Fenómeno «SIDA»: otra aproximación.
Eelementos para replantearse el «tema SIDA».

El camino de mi cuestionamiento.

Lluís Botinas.Lluís Botinas, director de la asociación C.O.B.R.A.

El 29 de junio de 1990 me impliqué en el «tema SIDA» al tomar contacto con la asociación C.O.B.R.A.1. Desde la «aparición» del «SIDA» en 1981 hasta aquella fecha, yo sólo había conocido la versión oficial. Entonces me enteré de que el tratamiento hospitalario con AZT-Retrovir-Zidovudina es mortal de necesidad a medio plazo, y de que existían tratamientos concebidos contra el «virus VIH» presentado como causa de «la enfermedad SIDA» mucho más eficaces y nada tóxicos, pero que eran marginados por razones de poder, prestigio, dinero,... Por lo demás, aceptaba plenamente la explicación oficial del «SIDA». Pero que hubiese posibles buenos tratamientos anti-«VIH» silenciados cuando lo mejor que se decía del AZT es que «alarga algo la vida de los enfermos» y finalmente todos2 los tratados acababan muriendo «víctimas del VIH», me pareció suficiente como para implicarme con dicha asociación.

La propia experiencia nos hizo poner el primer interrogante sobre la explicación oficial. A los pocos meses empezamos a comentar en la Asociación: «¡Qué raro! En la mayoría de parejas estables que vienen a consultarnos, tanto heterosexuales -incluso con hijos de cinco o siete años- como homosexuales, un miembro es seropositivo pero el otro no. Usan preservativo desde el día en que dio positivo a los tests hace unos meses, pero antes han tenido relaciones «no protegidas» durante años. ¡Extraña enfermedad de transmisión sexual ésta en la que puedes tener gran cantidad de contactos sexuales con la misma pareja sin contagiarla!».

El siguiente interrogante importante tardó más de un año en formarse. Se refería a la tan repetida supuesta «epidemia de SIDA». Primero empezamos a comparar datos con muertos de cáncer, de corazón, de hígado, en accidentes de tráfico,... Luego nos dimos cuenta de que es una trampa dar el número de casos acumulados, con lo que la curva siempre crece aunque el número de nuevos casos disminuya. Y lo definitivo fue hacer para España la curva del ritmo de crecimiento que habíamos visto hecha por unos disidentes con los datos oficiales correspondientes a los USA. Consiste en calcular el tanto por ciento de aumento de los nuevos «casos de SIDA» registrados en un año respecto a los nuevos casos registrados en el año anterior. Naturalmente, el primer punto que se puede calcular corresponde a 1982, y resulta que, excepto una pequeña subida en 1985, la curva desciende constantemente, lo cual basta para poder afirmar con todo rigor matemático que no hay y nunca ha habido una «epidemia de SIDA» en el Estado español (ni en los Estados Unidos... ni en parte alguna).

Luego los cuestionamientos se fueron acelerando al tomar contacto con las corrientes formadas por más de quinientos científicos críticos.

Tres corrientes principales de críticos.

Peter Duesberg.Leyendo sobre todo los artículos elaborados desde 1987 por el Dr. Peter Duesberg, miembro de la Academia Americana de Ciencias, comprendimos que carece totalmente de base la afirmación3 «VIH»=«SIDA», es decir, que la causa de «esto» llamado «SIDA» sea «eso» llamado «VIH». Esta corriente es aún la mayoritaria dentro de quienes rechazan los planteamientos oficiales. Considera que el «VIH» fue aislado y por lo tanto existe, pero que no es responsable del «SIDA». Claro está, deduce que los tratamientos «anti-VIH» hospitalarios carecen de sentido. Es más, concluye que el AZT primero y los «cócteles» actualmente administrados son causantes de «SIDA» y de muerte, y que deben ser prohibidos inmediatamente. Esta conclusión es plenamente compartida por las otras dos corrientes.


Eleni Papadopulos-Eleopulos.Con los trabajos realizados desde 1988 por la Dra. Eleni Papadopulos y su equipo australiano entendimos que los mal llamados «tests del SIDA» carecen totalmente de fiabilidad4 y su utilización debe ser prohibida inmediatamente. Además, representan una corriente más pequeña que argumenta de manera muy rigurosa que el «VIH» no ha sido aislado en tanto que «retrovirus», es decir, en ningún momento se han cumplido ni siquiera las condiciones que establecieron los propios «retrovirólogos» en una reunión celebrada en el Instituto Pasteur en 1973.

Y con las investigaciones de los miembros de la asociación REGIMED5 entendimos (entre otras muchas cosas importantes del funcionamiento de nuestro cuerpo y de la vida):

¿De qué fallecen quienes son presentados como «muertos de SIDA»?.

Cuando se empiezan a conocer estos planteamientos alternativos, la pregunta que lógicamente viene a la cabeza y al corazón de toda persona es. «Pero...¡hay personas que mueren de SIDA!. Si no las mata el VIH, ¿de qué mueren?».

No hablo de enfermos ni de afectados sino de etiquetados. Etiquetados como «seropositivos» al dar positivo a los tramposos «tests del SIDA»; etiquetados como «SIDA» si aparece alguna del número creciente de enfermedades12 que están englobadas bajo el rótulo «SIDA»; o etiquetados como «muerto de SIDA». Entonces la pregunta queda reformulada así: ¿de qué fallecen las personas que nos son presentadas con la etiqueta «muertas de SIDA»?.

La experiencia vivida y acumulada a lo largo de esstos ocho años con cientos de casos, indica que de la combinación, en grados diversos, de los siguientes ocho factores de muerte:

  1. El miedo. Probablemente en todas las lenguas del mundo existe la expresión «Muerto de miedo». Condensa la experiencia de toda colectividad humana según la cual el miedo es suficiente para matar a una persona. Que cada cual se imagine cómo reaccionaría si le dijesen que «está infectado por el VIH».
  2. Los problemas psicológicos (sentimiento de culpa, de autorechazo, de indignidad, de autodestrucción, de suciedad, de suicidio, de miedo a contagiar, de miedo a ser rechazado,...), emotivos (de nuevo, miedo a contagiar, miedo a ser rechazado, no contárselo a nadie durante meses o años, ruptura de parejas, de familias, de amistades,...), sociales (marginación,...), laborales, de guardería, etc. Todos estos problemas (así como el miedo) se ponen en marcha no ya el día en que a alguien le colocan la etiqueta sino el día en que alguien comienza a temer que se la pueden poner.
  3. Morirse es la única solución que queda. En la mayoría de casos (¡no en todos, afortunadamente!) hay rechazo incluso de los allegados, que se añade a la marginación social. ¿Qué salida hay en semejante situación, si no morirse? La muerte social y familiar prepara y obliga a la muerte física. Además, morirse es el último acto de amor y el postrer servicio que la persona etiquetada puede hacer por los que quiere: desaparecer para que puedan respirar tranquilos y proseguir su vida.
  4. Los tratamientos supuestamente antivirales. Los nucleósidos análogos (AZT-Retrovir-Zidovudina, etc.) impiden la división celular. Los inhibidores de proteasas (Crixivan-Indinavir, etc.).rompen el complejísimo equilibrio entre proteasas, inhibidores de proteasas y activadores de proteasas naturales, con lo que bloquean el funcionamiento celular y orgánico. Cada grupo de medicamentos por sí sólo es incompatible con la vida a medio plazo. Los tan promocionados «cócteles» están constituidos normalmente por la suma de dos medicamentos del primer grupo más uno del segundo, luego también son mortales a medio plazo. Deben ser inmediatamente prohibidos.
  5. Los tratamientos supuestamente preventivos (antibióticos -en especial, Septrim-, ansiolíticos, antidepresivos, corticoides,...; son inmunosupresores). También son tendencialmente mortales a medio plazo. Y también deben ser inmediatamente prohibidos en tanto que preventivos.
  6. Las 29 enfermedades hoy cubiertas bajo el nombre «SIDA», todas ellas existentes antes de 1981 y que ya a veces mataban13, gravedad incrementada al quedar ahora sumergida en la sentencia «SIDA»;
  7. Los malos hábitos de vida (consumo de drogas, metadona, poppers, medicamentos; malnutrición; etc.), que las llamadas «campañas de prevención» no ayudan a dejar, y que ya mataban antes. Ver 13.
  8. Tener que recibir transfusiones de sangre o de hemoderivados, como es el caso de los hemofílicos, que han tenido una esperanza de vida menor que los no hemofílicos. Ver nota 13.
¿De qué murieron Rock Hudson, Anthony Perkins, Nureyev, Freddie Mercury y otros ricos y famosos que fueron utilizados para extender el miedo al «SIDA» al conjunto de la población mundial?. En realidad, de tomar drogas, de enfermos, de medicamentados, de vida caótica, de años mal vividos desde el punto de vista de la salud,... Pero fueron presentados de manera interesada como muertos por un «virus VIH» del que no hay prueba científica alguna de su existencia.

Rock Hudson.Freddie Mercury.

¿Qué hacer si me ponen una etiqueta?.

De todo lo anterior se derivan consejos para una persona etiquetada como «seropositiva»: Estudiar rigurosa y críticamente la información alternativa y contrastarla a fondo con la oficial, incorporando y valorando, claro está, la propia experiencia. Si llega a la conclusión de que el «VIH» no existe, o/y de que, aun suponiendo que exista, no es la causa del «SIDA», o/y de que los tests son una chapuza que no tienen valor diagnóstico alguno, ¡felicidades! Comprenderá que es una persona sana que ha tenido la mala suerte de entrar en la macabra rueda del «SIDA» por haber dado positivo. Sólo le quedará quitarse la etiqueta, romperla en trocitos y tirarlos al cubo de la basura, y llevar una vida sana, concebir hijos si deseaba tenerlos,... Y procurar que la vida normal no le machaque demasiado. La madurez que habrá adquirido con la experiencia vivida le ayudará a ello, y permitirá que eche una mano a otras personas que inicien el calvario de resultar etiquetadas.

Un consejo extra: no dejarse atrapar en los nuevos protocolos que están poniendo constantemente en marcha los laboratorios. Hay más medicamentos en espera de cobayas humanas que voluntarios, por lo que los hospitales presionan para dejarse meter en ellos...

Y también se derivan consejos para personas etiquetadas como «SIDA», incluso como «terminales»: Igual que el caso anterior hasta el ¡felicidades! Entonces comprenderá que los problemas de salud que pueda padecer no tienen nada que ver con la explicación «VIH»=«SIDA» que le han dado los médicos hospitalarios, a quienes les resulta muy cómodo culpar de todo al «VIH». Tiene que tratárselos al margen de toda la historia y de toda la histeria del «SIDA». Y hacerlo de la manera menos agresiva posible que conozca. Si busca cuidadosamente (¡también en lo alternativo hay fantasmas!), encontrará terapeutas, con o sin titulo, que podrán ofrecerle buenos y eficaces consejos.

En el caso de terminales, es decisivo que no tiren la toalla ni ellos ni quienes les cuiden. Que sepan que hay numerosos casos que se han recuperado, siempre dejando el hospital14. Muchos han salido de las casas de acogida de terminales por sus propios pies, y no con los pies por delante, que es a lo que los habían enviado desde los hospitales. Pero la primera condición es volver a tener esperanza y luchar por vivir. Entonces se ponen en marcha el «médico y el laboratorio interiores», que son los más potentes que existen. Es clave que se monten turnos de 24 horas para estar constantemente al lado del «terminal» cogiéndole de la mano, acariciándole, abrazándole, dándole ánimos, limpiando los trapos sucios acumulados, perdonándose mutuamente los desagravios existentes, haciendo planes,...

Resumen para todos: No intoxicarse ni psicológicamente (luego no creerse la versión oficial sobre el «SIDA») ni fisiológicamente (luego no meterse en el cuerpo los venenos que están dando en los hospitales). Evitar los ocho factores de muerte mencionados. Asesorarse con quien sea, pero asumir la responsabilidad del camino que se decida seguir. Ayudar a otros. ¡Y tener ganas de vivir!

Las reglas de juego del «SIDA».

Una vez asimilado que el «SIDA» no tiene entidad biológica-patológica propia alguna, resulta claro que tiene que ser una construcción humana con múltiples facetas. En efecto, el «SIDA» es una invención socio-político-económico-científico-médico-religioso-moral ístico-mediático-racista destructiva. Se trata de un nefasto juego puesto en marcha intencionadamente en los USA15. Y como todo juego, tiene sus reglas. Son las siguientes:

  1. Se hace creer que ha surgido una nueva enfermedad y se la presenta como inevitablemente mortal: Invención del «SIDA» en 1981;
  2. Se incluye enfermos de un número creciente (de 2 a 29) de enfermedades ya existentes: Paulatina invención de la «epidemia de SIDA»;
  3. Se inventa una supuesta causa de la supuesta enfermedad: Invención de la existencia del inexistente «VIH» en 1984;
  4. Se inventan unas pruebas que supuestamente indican si se tiene o no el «VIH»: Invención de los «tests del SIDA» en 1984-1985;
  5. Se inventan unos indicadores falsos y erróneos que permiten presentar como beneficiosos los medicamentos que en realidad matan: Invención de «recuento de linfocitos T4» y de «carga viral»;
  6. Se inventan unos tratamientos social (marginación,...) y médico (vudú científico-médico, AZT-Retrovir, «cócteles», «preventivos»,...) que efectivamente matan, con lo que se hace cumplir la autoprofecía de que la «nueva enfermedad» descubierta era mortal.
Pero un juego funciona mientras se respetan sus reglas. Cuando se empiece a cuestionar práctica y ampliamente cualquiera de las reglas establecidas para el «SIDA», el nefasto invento se hundirá en pocos meses.

Especialmente importante es pedir las pruebas científicas de que el supuesto «VIH» fue aislado, puesto que el invento «SIDA» se basa desde 1984 en la supuesta existencia del (igualmente inventado) «VIH». Pero también es decisivo pedir dónde y cómo se ha demostrado la validez de los «tests del SIDA», puesto que si nadie se hiciese o dejase hacerse los «tests del SIDA», dejaría de haber nuevos «casos de SIDA» ya que lo que en Europa convierte a un enfermo en un «caso de SIDA» (y a un sano en un «seropositivo») es dar positivo a los «tests del SIDA». Y es importante exigir que se demuestre el significado biológico y clínico del «recuento de T4» o de la »carga viral». O las pruebas de los supuestos beneficios en términos de mejor salud de unos «cócteles» que son mortales a medio plazo. O incluso los datos que demuestren científicamente que exista o alguna vez haya existido una «epidemia de SIDA» en algún lugar del mundo. O simplemente pedir explicaciones de porqué se afirmó desde los inicios que «el SIDA es necesariamente mortal» cuando no había experiencia que permitiese fundamentar tal afirmación, y menos aún la extensión de dicha sentencia de muerte a cualquier supuesto «infectado por el VIH», así como dónde hay algún artículo científico que intente demostrarla. O de porqué se ha cambiado varias veces la definición de «SIDA», con lo que se trata de una supuesta enfermedad que se tiene o no de un día al siguiente y según en qué continente o país se habite (además de según que «test» se haya utilizado). Ridículo... si no fuese porque demasiadas personas han muerto en este juego macabro o sufren las consecuencias de haberse visto arrastrados a participar en él.

Los vencedores del «SIDA».

Uno de los aspectos más vergonzosos del montaje «SIDA» es que, por primera vez en la historia de la medicina, los médicos, en este caso los «especialistas del SIDA», se han dedicado sistemáticamente hasta mediados del año pasado a quitar toda esperanza a quienes eran arrastrados por el engranaje destructor, y ahora están haciendo creer que los «cócteles» venenosos que administran pueden «cronificar el SIDA», con lo cual están matando a quienes confían en ellos16. En particular han silenciado dos buenas noticias: que

  1. tienen casos de personas etiquetadas cuyo «recuento de T4» es 10, 7, 5, 3, 2, 1 o incluso cero y que se encuentran bien. Como que sólo este hecho derriba toda la explicación oficial sobre el «SIDA», prefieren esconderlo aunque daría una gran alegría a quienes han caído en el engaño de obsesionarse con su «recuento de linfocitos T4» y tiemblan si tienen la mala suerte de que les dé por debajo de 200;
  2. hay vencedores del «SIDA», pero sólo nos hablan de los vencidos. Se pueden distinguir seis grupos:
    1. terminales recuperados: etiquetados a los que hace años se les daba días de vida y que ahora están plenamente recuperados (claro está, dejando el hospital);
    2. etiquetados como «SIDA» que han logrado sacarse esta etiqueta, normalmente con tratamientos no agresivos, y que hace años que llevan una vida normal, a pesar de continuar siendo oficialmente «seropositivos»;
    3. etiquetados como «seropositivos» que llevan cinco, diez, catorce o, según la versión oficial, más años -desde la última vez que se pincharon o que tuvieron una relación sexual no protegida- con la etiqueta puesta, y que, superadas la crisis y la depresión iniciales, se encuentran perfectamente bien...porque no toman los tratamientos hospitalarios;
    4. «seropositivas» embarazadas que se negaron a abortar, se negaron a tomar el AZT, se negaron a dar AZT a sus bebés, y ahora tienen hijos de una decena de años, estando ambos perfectamente bien;
    5. «seropositivas» que buscaron el embarazo siendo «seropositivas», han dado a luz y tanto ellas como sus bebés están perfectamente bien;
    6. más de las dos terceras partes de los bebés nacidos «seropositivos» y que se han seronegativizado espontáneamente dentro de los primeros dieciocho meses17.
Cuando cambien las condiciones, abundarán los testimonios de vencedores del «SIDA». Por ahora, la mayoría prefieren llevar una vida normal en la clandestinidad, pues saben que es de alto riesgo social aparecer a cara descubierta contando su experiencia. Pero hay excepciones. Una es el inglés Mark Griffiths, que da conferencias con el título «Doy gracias al SIDA», pues considera que gracias al «SIDA» su vida ha dejado de ser el caos que era hace una docena de años, y que ha aprendido a comprender al mundo, a la gente y a sí mismo de una manera muchísimo más profunda. Para Mark las siglas «SIDA» significan: «Sistema Interior de Desarrollo Anímico», es decir, nada peligroso sino todo lo contrario. ¡Lástima que esto no sea contagioso!.

Desmontar el «SIDA».

Ya en 1994 formulé ««SIDA»: ¿una enfermedad a tratar o un invento a desmontar?». Sumarse a las múltiples actividades para desmontar el «SIDA» es la invitación que formulo a quien se empiece a cuestionar la versión oficial del «SIDA». Después de la reciente actuación de los críticos en «Ginebra-1998»18 (XII Conferencia Internacional de SIDA oficial y Congreso-Puente Alternativo), las etapas principales de este desmontaje son «Barcelona-1999» (II Encuentro Internacional de Analíticos y de Vencedores del «SIDA»), el próximo Congreso Internacional de Virología, «Barcelona-2000» (III Encuentro) y «Durban-2000». El «SIDA» fue inventado por norteamericanos pero presentándolo como originario de África. Pues bien: que el «SIDA» sea un boomerang que lanzado por estadounidenses salió de África en 1981 y que en el año 2000 (¿causalidad?) regresa a África (¿otra casualidad?) para ser definitivamente enterrado en la (¿más casualidades?) XIII Conferencia Internacional de SIDA.

Y podemos actuar para que Catalunya sea el primer país del mundo libre de «SIDA». El primer paso es lograr abrir el debate SIDA que llevamos años pidiendo, convencidos de que ello permitiría salvar muchas vidas y terminar en poco tiempo con el invento «SIDA», pero que la censura imperante19 bloquea por ahora. ¡Ojalá que las/los lectora/es de Via Fora! contribuyan a ello!

Barcelona, 8 de septiembre de 1998. Artículo escrito especialmente para la revista catalana Via Fora.

Lluís Botinas, director de la Asociación C.O.B.R.A.

Bibliografía seleccionada:


Notas:

1Siglas que entonces significaban Centro Oncológico y Biológico de Investigación (Recherche) Aplicada, y que hoy significan Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada.
2De nuevo formulo la pregunta nunca contestada: ¿Dónde están las estadísticas oficiales de los tratamientos administrados en los hospitales? ¿Cuántos sobrevivientes hay al AZT, dado desde 1987? ¿Y a la combinación de dos o más nucleósidos análogos (AZT, ddI, ddC, 3TC, D4T,...) utilizada desde 1993? ¿Y a los «cócteles» aplicados desde 1996?.
3Ni siquiera es riguroso llamarle hipótesis, puesto que los oficialistas no intentan demostrarla.
4No están estandarizados (se aplican con criterios distintos de un país a otro, de una zona a otra, de una institución a otra, de un laboratorio a otro,...), no son reproducibles (sangre de la misma persona puede dar resultados distintos en laboratorios diferentes e incluso en le mismo laboratorio), no son específicos (los anticuerpos que detectan son universales, es decir, están presentes -en cantidades distintas- en todas las personas), dan numerosas reacciones cruzadas (más de setenta estados de salud -hemofilia, hepatitis, gripe, herpes, tuberculosis, linfoma,...- o condiciones -estar embarazada, haber sido vacunado de hepatitis, de gripe; recibir transfusiones, transplantes;...- pueden hacerlos dar positivo, nunca han sido validados, etc.
5REsearch Group in Investigative MEDicine and journalism, con base en Alemania.
6Estos requisitos también deben ser cumplidos por los disidentes que afirman que el «VIH» sí que existe y que es el resultado de «guerra biológica» o de «experimentos especiales que se escaparon de las manos» o de otros supuestos orígenes «exóticos» por el estilo.
7Está ya en su Octava Convocatoria pública, por ocho asociaciones de seis países, el Premio Internacional «¿EXISTE EL «VIH»?», iniciado en noviembre de 1996. Ofrecemos más de cuatro millones de pesetas a quien presente «las pruebas científicas que puedan ser citadas como referencias originales en las que se demuestre que el «VIH» ha sido aislado» bien en tanto que virus, bien en tanto que «retrovirus».
8Hay casos de bebés «seropositivos» nacidos de padres ambos seronegativos. Y también de parejas los dos «seropositivos» cuando resulta que se casaron ambos vírgenes, nunca han estado con terceras personas, no se han drogado ni han recibido transfusiones de sangre.
9Poppers: excitantes químicos utilizados sobre todo por homosexuales promiscuos.
10Las mitocondrias son bacterias endosimbióticas encargadas de obtener energía en forma de ATP (Adenosin Tri-Phosfato, la molécula energética básica en que se halla más del noventa por ciento de la energía que necesita nuestro cuerpo) al final de su cadena respiratoria del oxígeno.
11No tratamientos propiamente contra el «SIDA», ya que «eso» carece de base biológica-patológica propia, sino tratamientos para las 29 enfermedades y para la energíadeficiencia y subsiguiente inmunodeficiencia que han sido englobadas bajo la etiqueta «SIDA».
12El invento «SIDA» arranca en 1981 en torno a la PCP (neumonía por Pneumocistis Carinii) y al Sarcoma de Kaposi. La primera definición oficial al año siguiente ya engloba 12 enfermedades. En 1985 se cambia la definición de «SIDA» y pasa a 18. En 1987 se añaden 8 más: 26. Y en 1993, tres más: 29. ¡Lo nunca visto!.
13Ahora, si quien fallece es una persona que ha tenido la mala suerte de haber dado positivo a unos tests-chapuza, será considerada como fallecida a consecuencia de estar «infectada por el VIH» e irá a parar a las estadísticas de «Muertos de SIDA».
14Probablemente los médicos hospitalarios nunca han visto un terminal que se recupere, pues todo el ambiente y lo que le administran contribuye a que se cumpla la sentencia de muerte que ellos mismos han dictado.
15Queda para otra ocasión abordar cómo, porqué y por quienes. Dejarlo para otro texto no es sólo una cuestión de espacio. También lo es de metodología. Hay que separar lo que seguro que no es de lo que probablemente sí pueda ser. Toda persona que se sienta molesta por lo que va descubriendo, debería ayudar a precisar qué es realmente «eso» llamado «SIDA». Y a terminar con ello.
16Además, hay datos que permiten pensar que se está aplicando, además de un envenenamiento activo, una eutanasia pasiva al no aplicar las medidas de emergencia y de cuidados intensivos que se aplicarían a una persona que no estuviese etiquetada como «caso de SIDA». Ello es debido a que los médicos consideran que son inútiles porque quien sí tiene la etiqueta está inevitablemente condenado a morir «víctima del VIH»...
17Desgraciadamente, entre los vencedores del «SIDA» no se podrán contar los casos de enfermos muy avanzados o incluso terminales que se han recuperado con los «cócteles» hospitalarios, ya que esta mejoría es y sólo puede ser transitoria. En efecto, estaban en una situación catabólica, lo cual implica que se destruían muchas más células que las que se formaban, por lo que sus proteasas estaban muy activas cortando las proteínas celulares a eliminar. Al empezar a tomas los inhibidores de proteasas químicos artificiales, las tijeras enzimáticas que son las proteasas quedan bloqueadas, y se detiene el proceso de destrucción; además, los «cócteles» se comienzan a tomar con gran ilusión, y este efecto placebo es muy importante, entre otras razones porque hace bajar el nivel de estrés y con él el hipercortisolismo en sangre, con lo que otra vez se pueden formar proteínas nuevas. El enfermo ganará kilos y energía, y puede recuperarse. Pero si sigue tomando más «cócteles», la cada vez mayor concentración de inhibidores de proteasa químicos que el cuerpo no puede eliminar hará que se vaya estableciendo el bloqueo celular y orgánico mencionado en el texto. La persona muere y los «especialistas» lo explican culpando, ¡cómo no!, al inexistente «VIH» diciendo que «se ha vuelto resistente»... El consejo para aquellos a quienes los «cócteles» les han sentado bien es: Aprovechar la casualidad (los laboratorios no se esperaban esto), informaros de los planteamientos alternativos y cambiar de tren. Si se sigue tomando los «cócteles», la catástrofe es inevitable, como no se puede seguir escondiendo desde hace más de un año en los USA, primer país que los aplicó (New York Times del 22 de agosto de 1997, Examiner del 29 de septiembre de 1997,...).
18Ver artículo en revista Más allá de setiembre de 1998. Se me puede pedir un Informe más completo.
19Al periodista Mikimoto le costó su programa Solvència contrastada el entrevistarme en TV3 el 6 de octubre de 1996.


free-news.org