I Simposio Internacional sobre sustancias y microorganismos enigmáticos y desconcertantes
SIDA sin VIH: ¿Mito o realidad?
2 a 5 de octubre del 1997.

Bucaramanga, Colombia, Sudamérica.
Conferencia de Lluís Botinas (Barcelona).

El porqué de la censura del SIDA.

Creo que para hablar sobre la censura que hay en el tema del SIDA, se debe entrar en muchos aspectos de los medios de comunicación: cómo están funcionando, quién los controla, cómo configuran la opinión publica, la manipulación que esto implica, etc.

Pero para resaltar esta censura, creo que lo más importante es darse cuenta de qué es lo que se está silenciando respecto del SIDA. Entonces la censura por ahora imperante tiene su lógica, tiene su razón de ser, y nos muestra que tenemos que buscar más formas, múltiples y en distintos niveles, de ir lentamente rompiendo esta censura hasta imponer un debate sobre el SIDA. Entonces se acabará de entender que esta censura tiene su lógica.

Voy primero a hacer unas observaciones previas respecto a la actitud. Es seguro que al final de este simposio, así como en cada una de sus sesiones, quedarán muchas preguntas en el aire. Creo que lo primero que debemos evitar es la impaciencia, el quererlo resolver todo en seguida, y, por tanto, aunque sin pausa, no tener prisa. Yo mismo he vivido esta situación porque cuando la asociación se puso en marcha en 1990, hace 7 años y medio, nos creíamos totalmente la versión oficial sobre el SIDA, de principio a fin. Nos la creíamos toda. Pero, paso a paso, nuestra propia experiencia nos hizo ir poniendo interrogantes hasta que al final, es decir, actualmente, toda la explicación oficial del SIDA es un gran interrogante insostenible, sin respuesta porque no responden, porque callan. Por ahora.

Lo que está clara es la experiencia en España con Diario-16: Ha sacado 17 episodios míos de un DEBATE SIDA donde se han ido abordando los múltiples aspectos del SIDA, más tres editoriales, siete columnas también mías y varios artículos de sus redactores. Casi 70 paginas de tamaño periódico, pero han sido recibidas con el más total de los silencios por parte de los oficialistas. Es decir, han utilizado la estrategia del silencio, esperando que la tormenta amaine. Esperando, en este caso concreto, que Diario-16 deje de existir. Porque si Diario-16 es el único medio de comunicación en el mundo que se ha abierto a este debate sobre el SIDA; es porque está en una grave crisis económica desde hace unos 3 años; los grupos empresariales han ido desapareciendo y volvió como director el fundador, Don Juan Tomás de Salas, que había sido el director y al que luego lo habían apartado. Volvió hace unos diez meses para, con el apoyo del colectivo de trabajadores, mirar de salvar el periódico. En este sentido, estaban libres de presiones para poder decidir si publicaban o no, si daban a conocer o no, esta explicación totalmente distinta del SIDA. Y afortunadamente, y también lógicamente porque al empezar a conocerla resulta atrayente y de gran alcance social todo lo que se va viendo y descubriendo, deciden que sí iban a impulsar este DEBATE SIDA. Y hasta ahora es el único medio de comunicación de masas que lo ha hecho.

Como he dicho, personalmente ha tardado siete años y medio en llegar a los planteamientos que hoy defiendo. Pero como que nadie me paga, si me convenciesen, si me demostrasen las hipótesis oficiales, iría cambiando mis posiciones. En este sentido, lo que ya empezáis a ver los estudiantes que os habéis implicado en la organización de este Simposio, es que, desde hace unos cuarenta años más o menos, la ciencia oficial no es ciencia sino que es creencia, es fe. Por esto nosotros -o por lo menos yo, pero también los compañeros disidentes, críticos, analíticos, etc., que conozco- no pedimos a nadie que nos crea. Lo que sí pedimos es que se informe, que conozca nuestros planteamientos, que los contraste con lo oficial, que nos pregunten a unos y a otros, y que cada cual se vaya haciendo su propia opinión. Y estoy seguro de que la mayoría de personas que inicien este camino acabarán ayudando a desmontar el SIDA, que es lo que invito a hacer. Pero para esto hay que estar dispuesto a no detenerse, porque cuando se empieza a cuestionar la creencia o la fe que se ha tenido, uno ya no se vuelve a quedar quieto, porque siempre está revisando y perfeccionando y modificando y ampliando sus planteamientos.

Éstas serían las observaciones previas. Ahora, a modo de breve introducción, quiero poner dos ejemplos de nuestra propia experiencia para ilustrar que el SIDA es un montaje.

Primer ejemplo: Una pareja que conocemos. Se casan los dos vírgenes, nunca han tenido relaciones con nadie más, ninguna transfusión de sangre, ninguna drogadicción, ninguna 'práctica de riesgo' -en todo caso, entre ellos-. Y resulta que los dos han dado positivo a los tests del SIDA. ¿En qué se traduce esto? En interrogatorios, por parte de los médicos del hospital, por separado al hombre y a la mujer; y acabando los médicos molestos -por no decir histéricos- diciéndoles: «Ya acabaréis confesando que os habéis ido con otra o con otro». Esta pareja -o, mejor, esta familia, ya que además tienen 2 hijos, de 10 y 7 años-, sino es porque tienen una confianza absoluta entre ellos, hubiese sido destruida para hacer que la realidad se adapte a la explicación oficial del SIDA.

Segundo ejemplo: Un bebé nace en un hospital malagueño, al sur de España, y -como que desgraciada e ilegalmente se está haciendo los mal llamados 'tests del SIDA' a todo bebé recién nacido, con lo cual han creado un nuevo grupo de riesgo- le hacen el test, y resulta que da positivo. Sorpresa entre los médicos, ya que la madre -a la que ya le habían hecho los tests, porque desgraciada e ilegalmente se aplican los mal llamados 'tests del SIDA' a toda mujer embarazada, con lo cual han creado un segundo nuevo grupo de riesgo- había dado negativo. Se lo vuelven a hacer, y vuelve a dar negativo. ¿Qué explicación queda, qué posibilidad queda? El padre. Le hacen el test al padre, y también da negativo. Situación significativa: Bebé seropositivo de padres ambos seronegativos. Evidentemente, los padres están preocupadísimos porque creen que el supuesto VIH está infectando a su bebé; sea como sea que haya llegado, creen que está ahí y que les puede matar a su hijo. Afortunadamente, conocen a nuestro delegado en Andalucía, quien les transmite nuestros planteamientos, y deciden irse a Gibraltar, que está cerca. O sea que al enterarse de que estos tests funcionan distintamente, que se interpretan con criterios distintos de un país a otro, deciden irse a Inglaterra, y el pedazo de Inglaterra que tienen más cerca es el peñón de Gibraltar. Se trasladan a Gibraltar, hacen el test a su bebé, y sale negativo. Los padres, felicísimos, vuelven al hospital de Málaga a contar que su bebe es seronegativo, y se encuentran con que los médicos malagueños les dicen que «Los resultados de los tests de Gibraltar no valen porque no están hechos en territorio español». Este bebé ya tiene 2 años y esta fuertísimo y majísimo, y la familia muy feliz.

Creo que estos dos ejemplos sacados de la vida real cuestionan por sí solos toda la explicación oficial sobre el SIDA. Pero esto son unos ejemplos que sólo cuestionan el SIDA.

En realidad, el problema es más amplio.

Quiero leer un pedazo de la introducción de un libro de Federico di Trocchio, editado por Alianza Editorial de Madrid, que se llama «Las Mentiras de la Ciencia. ¿Por qué y cómo engañan los científicos?». Dice lo siguiente:

«La engañología es la ciencia que enseña a los científicos cómo engañar a otros científicos. Éstos a su vez convencen a los periodistas, quienes finalmente se encargan de seducir a las masas. De todas formas, el objetivo real de este engaño lo constituyen los científicos que forman parte de los organismos estatales que financian la investigación, y que son los que tienen el poder de decidir qué estudios y qué investigadores deben obtener la ayuda económica y a cuánto debe ascender. La engañología, pues, enseña a quien no lo es a disfrazarse de científico exitoso, y señala el camino que le permitirá sobresalir dentro de la más a de más de 3 millones de investigadores que hoy colman los laboratorios. Esa ciencia contempla dos secciones: una burocrática y otra más técnica. La burocrática es la parte más fácil, aunque no por ello la menos importante. Se encarga de enseñar a confeccionar proyectos de investigaciones, preguntas (?) e informes definitivos a fin de que resulten autorizados, serios y convincentes; y que puedan ser presentados ante los comités de financiación. Incluye una sección que explica a los falsificadores más ambiciosos de qué manera pueden implicar a los organismos administrativos y políticos hasta lograr transformar en asuntos de estado, las disputas entre científicos. Sin embargo, el verdadero núcleo de la engañología es la parte técnica. Sólo a partir de ésta se aprenden los verdaderos trucos que deben utilizarse para lograr acreditarse como científicos dignos de confianza y de fondos económicos. En la base de una sólida aunque falsa reputación científica, se encuentran siempre y ante todo los trucos bibliográficos, que van desde la publicación del mismo articulo, si bien con otro titulo, en la mayor cantidad posible de revistas, pasando por la divulgación de datos inventados, técnica que permite publicar muchísimo en poco tiempo y con poco esfuerzo, hasta el plagio descarado. Existen, además, el robo de ideas, el robo de material, el robo de experimentación, el robo de los apuntes de colegas y la sustracción de tablas, cuadros y fotografías. Es esencial la violación del protocolo y de los registros, que no son de gran ayuda sino están acompañados por ese toque de prestidigitador que permite orientar el experimento hacia donde se desea. O de la posibilidad de recurrir en caso de necesidad al fraude en sí mismo como falseamiento de una prueba o de la manipulación, mejor por la noche, de animales y materiales de experimentación. Existe también una técnica para descubrir cosas y efectos que no existen. Y otra que enseña la forma para reivindicar la primacía de un descubrimiento que otros llevaron a cabo antes. Finalmente, es fundamental el conocimiento profundo de los trucos estadísticos, que otorgan la posibilidad de hacer que los cálculos siempre se correspondan y de sostener con rigor matemático toda idea de la fantasía que el falsificador debe poseer como requisito esencial». Hasta aquí la cita.

Robert Gallo.Creo que con lo que se ha ido oyendo por parte de los colegas que me han precedido, no debería sorprender a nadie que en este libro haya un capitulo dedicado al doctor Gallo y otro dedicado al Doctor Baltimore. El Dr. Gallo es el primer inventor del VIH, y el Dr. Baltimore es uno de los principales inventores del SIDA. Aunque el capítulo sobre el Dr. Baltimore está escrito por otras razones no relacionadas con el SIDA. Y en el capítulo sobre el Dr. Gallo se limita a denunciarlo por los intentos que había hecho antes de colocar su primer supuesto retrovirus humano, el VLTH-1, como causante de múltiples enfermedades distintas y contradictorias: primero de unas en las que provocaría multiplicación celular, y después del SIDA, en el que produciría reducción celular. Por cierto, en este Simposium de Bucaramanga he aprendido que el Dr. Gallo consiguió que su VLTH-1 fuese oficialmente aceptado como causa de la Paraparesia Espástica Tropical y de otras enfermedades, cosa que desconocía; pero también he sabido que afortunadamente hay científicos que cuestionan estas supuestas causalidades. Y el Dr. Gallo al final consiguió colocar el supuesto VLTH-III, que luego fue bautizado VIH, como causante del SIDA, eso sí, robándole previamente el descubrimiento de este supuesto retrovirus al doctor Montagnier. Esto es suficiente para que el autor del mencionado libro dedique un capítulo entero al Dr. Gallo.

Lo que ahora voy a hacer es transmitir en 20 minutos la explicación totalmente distinta a que hemos llegado del SIDA, después de 7 años y medio de experiencia, de estar metidos hasta el cuello en el tema, y de, por ejemplo, estar dando cada semana una conferencia informativa en Barcelona, aparte de otras en distintas partes de España.

Stefan Lanka.Hubiese preferido hablar después del amigo virólogo Stefan Lanka porque así ya estaría explicado que el VIH no existe, con lo cual yo hubiera tenido más elementos para encuadrar lo que ahora voy a decir. Pero como que hemos cambiado el orden, entro en el tema dando por sentado lo que el Dr. Lanka demostrará: que el VIH nunca ha sido aislado, por lo que nadie debería afirmar «el VIH existe» ni, menos aún, «el VIH es la causa del SIDA». Esto son sólo dos hipótesis nunca demostradas.

Cada cual sabe que un juego funciona mientras las reglas del juego son respetadas; en el momento en el que en un partido de fútbol cada jugador tocase diez veces el balón con las manos, el fútbol se acabaría.

Pues bien, el invento del SIDA también tiene sus reglas de juego, y el día en que se dejen de aceptar estas reglas de juego, el SIDA se va a hundir. Estas reglas de juego son seis.

Primera regla de juego: Se inventa una enfermedad que se presenta desde sus comienzos como inevitablemente mortal. Esto, visto ahora con los ojos críticos que me he ido entrenando a usar, ya nos debería haber indicado que el SIDA es un invento. En efecto, si el SIDA realmente hubiese sido un nuevo problema de salud que surge por un camino natural cualquiera, ¿qué es lo que se debería haber hecho? Pues a los enfermos que llegasen al hospital se les tendría que haber ido haciendo un seguimiento durante 6,12,18 ó 24 meses, y quizá al final de este seguimiento se hubiera llegado a la conclusión: «¡Caramba, todos los que cogen eso nuevo, se mueren! ¡Esto es mortal de necesidad!». Pero no, resulta que sin ningún tipo de experiencia se presenta desde el primer momento el SIDA como inevitablemente mortal. Lo cual ha llevado a los médicos que se han especializado en el terreno del SIDA a romper el primer principio deontológico de todo medico, que es el dar esperanza a los enfermos. Ellos han hecho exactamente todo lo contrario: Quitársela desde el primer día que entraban en la órbita del SIDA, y encima atacar, calumniar, despreciar, ridiculizar, etc., a aquellos que dábamos esperanza a las personas que habían tenido la desgracia de dar positivo en unos tests que son, dicho de una forma académica, no fiables, y dicho de una forma coloquial en español, una chapuza; no sé cuál es la palabra equivalente en Colombia, pero puede decirse que son una basura. Entonces, la primera regla de juego es inventar una nueva supuesta enfermedad que desde el primer día se presenta como mortal.

La segunda regla de juego es ir cogiendo enfermos de enfermedades ya existentes e ir aumentando el número de enfermedades metidas en el saco de SIDA, con lo cual hay más enfermos metidos automáticamente en el engranaje del SIDA, y esto amplia la población afectada por esta nueva supuesta enfermedad y facilita hablar de ‘epidemia’. En efecto, en el año 1981 se construye el SIDA en torno a dos enfermedades: la Neumonía por Neumocystis Carinii, la famosa PCP, y el Sarcoma de Kaposi. Cuando en 1983 se hace la primera definición oficial de SIDA, ya hay doce enfermedades, o sea diez más. En 1985 se incluyen 6 más , con lo que pasamos a 18. En 1987 se incluyen 8 más , con lo que alcanza las 26. Y en 1993 se incluyen 3 más , lo que suma las 29 enfermedades que en Europa están incluidas bajo el nombre SIDA. En los USA, desde 1993 también se aplica el criterio de que si el recuento de unos linfocitos a los que se les llama, por un artefacto técnico, linfocitos T4, da menos de 200, ya automáticamente puede ser considerado caso de SIDA aunque la persona esté absolutamente asintomática y sea corredor de maratón (no sé porqué razones, afortunadamente este criterio no se aplica en Europa). Estas 29 enfermedades existían todas antes del año 1981 en que se inventó el SIDA, y ya cada una de esas enfermedades a veces mataba.

Tercera regla de juego: Inventarse una supuesta causa de esta supuesta enfermedad que dé una explicación pseudoracional al invento anterior. Este invento segundo fue lo que se acabó llamando VIH. Hubo, pues, 3 años de pelea hasta que la mayoría de los virólogos derrotados en la guerra del cáncer se convirtieron en tristes triunfadores de la guerra del SIDA. Por lo tanto, hay dos inventos: En el año 1981, una supuesta nueva enfermedad que acabó llamándose SIDA; en el año de 1984, un nuevo supuesto retrovirus que se acabó llamando VIH. Además, este invento del virus ha tenido a su vez un hijo, porque en realidad hay dos VIH fundamentalmente distintos. El VIH que inventaron los Drs. Gallo y Montagnier en el año de 1984 se caracterizaba por ser un lentivirus, porque tardaba tanto en expresarse que idearon un 'periodo de latencia' que cada vez fueron alargando más y más y más , y porque era dificilísimo de encontrar. Pero resulta que desde enero de 1995 este virus del Dr. Gallo, que provocaba muchas contradicciones y, sobre todo, tenia el gran inconveniente de que retrasaba que las personas etiquetadas se convirtiesen en clientes de la industria farmacéutica, se ve sustituido por el virus del Dr. Ho. Según el modelo del Dr. Ho, el VIH es un virus 'à grand vitesse', que se multiplica miles de millones de copias desde el primer momento que la persona esta infectada, y que encuentran en todas partes del 'infectado'. A resaltar que las comunidades científica y medica internacionales aceptaron este cambio de modelo prácticamente sin resistencias, y ello a pesar de que el aceptar desde enero de 1995 el VIH-modelo-Dr. Ho descalifica toda la investigación que desde 1984 hasta enero de 195 hicieron todos los especialistas del SIDA. Entonces, ¿quiénes son los pocos que han resistido al cambio de modelo de VIH? Pues la vieja guardia del SIDA, que veía descalificado su trabajo. Pero de todas maneras esto no ha trascendido a los medios de comunicación, con lo cual el terror en torno al SIDA ha continuado y se ha agravado. Porque desde el Congreso de Vancouver en verano del 96, Congreso que fue la caja de resonancia de las multinacionales farmacéuticas, la consigna que se ha aceptado por todo los médicos hospitalarios es «golpear fuerte y desde el primer momento», con lo cual a personas a personas totalmente asintomáticas se les está dando unos tratamientos que son un veneno, como luego explicaré. Se trata de los famosos 'cócteles'.

Cuarta regla del juego: Diseñar unos tests que, según la versión oficial, tienen una fiabilidad del 99,999 % para indicar si la persona testada ha estado o no en contacto con el virus VIH y, por tanto, si lo tiene en su interior, sea en forma de virus, sea en forma de provirus. Si se mira las estadísticas del SIDA, en el año de 1985 en que se empieza a aplicar estos tests de forma más iva, hay un salto en el número de casos de SIDA. ¿Por qué? Oficialmente porque se ha encontrado la forma de ver si las personas son portadoras del VIH. En realidad, porque estos tests están diseñados de forma que detectan anticuerpos que son autoanticuerpos que todas y todos tenemos en nuestra sangre -de ahí que puedan dar positivo personas que no pertenecen a los grupos de riesgo, como los dos casos que he explicado-, pero que tienen en mayor cantidad quienes más cosas raras se han metido en el cuerpo -de ahí que la mayoría de seropositivos sean drogadictos, homosexuales, hemofílicos, multitransfundidos, órganotransplantados y bebés que han sido yonquis intrauterinos-. Además, ya están detectadas 67 enfermedades -hemofilia, hepatitis, tuberculosis, malaria,...- y condiciones -ser vacunados de hepatitis, gripe, tétanos; estar embarazada pos segunda vez;...- que producen reacciones cruzadas, es decir, que hacen dar falso-positivo. En realidad, todos los positivos son falso-positivos, y en SIDA la única práctica de riesgo es hacerse los tests...

Quinta regla de juego: A las personas que han tenido la desgracia de dar positivo a estos tests que son una chapuza, que son absolutamente infiables, se les empieza a administrar un tratamiento social y medico venenoso: psicológica y socialmente venenoso, y farmacéutica y químicamente venenoso. En particular, y como veremos, los tratamientos supuestamente antivirales y los supuestamente preventivos son mortales a medio plazo.

Sexta regla de juego: Se diseñan unos marcadores indirectos -primero «el recuento de linfocitos T4» y después «la carga viral»- a los que se atribuye un significado biológico y clínico que no tienen pero que permite presentar como beneficiosos los tratamientos que matan. Por lo cual estas personas se mueren, con lo que el ciclo se cierra. Resulta que el juego está hecho tan bien que se ha anunciado una enfermedad que mata y se les acaba envenenando y camuflando el envenenamiento, con lo que aparentemente resulta cierto que «esta nueva enfermedad infecciosa mata».

Para mi, ésta es la dinámica de las reglas de juego de este monstruo llamado SIDA.

Claro está, cuando se oye todos los cuestionamientos que habéis estado oyendo antes y los que yo estoy formulando ahora, viene inmediatamente una pregunta a la cabeza y al corazón de todas y todos. Y es: «Pero, ¡bien está muriendo gente de SIDA! Si no es el VIH, ¿qué es lo que los mata?».

Nosotros no hablamos de enfermos ni de infectados sino de etiquetados, es decir, de personas a las que les han puesto las etiquetas de 'seropositivas', de 'casos de SIDA' o de 'muertas de SIDA'. Entonces, ¿de qué están muriendo las personas que nos son presentadas con la etiqueta de «muertas de SIDA»? De ocho razones que hemos ido viendo poco a poco. Las voy a enunciar en el orden de importancia que creo que tienen.

En primer lugar, de miedo. Me parece que excepto los médicos hospitalarios que tratan el SIDA, todas las demás personas del mundo saben que el miedo paraliza, desequilibra y llega a matar. Y por eso en casi en todas las lenguas del mundo existe la expresión «morirse de miedo». Es la experiencia de las comunidades humanas de que el miedo es suficiente para morir.

Segundo factor de muerte: Problemas psicológicos (sentimiento de culpa, de indignidad, de autodestruccion, de autorechazo, de suicidio, de suciedad); problemas emotivos (miedo a contagiar, miedo a ser rechazado, no atreverse a contárselo a nadie durante años); problemas sociales; problemas laborales: problemas de guardería. etc. Todo esto mata.

Tercer factor de muerte: Este es el último que hemos incorporado a la explicación pero creo que se merece el tercer puesto: morirse es el último servicio que la persona etiquetada puede hacer a los suyos. Te encuentras que en la mayoría de casos -no en todos, afortunadamente- la familia está deseando que se muera de una vez la persona que ha traído la mancha y que perturba todo su funcionamiento social. Y encima, en proporciones distintas según los países -en España un 70 %-, un considerable porcentaje de estos hijos o hijas ya eran conflictivos por el tema drogas y ahora resulta que, además o después de las drogas, el SIDA, lo que están deseando los familiares es que se mueran de una vez. Y a una persona que se sienta marginada socialmente y negada por los suyos, ¿qué le queda?, ¿qué salida le queda sino morirse?.

Peter Duesberg.Cuarto factor de muerte: Los tratamientos supuestamente antivirales que están dando en los hospitales y que son venenos incompatibles con la vida a medio plazo. Ya que el Dr. Duesberg nos ha presentado la diapositiva con la calavera y las tibias cruzadas, no hace falta que me extienda en ello. Quizá si unas palabras sobre los famosísimos cócteles, que es lo que a bombo de platillo se está promocionando desde el Congreso de Retrovirología celebrado en Washington en enero del 1996. El Dr. Stegman, que es un formador de los economistas y financieros más importantes alemanes, presenta en sus conferencias al SIDA como un ejemplo de marketing. Pues bien, los inhibidores de proteasas son el mejor ejemplo de marketing dentro del gran ejemplo de marketing que es todo el SIDA. Estos cócteles combinan normalmente dos nucleósidos análogos y un inhibidor de proteasa. Un nucleósido análogo, el AZT, ya ha sido mencionado varias veces. Lo importante a subrayar es que impiden la división celular y, además, atacan y acaban matando las mitocondrias celulares y otras cosas. Un poco más de detalle sobre los inhibidores de proteasa. Las proteasas son unos enzimas encargados de dividir las proteínas que ingerimos o las viejas que hay que eliminar, y también de cortar las proteínas nuevas, ya que muchas veces las proteínas se forman en cadena larga y deben ser cortadas para que sean las proteínas que el cuerpo necesita. Tenemos aproximadamente 100 billones de células cada uno en el cuerpo, y en cada célula existe un equilibrio complejísimo entre proteasas, inhibidores naturales de proteasas y activadores naturales de proteasas. Y resulta que se está haciendo tomar una cantidad astronómica de unos inhibidores de proteasas sintéticos que son dificilísimos de eliminar porque son indestructibles, por lo que se van acumulando, con lo que acaban impidiendo la formación y eliminación de proteínas, y, finalmente, paralizan el funcionamiento celular y orgánico. Los nucleósidos análogos por sí solos, como he explicado, matan. Los inhibidores de proteasa por sí solos, por el planteamiento biológico que acabo de exponer, también matan. La suma de los dos sólo puede acabar matando.

Anthony Fauci.Se me puede objetar que en casos en que el enfermo está muy avanzado o incluso terminal, con los cócteles puede haber unas recuperaciones espectaculares, que son las que están siendo utilizadas en la televisión para decir lo fantástico que son estos cócteles. Es conocido porqué ocurre esto y, naturalemnte, no tiene nada que ver con el 'VIH'. Cuando una persona está terminal, está en una situación catabólica, es decir, se destruyen muchas más células que las que se construyen, por lo que hay una fuerte actividad de proteasas. Si este enfermo empieza a tomar gran cantidad de inhibidores de proteasas, se frenará este proceso destructivo, y la persona tendrá un respiro momentáneo. Además, si empieza a ingerirlos con ilusión porque le han dicho que son milagrosos, el efecto placebo, que es fundamental, actuará. Y si se siente algo mejor y recupera la esperanza de vivir, bajará su estrés, con lo cual disminuirá su nivel de hipercortisolismo en sangre y se volverá a poder formar proteínas, con lo cual ganará peso. El consejo a estas personas es que aprovechen este respiro, esta casualidad, este azar que les ha permitido recuperarse, para informarse de los planteamientos críticos y cambiar de tren a tiempo. Porque lo que ya está reconociendo el propio Dr. Fauci, número uno del SIDA, en una entrevista en el New York Times del 22 de agosto de 1997 es que «a los 6 u 8 meses o un año estos casos caen en picado y de forma irremediable».

Y al resto de casos se les dice que los cócteles les van bien -aunque se sientan peor- porque «ha bajado tu carga viral», con lo que nos encontramos ante una construcción tecnológica lograda utilizando tramposamente la técnica PCR, y ya el Dr. Mullis, que es su inventor, explicará que la PCR no sirve para medir carga viral alguna... y, añado yo, que menos aún de un supuesto virus VIH que nadie ha aislado.

Quinto factor de muerte: El tratamiento que se está dando supuestamente como preventivo, y que también es tendencialmente mortal a largo plazo. Se está haciendo tomar días tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año -aunque, desgraciadamente, no se puede vivir muchos años así- diez o más pastillas de antibióticos, ansiolíticos, corticoides, etc. Todos estos productos son inmunodepresores, y se están dando, dicen, para retrasar entrar en una inmunodeficiencia...

Sexto factor de muerte: Las 29 enfermedades que están tapadas bajo el nombre del SIDA, como ya he dicho antes, y que ya mataron antes y siguen matando, y las personas que mueren de alguna de estas 29 enfermedades y que han tenido la desgracia de dar positivo en unos tests que no son validos, resulta que son «muertas de SIDA».

Séptimo factor de muerte: Los malos hábitos de vida (mala alimentación, consumo de drogas, de poppers y otros excitantes químicos, etc.) que ya se sabe que acaban matando. Si la persona que muere de esto ha tenido la desgracia de dar positivo a unos tests que no son validos, resulta que es una «muerta de SIDA».

Y octavo factor de muerte: Las personas hemofílicas, o las que tienen que recibir transfusiones de sangre o transplantes de órganos, actos médicos que sólo se realizan si el enfermo ya está muy delicado o ha sufrido algún grave accidente. Ya se sabe que los hemofílicos hasta ahora han tenido una esperanza de vida menor que los no hemofílicos (aunque el Dr. Duesberg ayer nos dio el dato de que los seropositivos supuestamente infectados por el VIH, resulta que están viviendo más cuando se les administra el factor VIII depurado). Y un hemofílico que muere de hemofilia pero que haya dado positivo en unos tests que no son válidos (con lo que, sin duda, se habrá agravado su situación), es convertido en un «muerto de SIDA».

Estos ocho factores de muerte explican la inmensa mayoría, si no todas, de las muertes que se atribuyen al VIH...

Y ya para concluir:

A lo que invitamos como asociación es a desmontar el SIDA, porque el SIDA no es una enfermedad a tratar sino un invento a desmontar. Y si alguien me lo pregunta, en el debate explicaré los elementos de un plan «Por un año 2000 sin SIDA» que estamos elaborando, y en el cual este Simposio de Bucaramanga puede ser muy importante. Por ejemplo, si logramos adoptar una Declaración de Colombia que permita dar a conocer internacionalmente estos planteamientos y, por lo tanto, abrir o, mejor, forzar la abertura del debate en torno al SIDA. Como he dicho antes, en el momento en que cualquiera de las reglas de juego del SIDA se deje aplicar, el juego se hundirá, y nos habremos liberado de este monstruo llamado SIDA.

Además, el desmontaje del SIDA va a permitir desmontar otros monstruos que ya actúan o que se están engendrando. Y, como sustitución, va a permitir plantear una forma de vida a todos los niveles que realmente signifique una regeneración de este proceso destructivo que está en marcha.

Muchas gracias.

Lluís Botinas.Bucaramanga, 4 de octubre de 1997.
Lluís Botinas.
Actualmente, coordinador ejecutivo de Plural-21, Asociación para el cuidado de la vida en un planeta vivo.


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