADN que se investiga, entonces los iniciadores se unirán ahí también, dando un resultado poco claro.

    Así pues, no es posible cuantificar usando este método y tiene fácilmente un margen de error de varios órdenes de magnitud. Así mismo, dado el hecho que el ADN y los genes no son estables, sino que están sujetos a cambios, la PCR no es el Santo Grial, como la presenta el marketing. Supuestas medidas de carga viral basadas en esta técnica son utilizadas para legitimar la última campaña de SIDA, los peligrosos cócteles de medicamentos ofrecidos ahora a las personas etiquetadas VIH-positivas. Aparte de unas cuantas excepciones en las que la PCR es utilizada como una herramienta importante en ciencia honesta, la PCR es utilizada por la pseudociencia de hoy como un juguete para engaño y autoengaño.

    Conclusión.

    En la teoría del Dr. Ho es esencial la idea de que el VIH muta tan rápidamente que en días o semanas se ha vuelto resistente a cualquier medicamento «antiviral» que el paciente esté tomando. Para evitar esto, se recomienda que el paciente tome «combinados» de tres medicamentos que teóricamente golpean el VIH desde todos los ángulos simultáneamente, reduciendo así la posibilidad de que sobreviva. una cepa resistente. Mientras, se debe controlar continuamente la «carga viral» con tests que cuestan 200 $ por persona y vez. El énfasis está situado en la intervención precoz, esto es, dosificar a los pacientes con multi-medicamentos en el momento en que se seroconvierten (asumiendo que alguien sepa, para empezar, cuando este suceso tiene lugar) y mantenerlos tomando estos medicamentos durante el resto de sus vidas.

    Aunque nadie ha mostrado que sean correctas las pruebas de carga viral están siendo vigorosamente promocionadas como una necesidad vital para las personas seropositivas o con SIDA, y no es difícil imaginar el por qué. David Brown reveló de manera inadvertida la causa en el Washington Post del 6 de febrero de 1996: «El tratamiento agresivo para el VIH será incluso más caro que en el pasado. Medir la carga viral costará unos 200$ por test, y las nuevas generaciones de medicamentos para el VIH serán probablemente, como mínimo tan caros como los que reemplazan».

    El US News and World Report del 12 de febrero de 1996 era más específico, estimando el coste anual de un inhibidor de proteasa en alrededor de los 6.000$, y el coste de las combinaciones triple-medicamento de 12.000$ hasta 18.000$. Ahora se prescriben combinaciones de tres o cuatro medicamentos donde uno (AZT) acostumbraba a ser suficiente. Como más y más medicamentos son considerados necesarios para «tratar» a las personas, a muchas de las cuales no les pasa nada, es obvio el enorme flujo de dinero que esto va a representar para la industria farmacéutica.

    Chiron Corporation.Pero no todos los que se aprovechan del SIDA son malos. Demostrando su caridad y su deseo de ayudar a las personas a cumplir con este protocolo, la Chiron Corporation, fabricantes de la prueba del b-ADN, ha puesto en marcha una línea de urgencia para ayudar a la gente a conseguir un seguro de reembolso de sus test.

    La teoría de la carga viral ha creado una nueva preocupación, produciendo un estrés insoportable en la vida de la gente desesperada. Se dice ahora que una persona sólo tiene una oportunidad con los nuevos medicamentos «antivirales», particularmente los inhibidores de proteasa. Si no se toman exactamente en el momento correcto, en exactamente las combinaciones y cantidades correctas, o si neciamente se toma solo un medicamento a la vez, o se baja las dosis porque la dosis prescrita le está poniendo enfermo, su virus se volverá resistente y los medicamentos no actuarán más en esa persona. Y tampoco puede sencillamente abandonar la medicación por la misma razón, aunque ésta le esté enfermando mortalmente. Y, después de los inhibidores de proteasa, ya no hay nuevos medicamentos para el SIDA en la manga. ¿Qué hacer si el doctor no sabe todavía cuál es el protocolo adecuado?, ¿o si nadie lo sabe?.

    Hasta ahora, cada artículo sobre el tema es la conjetura de un experto diferente acerca de cómo se supone que funciona todo el programa: nadie sabe si se pueden curar o si meramente podrán ir tirando, nadie conoce el pronóstico a largo plazo para los que toman estas tri-combinaciones triplemente-tóxicas. (Los inhibidores de proteasa han producido reacciones extremadamente adversas en muchas personas, así que no debería ser difícil de imaginar). Cualquiera suficientemente estúpido como para firmar la aceptación de un protocolo desconocido, se convierte en un test-animal que se aplica a personas que no saben lo que están haciendo.

    Debemos preguntarnos si los proponentes de la teoría del «naufragio de la cocina» de Ho y de los tratamientos del triple-medicamento han considerado el siguiente problema: las combinaciones de medicamentos propuestas incluyen uno o más nucleósidos análogos tales como el AZT, y uno o más inhibidores de proteasa. Nos dicen que el primero mata el virus antes de que pueda infectar la célula y el segundo evita que el virus se replique. Y, según Ho, el sistema inmune se supone que mata las células T infectadas. Si el virus es destruido en cada etapa de su ciclo vital, ¿por qué no se acaba nunca con él?. ¿Por qué se debe continuar tomando «antivirales» el resto de la vida?.

    Hay preguntas aún más obvias: ¿Cuándo dejaremos de consentir que se nos use como conejillos de indias para cualquier protocolo chiflado que se nos cruce en el camino?. ¿Cuándo le pondremos un candado a nuestras carteras y nos negaremos a pagar por el privilegio de ser envenenados?. Y ¿cuándo dejaremos de apoyar a los más degradados de los seres humanos que existen: los que se aprovechan del sufrimiento de los demás?.


    Notas:

    1Este artículo está escrito creyendo su autora cuando lo redactó (ya no en la actualidad) que el VIH en particular y los retrovirus en general, existen. A pesar de ello, creemos importante traducirlo y difundirlo porque es el único que conocemos que explica cómo funciona la PCR y qué limitaciones intrínsecas tiene. Así se puede comprender que es fraudulenta la manera como la PCR está siendo utilizada por los oficialistas nada menos que para:

    1. defender la nunca demostrada hipótesis VIH=SIDA,
    2. poner etiquetas de «seropositivo/a» con pretendido mayor rigor que los tests indirectos de detección de anticuerpos (ELISA, Western Blot,...),
    3. medir lo que tramposamente llaman «carga viral del VIH», y
    4. presentar como beneficiosos unos «tratamientos combinados y a la carta» que no pueden ser sino tendencialmente mortales a medio plazo.
    Así queda claro que, incluso aceptando la existencia del VIH, hay numerosísimos argumentos que muestran que la PCR está siendo usada tramposamente por los oficialistas.
    2Artículo aparecido en el volumen 4, número 4 de la revista inglesa Continuum, de noviembre-diciembre de 1996. Algunas notas han sido incorporadas por los traductores.
    3HEAL: Health Education AIDS Liaison.
    4O sencillamente a secuencias genéticas (exógenas o endógenas; ver más adelante) parecidas a las diseñadas oficialmente como del VIH.
    5O a las secuencias mencionadas en 4.
    6Embreston, J., Zupancic, M., Ribas, J.L., et al. 1992. «Massive covert infection of helper T lymphocytes and macrophages by HIV during the incubation period of AIDS». Nature. 362:359-362.
    Pantaleo, G., Graziosi, C., Demarest, J., et al. 1993. «HIV infection is active and progressive in lymphoid tissue during the clinically latent stage of disease». Nature. 362:355-358.
    7Ho, D.D., Neumann, A.U., Perelson, A.S., et al. 1995. «Rapid tumover of plasma virions and CD4 lymphocytes in HIV-1 infection». Nature. 373:123-126.
    Wei, X., Ghosh, S.K., Taylor, M.E., et al. 1995. «Viral dynamics in human immunodeficiency virus type 1 infection». Nature. 373:123-126.
    8,8b,8cEleopulos, E., Turner, V.F., Papadimitriou, J. 1995 «Tumover of HIV-1 and CD4 lymphocytes.» Reappraising AIDS. 3(6):2-4.
    9Eleopulos, E., Turner, V.F., Papadimitriou, J. Letter to Nature. 1994. «Is HIV really hiding in the lymph nodes?».
    Duesberg, P., Bialy, H. «Responding to «Duesberg and the new view of HIV»» in AIDS: Virus or Drug-Induced. Kluwer Academic Publishers, Boston (1996).
    10O Dra. Eleni Papadopulos-Eleopulos.
    11Unas 20 letras genéticas.
    12O sea que al acabar este segundo paso, disponemos de dos fragmentos dobles del trozo de ADN que hemos empezado a multiplicar y del que inicialmente sólo disponíamos un fragmento doble.
    13La novedad que introdujo el Dr. Mullis, y que le valió el Premio Nobel, fue usar una polimerasa resistente al calor, con lo que una operación que antes sólo podía hacerse un par de veces, pasó a poder ser repetida varias decenas de veces.
    14Esta es otra razón para comprender que la PCR no se puede usar para multiplicar el VIH, ya que al no haber sido nunca aislado el VIH, no se puede afirmar que los «primers» que se añaden son específicos para el VIH.
    15¡Y los oficialistas dirán que han obtenido tantas decenas o centenares de miles de copias del VIH por mililitro de sangre!.
    16Es decir, no está comprobada su validez.
    17Craddock, M. 1995. «HIV: Science by Press Conference». Reappraising AIDS. 3(5):1-4.
    18O más baja.
    19,19bProject Inform Fact Sheet: PCR Tests. August 1, 1995.
    20Un ADN sonda es un trozo pequeño de ADN diseñado de manera que sea complementario de la secuencia del ADN diana u objetivo, es decir, del ADN que se busca.
    21Por lo menos mientras siga habiendo censura sobre las explicaciones y soluciones alternativas al problema SIDA, por lo que no podamos, por ejemplo, informar a todas las personas etiquetadas de que los tests que les han aplicado no son en absoluto fiables y que deben ser inmediatamente prohibidos.
    22Duesberg, P., Bialy, H. 1995. «HIV an illusion». Nature. 375:197.
    23,23bPapadopulos-Eleopulos, E., Turner, V.F., and Papadimitriou, J.M. 1993. «Is a positive Western Blot proof of HIV infection?». Bio/Thechnology. 11:696-707.
    24Blattner, W.A., 1989, Retroviruses, pp.545-592. In Viral Infections in Humans, third edition, edited by A. Evans. Plenum Medical Book Company, New York.
    25Macy, E., Adelman, D. 1988. Letter to New England Journal of Medicine. December 15.
    26,26bEleopulos, E., Turner, V.F., Papadimitriou, J., Causer, D. 1995. «Factor VIII, HIV, and AIDS in hemophiliacs: An analysis of their relationship». Genetica. 95(1-3):25-50.
    27Conway, B. 1990. «Detection of HIV-1 by PCR in Clinical Specimens», p.40-45, in Techniques in HIV Research, edited by A. Aldovini and B.D. Walker, MacMillan, New York.
    28En condiciones muy especiales y, por lo tanto, muy caras, la PCR puede multiplicar trozos de ADN de un par de miles de letras genéticas. En las condiciones «normales», sólo puede amplificar fragmentos de unos pocos centenares de letras genéticas (p. ej., entre 200 a 500). Conviene recordar que el VIH diseñado por Gallo, Montagnier y compinches tiene 9.150 letras genéticas, número que decidieron fijar como promedio porque a cada uno le salía un número distinto (lo cual rompe con un principio cardinal de la virología: todos los virus del mismo tipo tienen exactamente el mismo genoma) porque trabajaban con artefactos diferentes.
    29Teo, I.A., Shaunak, S. 1995. «PCR in situ: aspects which reduce amplification and generate false-positive results». Histochem. J. 27:660.
    30Defer, C., Agut, H., Garbarg-Chenon, A., et al. 1992. «Multicentre quality control of polymerase chain reaction for detection of HIV DNA». AIDS. 6:659.

    Más Información en: Centro Oncológico y Biológico de Investigación Aplicada (C.O.B.R.A.)


    free-news.org