¿Es beneficioso administrar AZT a las seropositivas embarazadas
y a sus bebés?.
Un análisis del AZT.
Es muy importante abrir un debate acerca de los tratamientos llamados «anti-VIH» que se aplican en los hospitales a las personas consideradas «enfermas de SIDA». En la terminología generalmente utilizada, esta expresión también incluye, aunque de manera incorrecta, a quienes han dado positivo a los «tests del VIH» -denominados «seropositivos»- aunque se hallen totalmente asintomáticos, e incluso si son mujeres embarazadas.
Empezaremos con un estudio el AZT, conocido técnicamente como zidovudina (ZDV) y comercialmente como Retrovir. ¿Por qué? Pues debido a que el AZT-ZDV-Retrovir fue el primer medicamento oficialmente reconocido1 en 1987 contra el SIDA, fue el único hasta el 1993, sigue siendo el medicamento de referencia respecto al cual normalmente se comparan los demás2, y es ampliamente utilizado en el cuadro de lo conocido desde 1996 como «cócteles anti-VIH». Es el que más años lleva aplicándose y sobre el que mayor número de estudios se han hecho. Por lo tanto, es el más conocido, lo cual implica que el resto de los 143 distintos «medicamentos antirretrovirales aprobados por la FDA4 para el VIH», son aun más desconocidos5. Además, muchas de las características del AZT son aplicables al resto de la primera familia de medicamentos «anti-VIH», llamados nucleósidos análogos. Otra delicada razón para dar prioridad a su estudio es que el AZT se administra a las seropositivas embarazadas desde la catorceava semana y a sus bebés durante las seis primeras semanas de vida. Finalmente, es importante tener en cuenta que el presidente de la República de Sudáfrica, Thabo Mbeki, ordenó el 28 de octubre de 1999 que se elaborase un informe sobre la toxicidad del AZT (véase Discovery DSalud de julio, agosto y octubre); el informe sigue confeccionándose, pero es ilustrativo que el 21 de abril de este año se hiciese público que el ejército de Sudáfrica había decidido dejar de prescribir AZT.
Requisitos de un medicamento anti-VIH.
Para que el AZT o cualquier otro producto sea adecuadamente utilizado contra el VIH, debería haber pruebas obtenidas de estudios in vitro (en cultivos celulares) e in vivo (en animales y personas) que demuestren más allá de toda duda razonable que:
El AZT, ¿tiene efecto anti-VIH?.
Según las explicaciones de los fabricantes y de los especialistas oficiales del SIDA, el AZT elimina el VIH porque interrumpe su ciclo vital. ¿Cómo? Inhibiendo el enzima transcriptasa inversa encargado de traducir la información genética del VIH, que está en forma de ARN, en ADN viral que posteriormente se inserta en el ADN cromosómico de la célula infectada, donde queda incorporado constituyendo lo que se llama provirus del VIH. En su momento, el ADN de este provirus es transcrito en ARN viral que a su vez es traducido (trasladado) en proteínas virales. Finalmente, los ARNs virales y las proteínas virales son agrupados en partículas virales que son soltadas a través de la membrana celular, con lo que los recién producidos VIH podrán infectar otras células y el ciclo replicativo se repetirá.
El punto decisivo de esta presupuesta actuación es el grado de fosforilización del AZT por las células humanas. Porque no es la molécula de AZT tal como la ingiere la persona cuando se traga la pastilla que le han dado en el hospital lo que puede inhibir la transcriptasa inversa del VIH, sino su forma trifosforilizada, AZT-TP. Todos los expertos oficiales del SIDA están de acuerdo en que no son activas ni la forma no-fosforilizada, que se encuentra en el medicamento que se ingiere, ni sus primeros metabolitos monofosforilizados y difosforilizados. Sólo la forma trifosforilizada AZT-TP es el agente activo que inhibe selectivamente la transcriptasa inversa del VIH y así interrumpe el ciclo vital del VIH, y con ello la posibilidad de que infecte nuevas células. Según esto, si se toma AZT sólo producirán nuevos VIH las células T4 ya infectadas, pero esta producción se irá agotando debido a la corta vida de dichas células (promedio de unos 1,6 días). Luego la administración de AZT deberá ir seguida de una rápida reducción de todos los parámetros indicativos de presencia del VIH («aislamiento del VIH», «viremia en plasma», «p24», «p24 antigenemia», «ARN-VIH» o «carga viral», «ADN-VIH-proviral») y finalmente llevará a la completa ausencia de células T infectadas.
AZT es la abreviación de azidotimidina, lo cual indica que es un nucleósido de síntesis análogo al nucleósido natural llamado timidina cuyo grupo 3'-hidroxilo es reemplazado por un grupo azido (de nitrógeno). El grupo 3'-hidróxilo es absolutamente imprescindible para que los nucleótidos trifosforilizados puedan unirse a la cadena de ADN que crece cuando se forman copias del ADN nuclear a fin de duplicar los cromosomas para que la célula pueda dividirse y cada célula hija reciba la misma información genética. Puesto que en el AZT falta el grupo 3'-hidróxilo, una vez que una molécula de AZT se une a la cadena de ADN no puede unirse ningún otro nucleótido y no hay más crecimiento del ADN. Es decir, el AZT es un bloqueador de la cadena de ADN (en inglés, DNA-chain terminator), con lo que la célula o muere o muta. Pero para que el AZT pueda incorporarse a la cadena de ADN, tiene primero que ser trifosforilizado por el metabolismo celular, que es lo que ocurre con todos los nucleótidos naturales.
Pues bien, la revista científica Current Medical Research and Opinion publicó en junio de 19996 un estudio exhaustivo sobre la farmacología del AZT elaborado por el equipo australiano formado por la Dra. Eleni Papadopulos-Eleopulos, el Dr. Val Turner y otros. En él se demuestra que, según toda la literatura científica existente al respecto, las células humanas sólo pueden trifosforilizar una pequeñísima parte del AZT ingerido, menos del uno por ciento, muy inferior a la cantidad que los propios expertos consideran necesaria para que el AZT pueda ejercer la función de inhibición del VIH antes explicada. Además, se demuestra que no hay prueba alguna de que ocurra la rápida reducción de los mencionados parámetros indicativos de presencia del VIH y la completa ausencia de células T infectadas, consecuencias previstas en caso de que el AZT tuviese realmente una actividad contra el VIH.
La conclusión a que llega el estudio es clara: «Un análisis crítico de los datos disponibles hasta hoy que afirman que el AZT tiene un efecto anti-VIH muestra que no hay evidencia ni teórica ni experimental que confirme que el AZT, sólo o en combinación con otras sustancias, tenga nada del mencionado efecto. La recomendación de que el AZT, sólo o combinado, debe ser administrado a VIH-seropositivos o a pacientes de SIDA, necesita una urgente revisión».
¿Por qué el AZT es tan peligroso?.
He aquí algunas de las principales razones biológicas de la peligrosidad del AZT7.
El AZT, ¿no es tóxico?.
Lo aquí dicho sobre la peligrosidad del AZT es sólo una parte de lo que podría decirse. Pero es suficiente para poder responder con toda claridad que el AZT sí es tóxico, incluso muy tóxico. De hecho, esto lo reconocen en parte sus propios fabricantes en los prospectos que, de manera distinta de un país a otro y de un momento a otro, están dentro de la caja de AZT... aunque a veces los hospitales han entregado el AZT sin dicho prospecto, completando así la ocultación de información importante al paciente.
De hecho, la administración de AZT es quimioterapia indefinida. El AZT fue diseñado a inicios de los sesenta contra el cáncer, pero los experimentos con animales demostraron tal toxicidad que no llegó a aplicarse a personas, y quedó relegado a los laboratorios, bien para uso experimental, bien para desinfectarlos. Pero desde 1987 este producto quimioterápico se aplicó en dosis altísimas día tras día, semana tras semana, mes tras mes y años tras año hasta que el paciente moría... ¡víctima del VIH!. En oncología, la quimioterapia se aplica en tandas estrictamente protocolizadas y por un tiempo limitado puesto que se sabe que si no el cáncer dejará de crecer porque el paciente morirá. En el cuadro del SIDA, ha sido olvidado este principio elemental de la quimioterapia.
Desde mucho antes de la aparición del SIDA en 1981, la poderosa multinacional norteamericana Sigma vende el AZT en una caja que porta la calavera y las tibias cruzadas, signo mundialmente utilizado para avisar que se trata de un veneno. A la izquierda del aviso gráfico está escrito: «Tóxico: Tóxico por inhalación, en contacto con la piel o tragándolo. Órganos diana: Sangre y médula ósea. Deje la caja de forma que sea bien visible. Si se encuentra mal, busque consejo médico. Use ropa protectora adecuada». Y a la derecha: «Sólo para uso en el laboratorio. Ni para medicación ni para el hogar». Además, estas advertencias son para manipular cajas con pastilla de 25 mg, pero resulta que hoy en día se está haciendo tomar 500 o 600 mg diarios, y que en los primeros años se administraban 1.500 mg diarios.
¿Cómo es posible que Glaxo-Wellcome venda como un medicamento lo que Sigma presenta como un veneno, y que Sigma venda como un veneno lo que Glaxo-Wellcome presenta como un medicamento?.
Quizá la Fiscalía debería actuar de oficio...
Los fabricantes del AZT y los especialistas oficiales del SIDA han culpado al VIH de lo que causaba el AZT. No es ninguna casualidad que poco después de la introducción del AZT se cambiase por tercera vez la definición de SIDA incluyendo como nuevas enfermedades definitorias demencia, encefalopatía, emaciación,...
El AZT produce lo que se atribuye al «VIH».
Y la confirmación a contrario la proporciona el que para estar bien no hay que tomar antivirales. He aquí algunos ejemplos:
Conclusión: ¿son mayores los beneficios que los perjuicios?.
Una cuestión clave que ayudaría a contestar definitivamente esta pregunta: ¿cuáles son las estadísticas oficiales del empleo del AZT en cientos de miles de personas, desde 1987 como monoterapia, desde 1993 en combinación con otros nucleósidos análogos, y desde 1996 en los «cócteles», que muchas veces incluyen el AZT y otro similar, y siempre dos similares al AZT?. ¿Podría por fin algún responsable científico, médico, sanitario, político, administrativo… hacer públicos estos datos?.
De hecho, y según los argumentos aquí desarrollados, el AZT no tiene efectos secundarios porque no tiene el efecto primario que se le atribuye. Efectivamente, al no tener actividad anti-VIH, los efectos secundarios pasan a ser los únicos que el AZT tiene. La balanza entre riesgos y beneficios se inclina totalmente por el lado de los riesgos ya que el platillo de los beneficios del AZT está vacío12.
Como lo resumió el Dr. Val Turner hace poco en una nota privada: «Todos los datos disponibles sobre el AZT muestran más allá de toda duda razonable que no puede actuar y que no actúa contra el VIH. (...) Su fracaso se confirma en humanos ya que no tiene efecto significativo en la 'carga viral' en plasma. En consecuencia, el AZT es todo riesgo y nada beneficio. La proporción es infinito».
A la atención de las seropositivas embarazadas.
Desde 1995 está prohibido dar AZT a niños mayores de 3 meses. Pero se está administrando AZT a los recién nacidos de madre seropositiva durante sus primeras seis semanas de vida.
Desde 1996 está prohibido dar AZT solo, en monoterapia, a adultos. Pero se está administrando AZT como monoterapia a seropositivas embarazadas desde la semana 14 de gestación.
El AZT daña a los hijos.
La comparación de niños infectados cuyas madres habían sido tratadas con AZT con niños infectados cuyas madres no fueron tratadas muestra que:
Sentado que ni antes ni ahora la supuesta «infección por VIH» es razón alguna para abortar -y numerosos hijos de madre y/o padre seropositiva/o que ya tienen edad cercana a los diez años y están perfectamente sanos, son muestra viviente y prueba definitiva de ello-, la conclusión del presente análisis del AZT es la siguiente:
La administración de AZT está estrictamente contraindicada para todas las personas «VIH-positivas» y para todos los pacientes de SIDA. Con mayor razón para las seropositivas embarazadas. Y con mucha mayor razón aun para sus bebés recién nacidos.
Lluís
Botinas.
Para más información: Asociación Plural-21.
1El
AZT fue reconocido basándose en un estudio «Fase II»
que tendría que haber sido anulado porque se infringieron las más
elementales reglas científicas. Léase el pie de foto de Lynn
Gannett.
2Es
decir, el procedimiento establecido en el campo del SIDA desde 1987 es
comparar entre sí dos productos tóxicos o sus combinaciones.
Incorrectamente -sino engañosamente- a estos ensayos se les denomina
«estudio placebo» cuando en realidad no hay ningún placebo
-que por definición es inocuo- sino que siempre el tratamiento de
referencia es tóxico, con lo que sólo se comparan grados
de toxicidad.
3En
realidad hay 19 aprobados, pero dos son el Retrovir en jarabe e inyección,
otro es la mezcla de dos (Combivir=zidovudina+lamivudina), Invirase y Fortovase
son dos variantes de Saquinavir, y el Norvir tiene dos presentaciones:
pastilla y cápsula gelatinosa. Luego sólo 14 son distintos.
4FDA:
Food and Drug Administration, la oficina norteamericana que legaliza todos
los medicamentos en los USA, abriendo así la puerta a su reconocimiento
en Europa y en todo el mundo solvente.
5«Los
nuevos medicamentos contra el SIDA lograron la aprobación de la
FDA tan rápidamente que los investigadores aún no los entienden
bien (...) los pacientes-proteasa son, en efecto, los cobayas en uno de
los experimentos médicos más amplios y costosos de nuestro
tiempo» (M. Waldholz, «Algunos casos de SIDA desafían
los nuevos cócteles de medicamentos», Wall Street Journal,
1996).
6Current
Medical Research and Opinion, 1999, número 15, suplemento 1,
páginas 1-45.
7Todo
lo dicho en este texto está documentado con artículos aparecidos
en revistas científicas, pero para que este texto no resulte demasiado
pesado, sólo se citan algunos. Se los cita traduciendo el título
del artículo pero dejando en inglés el nombre de la revista
en que han aparecido. De hecho, hay muchísimos más artículos
que dan informan de los peligros del AZT que los que afirman sus beneficios.
Pero sólo los segundos llegan a los medios de comunicación
de masas y, al parecer, también a los despachos ministeriales…
8Esta
puede ser la causa de las nuevas enfermedades infantiles que los pediatras
detectan y llaman mitocondriales.
9Babior
y Bunn, «Megaloblastic anemias», en el Harrison's Principles
of Internal Medicine, 1994.
10Surbone
et al., 1988, «Treatment of AIDS or AIDS-related complex with a regime
of AZT and acyclovir», Annales of Internal Medicine, 108, 534-540.
11En
clara contradicción con lo insistentemente repetido hasta hace poco
de que había que tomar escrupulosamente cada pastilla exactamente
a la hora fijada «porque sino el VIH mutará y se volverá
resistente».
12No
se puede poner en la balanza como beneficio que «el AZT reduce la
transmisión del VIH de madre a hijo» porque el AZT no actúa
contra el VIH, luego el que más tests den negativo con el AZT sólo
se puede explicar por los efectos destructores del AZT sobre las células
inmunitarias maternas que producen anticuerpos, por lo que estos son transmitidos
en menor cantidad al bebé. Además, nadie ha demostrado que: