Integral, número 130, octubre de 1990.

Biomedicina. Una solución al cáncer y al SIDA.

Mirko y Monique Beljanski.
Desde hace más de un año, el Estado francés se ve intermitentemente sacudido por lo que se ha dado en llamar «el escándalo Beljanski1», del que nada ha llegado a la prensa española. La revista de consumidores «Que choisir?» de mayo ha publicado un artículo cuyo título nos indica de qué se trata: «Cáncer y Sida: Los productos Beljanski, ¿una esperanza o una ilusión?». Mirko Beljanski es un biólogo bioquímico que, tras 40 años de investigaciones, ha elaborado varias series de substancias que tienen resultados sorprendentemente positivos ante las más graves enfermedades: cáncer, leucemia, esclerosis en placas, SIDA...

Y a lo que se llama «escándalo» es a que tanto las autoridades como los grandes laboratorios y las corporaciones médica y farmacéutica están poniendo todo tipo de obstáculos a que la efectividad de dichos productos sea rigurosamente comprobada y a que, en caso positivo, sean rápidamente puestos a disposición de los enfermos.

Si recientemente revistas de gran tirada y programas televisivos de debate dejan espacio al «escándalo Beljanski» es porque se ven forzados a ello. Esta vez el científico innovador y honesto no se encuentra solo frente a unos mecanismos esconómico-político-judiciales que siempre acaban triturándolo.

La clave del cambio de escenario es la actividad de una asociación, COBRA, que entre otras cosas, ha recogido 40.000 firmas de familias, de las que ha enviado copias al presidente Mitterrand, al primer ministro Rocard y al ministro «de la Solidarité et la Santé», Evin. Y es que tampoco la salud y la enfermedad son cuestiones objetivas y científicas, sino que se configuran socialmente, son objeto y resultado de numerosos conflictos de intereses de distinto tipo. 


Lluís Botinas.Lluís Botinas.

Cáncer y SIDA: un mercado multibillonario.

No se puede entender nada de lo que ocurre en el tenebroso mundo de la medicina si no se comprende que las empresas farmacéuticas son simplemente lo que su nombre indica. En efecto, se trata de capitales que han elegido, como campo de actuación en el que obtener beneficios, el de los medicamentos destinados a personas enfermas con el supuesto objetivo de contribuir a su curación.

Quizá pueda ponerse una vela a dios y otra al diablo, pero no se puede a la vez curar y ganar dinero con la enfermedad. Un producto que efectivamente cure es una pesadilla para un laboratorio farmacéutico; y si además es barato, se convierte en una catástrofe. Lógicamente, las grandes multinacionales del sector, sus lobbys políticos y sus redes de agentes comerciales, se movilizan con sus enormes medios para controlar su coto de caza y hacer la vida imposible a los investigadores independientes que dan prioridad a la salud de los enfermos.

Ya en 1975 Daniel Greenberg, periodista del Washington Post, denunció el escándalo de la «empresa cáncer», sobre el que también «Integral» ha publicado artículos2. He aquí ahora tres elementos sobre «la empresa SIDA»:

Nuevos enfoques.

Aunque, evidentemente, los intereses señalados influyen, no explican todo el fracaso de las investigaciones científicas. También se debe a que los problemas han estado mal planteados, con lo que, lógicamente, sólo podía llegarse a malas respuestas.

Si, por el contrario, Beljanski ha podido obtener buenos resultados es porque parece haber sido capaz de inventar y desarrollar nuevos enfoques para abordar de forma distinta y correcta los problemas. Su punto de partida es algo tan elemental como que la «biología es un todo». Esto se traduce en considerar que los procesos vitales son básicamente comunes a todos los entes vivos, desde las bacterias a los seres humanos, y que las claves decisivas se encuentran en la célula.

Desde esta su lógica, se planteará una pregunta que parece no haber merecido la atención de los numerosos y bien dotados equipos que investigan el cáncer: ¿Hay diferencias importantes y precisables entre la conducta de las células sanas y la de las enfermas?

La respuesta es la lógica: sí. Prácticamente todo está modificado.

Esta respuesta tan contundente a una pregunta tan sencilla abre un camino lleno de esperanzas, ya que la interrogación inmediata es: ¿Puede haber moléculas que actúen según estas diferencias, de manera que sepan distinguir entre células sanas y células malignas, y pueden incidir así sobre unas pero no sobre las otras? También aquí la respuesta es positiva, como veremos.

Estas dos preguntas sientan la que ha sido noción esencial en toda la actividad del equipo: la especificidad de acción. Eso significa selectividad en la protección de las células y circuitos, y también selectividad en el restablecimiento o destrucción de las células enfermas. Hay, pues, una ruptura radical con una de las características de todos los tratamientos pretendidamente anticancerosos: atacan indiscriminadamente tanto a unas células como a las otras, con lo que las consecuencias de su acción a menudo son catastróficas.

Años más tarde, este criterio también replanteará la manera de abordar una nueva grave enfermedad: el SIDA. Los investigadores se han volcado sobre los efectos citotóxicos del virus pero, aunque tampoco ahora las células invadidas mantienen las propiedades de las sanas, no han atendido jamás a la posible selectividad de acción.

De la investigación fundamental...

Estas soluciones vienen desde lo más avanzado de la investigación fundamental en biología molecular y se comenzaron a gestar durante el trienio 1948-1951, cuando Mirko Beljanski hace su tesis doctoral. Y fue su director de tesis quien le encarriló al proponerle como tema el estudio de la resistencia bacteriana a los antibióticos.

Mirko tuvo la intuición de que algunos antibióticos podían inducir modificaciones en el ácido ribonucleico (ARN) de ciertas bacterias. Desde entonces, su interés para profundizar en el papel del ARN marcará sus investigaciones. Esta vía inédita le llevará a ser el primero en descubrir en las bacterias que también el ARN puede llevar información; y con ello que los ARN son capaces de influir de formas diversas en el funcionamiento del otro ácido nucleico, el ADN portador de los genes que contienen los caracteres hereditarios. Así, el ARN juega un papel tan fundamental como el ADN tanto en la copia y diferenciación celulares como en la evolución de las especies.

Esto va a ser decisivo para sus avances posteriores. Pero marcará también el inicio de sus problemas institucionales, pues Jacques Monod, que desde 1953 es su superior en el Instituto Pasteur, afirma en El azar y la necesidad, que «no se ha observado y ni tan siquiera es concebible que la transformación sea jamás transferida del ARN al ADN».

He aquí algunos hitos del largo camino recorrido por el equipo de investigadores en esta etapa:

...a la investigación aplicada.

En este período cristaliza la decisión de pasar a la aplicación de los descubrimientos. Lo hará en condiciones precarias, ya que la dirección del Instituto Pasteur rechaza los proyectos presentados.

Pero el equipo prosigue sus actividades. Y en el mismo año 1974 consigue los primeros antivirales eficaces y no tóxicos. Son trozos cortos de ARN -unos 70 nucleótidos- a los que llama ARN-fragmentos, y que son muy efectivos contra diferentes virus de ADN, como el del herpes.

En los años siguientes explorará a fondo las enormes posibilidades que está ofreciendo el cortar los ARN ribisómicos naturales de gran talla en pedazos de distintas características. Ello desembocará en que en el 1978 pueda ofrecer a la medicina unos medicamentos revolucionarios a los que llamará R.L.B. (Remonta Leucocitos Beljanski).

Los R.L.B.

Constituyen una de las familias de productos curativos base de la Biomedicina.

Son ARN-fragmentos que responden a la siguiente cuestión: Si toda síntesis de ADN precisa de un pequeño ARN-iniciador, ¿no es posible estimular, por medio de determinados trozos de ARN, la síntesis de leucocitos -base del sistema inmunitario- y de plaquetas -que son coagulantes-, síntesis que es frenada por los agentes tóxicos usados para combatir oficialmente el cáncer y el SIDA?

Los ARN-fragmentos específicos obtenidos cumplen con una triple función:

  1. Estimulan la génesis endógena de glóbulos blancos o leucocitos y de plaquetas. Su selectividad les hace reconocer tan sólo el ADN de las células sanas y, en cambio, no tienen afinidad alguna con las enfermas. Esto explica que tomar previamente RLB convierta por primera vez a los tratamientos médicos clásicos en positivos, ya que se establece una sinergia que refuerza la destrucción de las células malignas mientras los RLB protegen a las células sanas.
  2. Reequilibran los diversos tipos de células que componen la línea blanca de las células hematopoyéticas, lo cual es especialmente importante en el caso del SIDA.
  3. Se fijan en el ADN de las células cepa de la médula ósea, con lo que protegen de las rupturas provocadas por los agentes tóxicos, en particular por las radiaciones.
Aunque por ahora no se ha encontrado un equivalente para los glóbulos rojos, los RLB hacen innecesarias la mayoría de las transfusiones de sangre, evitando así los peligros de contagios diversos que comportan. Además, se ha comprobado que los RLB no tienen efecto tóxico alguno.

El Oncotest: detectar cancerígenos...

Desde 1976, Beljanski prepara un test que ya describe en un artículo del 1979. Se basa en que es distinta la rapidez de duplicación in vitro del ADN de los tejidos sanos y la de los enfermos. Los productos cancerígenos estimulan fuertemente la síntesis de los ADN cancerosos, mientras que casi no aumentan la de los ADN sanos, pudiéndose cuantificar la diferencia. Esta reacción tan dispar puede ser observada en cualquier substancia, incluso en dosis muy débiles, con el Oncotest.

La mecánica es relativamente simple. En un medio de incubación adecuado, se pone el producto a probar en presencia de dos series -una cancerosa y otra sana- de cantidades mínimas (del orden del microgramo) de ADN procedente de tejidos de los órganos humanos fundamentales: cerebro, pulmón, ovario, seno... Si la sustancia es cancerígena, la síntesis de ADN canceroso será entre cinco y diez veces superior a la de ADN normal. Si es tóxica, inhibe la acción de la ADN polimerasa y se detiene la replicación tanto del ADN canceroso como la del sano -eso ocurre, por ejemplo, con los herbicidas químicos paraquat y diquat-. Si es neutra, no ejerce acción alguna sobre la duplicación de ambos ADN. Si es anticancerosa, sólo inhibe totalemente la duplicación del ADN canceroso.

El test se puede hacer en tan sólo 2 a 4 horas, y su sensibilidad es enorme, llegando a detectar las consecuencias cancerígenas de sustancias presentes en tan sólo una centésima de microgramo. Paradójica pero significativamente, esto ha hecho que el Oncotest haya sufrido el rechazo de autoridades sanitarias, corporaciones empresariales, etc., que lo han juzgado peligroso... ¡porque es demasiado sensible! En efecto, el oncotest ha permitido mostrar que numerosos productos alimentarios, sustancias químicas, medicamentos, etc. son cancerígenos o contienen cancerígenos en sus impurezas, incluso algunos de los que se recetan contra el cáncer.

...y también sustancias anticancerígenas no tóxicas: el BG-8.

El oncotest permite llevar a la práctica la noción esencial antes apuntada: la especificidad de acción de las moléculas anticancerosas. En efecto, han encontrado las sustancias capaces de reconocer selectivamente los ADN cancerosos, fijarse en ellos y bloquear así su replicación. Probando numerosas plantas, Beljanski localizó las propiedades remarcables de tres alcaloides que inhiben muy eficazmente la reproducción de las células cancerosas, por lo que éstas acaban muriendo.

Estos alcaloides son la base para una segunda familia de medicamentos, de la que el denominado BG-8 es el más representativo. Su asociación con los tratamientos clásicos ha demostrado tener efectos sinérgicos y no sólo aditivos. Complementado con los RLB, ha permitido que enfermos considerados incurables hayan conocido una verdadera curación.

Una nueva explicación del cáncer.

A la luz de esos espectaculares resultados, Beljanski considera que lo que desencadena la cancerización no es una o varias mutaciones en los genes de la célula, como repetidamente se ha insistido, sino una desestabilización local de la doble cadena del ADN.

En toda célula sana, las dos hebras de ADN se separan localmente -rompiéndose el puente de hidrógeno que las unía- en dos momentos muy precisos: cuando el ADN debe duplicarse y cuando tiene que sintetizarse ARN-mensajero para que se desencadene la síntesis de las proteínas de las proteínas. Lo decisivo es que la ruptura del puente de hidrógeno conlleva una fragilización local de la molécula de ADN, y que los productos cancerígenos tienen precisamente la propiedad de separar más las hebras de ADN, con lo que aumenta su fragilidad y con ello su receptividad a las moléculas extrañas, instaurándose un ciclo incrementador de la desestabilización del ADN.

Es importante saber que el impacto de cancerígenos sobre la desestabilización del ADN es progresivo y acumulativo: sus moléculas se fijan sucesiva e indiferentemente en los lugares fragilizados, con efectos aditivos. Pero, además, una vez desestabilizada, la célula intensifica su sensibilidad y receptividad, y son muchísimas las sustancias diarias consideradas normales que en realidad amplifican la desestabilización: plaguicidas de la agricultura, colorantes y conservantes alimentarios, hormonas en la carne o la leche, la mayoría de medicamentos (en especial, antibióticos y vacunas), radiografías y ecografías, tintes del cabello, cremas solares... En consecuencia, no es sorprendente el constante aumento del número de cancerosos, que en los países desarrollados se va acercando a uno de cada tres ciudadanos, ni que el cáncer sea ya la segunda causa de mortalidad infantil.

Pero esta nueva interpretación de la cancerización también abre las puertas para encontrar respuestas eficaces. Teóricamente es posible suponer la existencia de moléculas que también se fijen en las hebras abiertas del ADN enfermo, pero que, en vez de intensificar el proceso de desestabilización, sean capaces de constituir una especie de puente que una las hebras entre sí y, al mismo tiempo, de oponer un obstáculo mecánico al funcionamiento de los enximas de replicación y transcripción. Con ello, la célula cancerosa no puede funcionar ni renovarse, y muere; y la que está en vías de cancerización puede reencontrar un funcionamiento normal. Como vimos, el Oncotest aporta una respuesta práctica positiva a esta suposición teórica.

Regular las células: el Bioparyl.

Unos doscientos mil millones de células deben renovarse adecuadamente cada día en cada ser humano para que la salud se mantenga. Y cada célula es un mundo complejísimo en perpetua transformación.

Sin embargo, en la célula sana están relacionadas las innumerables interacciones, síntesis y degradaciones en lo que aparece como un estado de equilibrio dinámico. El conocimiento de la regulación celular es, pues, clave, ya que permitiría una actuación selectiva sobre las células enfermas para devolverlas a su funcionamiento normal, sin que ello tuviese incidencia alguna sobre las sanas.

Este es el gran tema de los últimos diez años de las investigaciones de Mirko Beljanski. El razonamiento orientador ha consistido en considerar que los innumerables elementos del problema se reducen enormemente si donde se buscan las causas de la ruptura del equilibrio de la célula es en el nivel más fundamental: el del ADN, del genoma, que está -directa o indirectamente- en el origen de todos los constituyentes de la célula. Entonces hay posibilidad de actuar sobre la regulación celular con medios relativamente simples.

Este planteamiento ha permitido la puesta a punto de la tercera familia de biomedicamentos, igualmente de origen vegetal, sin efectos tóxicos y capaz de actuar sinérgicamente con los tratamientos oficiales. El más significativo es el Bioparyl.

Estas investigaciones también han desembocado en una cuarta familia de sustancias curativas, éstas antivirales. Actúan sobre las principales enzimas que permiten que el retrovirus se reproduzca en la célula. En particular, inciden sobre la transcriptasa inversa que tiene por misión traducir el ARN del genoma de los retrovirus en ADN capaz de incorporarse al genoma de la célula invadida y así el virus pueda utilizar los mecanismos celulares para multiplicarse.

Nueva estrategia curativa.

Beljanski se exige comprender científicamente el origen de las enfermedades y sus mecanismos básicos a fin de poder así impedir su aparición o, cuando menos, su desarrollo. No trata, pues, de combatir los síntomas sino de restablecer el buen funcionamiento en la raíz, es decir, en la célula.

Aparecida la efrermedad, propone combatirla con un tratamiento, que llama multifocal, mediante las distintas familias de medicamentos:

Un cuarto eje, hasta ahora no apuntado, ha sido puesto en relieve por el equipo: el control de los parámetros que indican la presencia de determinados oligoelementos. Por ejemplo, una alta tasa de hierro y ferritina acelera el desarrollo del virus del SIDA, mientras que el cinc o el magnesio lo frenan.

La Biomedicina, punta y puente.

La expresión Biomedicina está siendo utilizada por el equipo y por la asociación COBRA para denominar la nueva era de la medicina que se esfuerzan en conseguir.

La Biomedicina se autodefine como la medicina de los sistemas celulares. Hija de la investigación fundamental más avanzada en biología molecular, se basa en dominar los dos aspectos esenciales de la vida de la célula: su multiplicación y su diferenciación. Esto permite mantener los sistemas de regulación celular y el sistema inmunitario del cuerpo, de manera que la enfermedad no pueda comenzar -función preventiva- o sea frenada y vencida -función terapéutica-.

Este nuevo enfoque ortobiológico ha permitido la puesta a punto de varios grupos de sustancias naturales -sobre todo, extractos de plantas- que actúan selectivamente y sin efectos indeseables. Al actuar sobre los agentes y mecanismos fundamentales de la vida, la utilización combinada de estos productos permite combatir varias de las enfermedades más graves de nuestro tiempo con «resultados sorprendentes». No es de extrañar, pues, que los inventores e impulsores de la Biomedicina no la consideran una medicina paralela sino una medicina punta.

Pero al mismo tiempo consideran que es la medicina puente entre la medicina oficial y las distintas medicinas y concepciones de la salud alternativas. Y razones tienen para ello: su ir a la raíz de la salud y no a los síntomas de la enfermedad la conecta con el naturismo clásico, el higienismo, la bioelectrónica, la doctrina térmica de la salud, la homeopatía unitaria...; su uso exclusivo de sustancias biológicas, con fitoterapia y otras medicinas naturales; su preocupación por las buenas condiciones de vida y su rechazo frontal de los medicamentos químicos, con todas.

En cualquier caso, y sabiendo que también hay importantes diferencias, están interesados en establecer relaciones con personas y equipos de los distintos planteamientos de salud-y-enfermedad.

Actuando unidos contra el silencio oficial.

La preocupación fundamental del equipo y de la asociación COBRA es lograr que los medicamentos elaborados sean accesibles a todos los enfermos que libremente lo deseen.

Una vía para ello es conseguir que por fin se efectúe una prueba rigurosamente controlada por las autoridades sanitarias y hospitalarias. En este camino, fue entregado en enero de 1989 al Ministerio de Sanidad francés un dossier con los 29 casos de SIDA tratados por Beljanski desde 1986. Aunque 21 de los enfermos estaban ya en la fase IV o terminal, sólo ha habido que lamentar una muerte mientras que el resto «mantienen sorprendentemente una alta calidad de vida», fórmula utilizada por el equipo porque oficialmente no se puede hablar de curación hasta que no hayan transcurrido cinco años3. Cinco meses más tarde hubo un contacto con el Ministerio sin resultados concretos, y después, silencio.

Otra vía -está por ver si finalmente complementaria, paralela u opuesta- es la de la organización de enfermos, familiares, amigos y personas preocupadas por estas gravísimas cuestiones. El primer paso mental es rechazar que «es mejor morir legalmente que vivir gracias a sustancias y actividades no autorizadas», actitud que sigue dominando masivamente. El segundo, asociarse para conseguir la fuerza suficiente para cambiar un sistema sanitario que, además de ser parte de una forma de vida generadora de enfermedad, está supeditado a intereses económicos y corporativos que se sitúan por encima y en contra de la salud.



Notas:

1El Dr. Mirko Beljanski insiste constantemente en el papel decisivo tenido por su esposa, Monique, compañera desde prácticamente sus inicios, y las siempre escasas -por las dificultades institucionales y económicas encontradas- personas que con ellos han investigado, en los buenos resultados logrados. Me refiero a todos ellos indistintamente con las palabras Beljanski y equipo.
2«El cáncer da de comer a más gente de la que mata», de Alfredo Embid, en el n° 18, y «Crisis sanitaria en Occidente» de J. J. Morente, en el n° 56.
3El dossier no incluye a los numerosos seropositivos tratados, aunque todos ellos mantienen un perfecto estado de salud, ya que se considera que la enfermedad puede tardar hasta nueve años en manifestarse. 


BIBLIOGRAFIA:
CRONOLOGÍA DEL DR. BELJANSKI. BIBLIOGRAFÍA CIENTÍFICA.

Desde 1949, Mirko Beljanski ha publicado 113 artículos de varias de las más prestigiosas revistas científicas. Una parte están firmados por una treintena de coautores, entre ellos Severo Ochoa. Ha participado en 16 Congresos Internacionales, incluido el III de Virología, celebrado en Madrid en 1975. 


QUÉ ES LA ASOCIACIÓN COBRA.

COBRA son las iniciales de «Centre Oncologique et Biologique de Recherche Apliquée», que se autodefine como una «Asociación para el desarrollo de la investigación y de la lucha contra el cáncer, el SIDA y las enfermedades graves». Es una organización internacional no gubernamental, sin ánimo de lucro y con dos palabras clave: actuar y ayudar. Es miembro de la Unión Internacional de Educación para la Salud.

Sus objetivos son:

  1. Apoyar las investigaciones del equipo Beljanski y de otros investigadores innovadores.
  2. Informar a científicos y público.
  3. Contribuir a obligar a las autoridades a comprobar rápida y rigurosamente los nuevos medicamentos y a hacerlos llegar a los enfermos que lo deseen.
Su promotor ha sido Pierre Silvestri. Era director asociado de una importante empresa de Lyon hasta que a su hijo Christophe, de 15 años, le detectaron cáncer. Se convierte entonces en un padre cada vez más atemorizado ante las terribles consecuencias que ve que los tratamientos oficiales tienen sobre su hijo. Busca tenazmente una alternativa. Conoce a Beljanski, aunque ya demasiado tarde para Christophe, que muere el 24 de septiembre de 1986.

Pero Pierre no reacciona con desesperanza sino con voluntad de vencer lo que entiende no es debido a ninguna fatalidad. Los hijos de otros padres no tienen por qué morir. Exactamente un mes más trade nace COBRA. Al mes siguiente es oficializada. Hoy ha superado los 11.000 miembros y tiene 45 delegaciones en todo el Estado francés; ha logrado interesar a unos 500 científicos que actúan como representantes en 85 países; ha montado y financia el «Centre de Recherche Biologique» (CERBIOL), un mini-laboratorio -cuatro personas- de investigación; construye una «Casa de Inrecambios e Investigaciones» para la formación mutua entre investigadores, científicos, médicos... de todo el mundo, cuya inauguración está prevista para 1992; publica la revista trimestral Dialogues; ha editado varios videos y folletos; realiza campañas de sensibilización, recogida de firmas, información... 


LA SALUD CONFISCADA.

La santé confisquée es el título del libro escrito por Mirko y Monique Beljanski y publicado por la editorial francesa «Cie 12» en septiembre del 1989. Poco después, exactamente el 12 de octubre, el (literalmente) «Ministerio de la Solidaridad y la Salud» iniciaba una querella judicial contra los autores «por ejercicio ilegal de la medicina y la farmacia».

La importancia de lo tratado y la actividad de COBRA están logrando romper el muro de silencio, y el libro comienza a circular con cierta profusión. COBRA-Catalunya prepara la publicación de la edición en castellano para el próximo mes de noviembre. 


EL FRACASO DE LOS TRATAMIENTOS OFICIALES.
Para más información, ver apartado sobre C.I.R.I.S
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