Más Allá de la Ciencia. N° 106, Diciembre de 1997.

Los «disidentes» de todo el mundo se reúnen en Colombia.
Contra lo que mucha gente puede pensar, los llamados «disidentes» de la explicación oficial del Sida también mantienen sus diferencias de criterio, siendo tres las «corrientes» que en estos momentos existen. Sin embargo, todos ellos acudieron a un simposium en la ciudad colombiana de Bucaramanga para debatir sus respectivos puntos de vista -lo que no hacen los partidarios de la línea oficial-, al que acudió el autor de este texto -Lluís Botinas, coordinador de la Asociación COBRA-, participante activo en el mismo, que narra lo sucedido para los lectores de MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA en el siguiente artículo.

Con el título «Sida sin VIH: ¿mito o realidad?» tuvo lugar en la ciudad colombiana de Bucaramanga -del 2 al 5 de octubre de 1997- el I Simposium Internacional sobre Sustancias y Microorganismos Enigmáticos y Desconcertantes, cuyo objetivo era exponer las experiencias acumuladas tanto con la llamada Paraparesia Espástica Tropical (PET) como con el Sida. Y es que resulta que la PET se propagaría a las zonas tropicales de todo el mundo, estaría -si aceptamos las explicaciones oficiales- originada por el llamado «primer retrovirus humano» -el VLTH-1-, «descubierto» por el Dr. Robert Gallo antes de que también «descubriese» el VIH y llegara a la conclusión de que es el retrovirus causante del Sida. Claro que según uno de los conferenciantes de este evento, el neurólogo Vladimir Zavinovic, especialista colombiano autor de tres libros sobre la PET, hoy se considera oficialmente que el VLTH-1 es causante nada menos que de... 56 enfermedades. Sin comentarios.

SURGEN LOS PROBLEMAS DE SIEMPRE.

He de señalar también que, hasta el último momento, hubo múltiples presiones para evitar la celebración del evento, llegando a calificarse de «locos irresponsables» a los asistentes por atreverse a cuestionar la versión oficial de que el VIH es el responsable del Sida. Así, los medios de comunicación social fueron igualmente presionados para que no informasen del mismo «a fin de no causar confusión pública», se emitieron comunicados anónimos calumniosos para los ponentes en Internet y se amenazó incluso a los organizadores con aplicarles «el tratamiento de Medellín». Con lo que, si bien no consiguieron su objetivo de abortar el acto, si lograron retraer asistentes y que finalmente varios patrocinadores retirasen su apoyo. Debo decir también que fueron invitados varios defensores de las tesis oficiales con el fin de debatir el tema con ellos, pero -todos- declinaron la invitación.

En cuanto al contenido del simposium, decir sólo -en lo que se refiere a la PET- que el doctor Fidias E. León -presidente del evento y Jefe de la Unidad de Neurología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Industrial de Santander- cuestionó la versión oficial según la cual el causante es el VLTH-1, explicando que, a su juicio, la PET se debe a diversos factores, fundamentalmente toxinas alimenticias y problemas climáticos. Por su parte, el neurofisiólogo brasileño Mauricio de Castro añadiría el dato -lo que resalta la contradicción- de que «sólo el 50% de los enfermos de PET dan positivo en el test del VLTH-1, su presunto causante», según demostraba un estudio realizado recientemente con 2.811 enfermos de PET de todo el mundo, el más amplio llevado hasta la fecha. En cuanto al neurólogo colombiano Vladimir Zavinovic, que apoyó la misma tesis, destacó también que el VLHT-1 no puede ser por sí sólo el causante de la PET, señalando la existencia de otros factores.

DEL VIH AL SIDA.

En cuanto a las intervenciones de los médicos e investigadores disidentes sobre el Sida debo aclarar desde el principio que no todos estuvieron de acuerdo ya que existen diversas corrientes al respecto, aunque sí haya consenso a la hora de plantear las incongruencias de las tesis oficiales. Aunque antes de explicarlo, bueno será que el lector conozca lo dicho por los distintos conferenciantes.

Y me referiré, en primer lugar, al norteamericano Kary Mullis, Premio Nobel de Química en 1993 por su invención de la técnica PCR -que permite multiplicar un gran número de veces trozos cortos (de 200 a 1.000 letras genéticas) del ácido nucleico ADN-, revolucionando así la experimentación genética. Pues bien, Mullis explicó que la razón de que se convirtiera en «crítico» respecto de la versión oficial es que, a pesar de haber buscado referencias científicas que validasen la afirmación de que «el VIH es la probable causa del SIDA», no las encontró ni en las bases de datos, ni en las bibliotecas de las universidades y facultades, ni en los congresos oficiales sobre el Sida. Por lo que, finalmente -explicó-, decidió pedírselas en persona al propio Dr. Luc Montagnier tras una conferencia, petición a la que éste respondió con la recomendación de que leyera el primer artículo de los CDC (Centros de Control de las Enfermedades) y el último artículo recién aparecido entonces sobre el VIS (Virus de la Inmunodeficiencia en Simios). El Dr. Mullis replicó entonces que los había estudiado ambos pero no había encontrado en ellos ninguna prueba de que el VIH fuese la causa del Sida, ante lo que el Dr. Montagnier se limitó a decir: «Excúseme», marchándose sin contestar.

Mullis explicó luego que la técnica PCR -por él inventada- está siendo aplicada de forma fraudulenta por los defensores de la explicación oficial del Sida porque la misma no es ni sensible ni específica para la detección del ADN de virus alguno y, en consecuencia, tampoco sirve para determinar lo que se denomina «carga viral del VIH». Razón por la que, a su juicio, la PCR, en cualquiera de sus variantes, no debería ser utilizada para intentar confirmar una presunta «infección por VIH» ni para justificar el uso de ninguna venenosa «terapia combinada» con el argumento de que «disminuye la carga viral». Llegando incluso a decir que, viendo el uso incorrecto que de la PCR se está haciendo en el campo del Sida, a veces lamentaba haber inventado dicha técnica.

Peter Duesberg.Posteriormente, el doctor norteamericano Peter Duesberg, miembro de la Academia Americana de Ciencias desde 1985, centró parte de su disertación en explicar la imposibilidad de que el VIH sea la causa del Sida, para lo cual desveló las numerosísimas paradojas, contradicciones y tergiversaciones estadísticas contenidas en las explicaciones oficiales. Expresando finalmente su convicción -ilustrada con profusión de gráficos y estadísticas- de que son las drogas recreacionales y los medicamentos «antisida», paradójicamente, los verdaderos causantes de la enfermedad llamada Sida.

Intervino también la doctora colombiana Nhora Merino de Villegas, jefa médica del Laboratorio de Patología y Laboratorio Clínico de la Fundación Santa Fe de Bogotá, quien narró su experiencia de casi 10 años haciendo tests de Sida, asegurando que, tras haber hecho más de 10.000, ha llegado a la conclusión de que no son fiables para diagnosticar ninguna presunta «infección por VIH». Conclusión que resultó aún más importante al reconocer que, hasta su asistencia a ese simposium, no se había planteado siquiera ni cuáles eran las causas reales del Sida ni si existía o no el VIH.

El doctor norteamericano David Rasnick, especialista desde hace más de 20 años en el diseño de inhibidores de la proteasa artificiales, expuso las consecuencias legales y políticas del uso incorrecto y tendencioso de las mutaciones en los retrovirus. Explicando luego que no puede esperarse mejora alguna por la administración de inhibidores de la proteasa, algo que empieza a reconocerse públicamente ya en medios de comunicación prestigiosos como el New York Times.

El médico colombiano Roberto Giraldo, doctor en Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas por la Universidad de Antioquia y Master en Medicina Clínica Tropical por la de Londres -que tuvo que abandonar Colombia en 1988 cuando empezó a plantear que el Sida no es una enfermedad infectocontagiosa y sus colegas quisieron encerrarle en un psiquiátrico, por lo que se exilió a Nueva York, donde reside actualmente-, afirmó por su parte, sin ambages, que el Sida no es una enfermedad infectocontagiosa sino un proceso de inmunodeficiencia generado por la proliferación de factores estresantes (de tipo químico, físico, nutritivo, etc.) en las sociedades modernas. Añadiendo que la concepción actual del Sida es una de las consecuencias de la crisis del método científico, cada vez más supeditado a los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas.

Por su parte, el colombiano Luis Mejía, economista y profesor de la Universidad de Sordham (Nueva York), informó sobre el dinero que mueve el Sida, denunciando que, aun a pesar de la poca disponibilidad de datos fiables, se puede afirmar que hay una floreciente «industria del SIDA», convertida en auténtico negocio, hasta el punto de que vive más gente del Sida que los que fallecen con la etiqueta de «muertos por Sida».

Stefan Lanka.También intervino el virólogo alemán Stefan Lanka, quien informó de las últimas investigaciones realizadas sobre el impacto destructivo que los antibióticos tienen sobre las mitocondrias celulares a causa de su acción antagonista del ácido fólico, lo que -entre otras cosas- genera mutaciones en el ADN mitocondrial que son transmitidas por las madres al feto. Luego recordó que los requisitos científicos comúnmente aceptados para poder anunciar que un nuevo virus ha sido aislado jamás se han cumplido en el caso del VIH.

Algo que ratificó el doctor colombiano Helman Alfonso al presentar la ponencia de la doctora Eleni Papadopulos-Eleopulos (quién desistió en el último momento de efectuar el viaje de más de treinta horas desde Perth, en Australia), donde se demostraba que en el caso del VIH no se han cumplido los requisitos establecidos en la reunión de retrovirólogos que tuvo lugar en 1973 en el Instituto Pasteur para poder afirmar que un nuevo virus ha sido aislado.

Decir, finalmente, que también intervino el doctor norteamericano Paul Philpott, editor del mensual Reappraising AIDS -órgano del Grupo para la Reevaluación Científica de la Hipótesis VIH=SIDA-, presentando la ponencia del Dr. Geshekter (quien no pudo desplazarse), en la que se demostró que la práctica que se realiza en África presenta como «casos de SIDA» lo que en realidad son casos de enfermedades endémicas, dejando además en evidencia las incoherencias de los datos y criterios oficiales tanto en lo que se refiere al «Sida pediátrico» como al «Sida hemofílico».

LOS «DISIDENTES»... TAMBIÉN DISIENTEN ENTRE ELLOS.

En cualquier caso, y como antes adelanté, en el simposium quedó claro que existen en estos momentos tres «corrientes» entre los críticos a las hipótesis oficiales:

-La primera, representada por el Dr. Duesberg, que defiende que el VIH existe pero no es la causa del Sida; además considera que el Sida tiene entidad propia y está causado por el consumo de drogas, presuntos medicamentos «antivirales» incluidos. No entran a cuestionar la validez de los tests del Sida.

-La segunda, formulada por la doctora Papadopulos-Eleopulos, líder de un equipo australiano de investigadores, que mantiene que el VIH nunca ha sido aislado en tanto retrovirus, por lo que excluye tanto la hipótesis VIH=Sida como la fiabilidad de los tests.

-Y, finalmente, la tercera, liderada por el Dr. Stefan Lanka, quien argumenta que el VIH nunca ha sido aislado en tanto virus, por lo que no se puede afirmar que el VIH exista (cuestionamiento que extiende a todos los llamados «retrovirus»); además, considera que tampoco el Sida tiene entidad biológica propia y postula la inmediata suspensión de los tests.

Visiones distintas que provocaron en la tarde de la tercera jornada un singular enfrentamiento verbal entre los doctores Lanka y Duesberg. Hecho que acaeció cuando este último pidió la palabra para decir que, en contra de lo afirmado por el primero, sí estaba publicada en revistas científicas la secuencia genética entera del VIH. Ello dio lugar a unos quince minutos de intercambio de argumentos entre uno y otro, aduciendo el Dr. Lanka que, siendo cierto que el título de algunos artículos anunciaba la secuencia completa del VIH, el texto permitía entender, sin embargo, que se había obtenido añadiendo secuencias cortas de trozos de material genético de los que los autores daban por sentadas dos premisas no demostradas: que pertenecían todos al supuesto VIH y que legítimamente podían pegarse unos trozos a otros.

En cualquier caso, el hecho fue importante porque supuso el inicio de un debate científico público entre los máximos representantes de dos posiciones distintas dentro del campo de quienes rechazan -quien esto escribe, entre ellos- la versión oficial del Sida.

De ahí que surgiera la idea de redactar lo que se conocerá como «Declaración de Colombia», documento cuyos términos están aún siendo discutidos para unificar criterios y en el que se recogerán los puntos de acuerdo entre todas las corrientes críticas y del que nos haremos eco cuando sea hecho público.

En cualquier caso, es de destacar el contraste existente entre la aceptación de divergencias que puede observarse entre los llamados disidentes, que exponen sus criterios en público, y los multitudinarios congresos oficiales, cerrados al debate, privados y mayoritariamente patrocinados por empresas con intereses en el «negocio» -el simposium de Bucaramanga pudo realizarse gracias al apoyo prestado por los estudiantes, a pesar de lo cual costó dinero a los organizadores porque fue deficitario en unos 5 millones de pesetas- y en los que no existen voces discrepantes respecto de lo que los ponentes -bien escogidos- cuentan a los asistentes, que aceptan todo lo que oyen sin aparente espíritu crítico alguno.

Lluís Botinas.Lluís Botinas
(Coordinador de la Asociación COBRA).


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