Síndrome de los Balcanes. Actualizaciones de última hora.
Alfredo Embid.

Aquí no pasa nada y vamos a seguir contando mentiras para demostrarlo, es el lema de las autoridades políticas y militares europeas. Pero cada vez lo tienen más difícil. ¿Porqué?.

I. Aumentan los casos y la autoorganización de los afectados.

En primer lugar porque el número de casos de afectados sigue creciendo en todos los países. Cuando redactamos nuestro artículo se contabilizaban 30 militares europeos afectados, solo una semana después se contabilizan 501. Los afectados y sus familias se están organizando en asociaciones independientes muy combativas, especialmente en Italia pero también en el Estado español.

II. Algunas evidencias sobre las tropas norteamericanas.

En segundo lugar porque, puntualmente, se han ido revelando en la prensa varios hechos «curiosos». Si se interrelacionan, como lo hacemos a continuación, arrojan una peste evidente respecto a los militares estadounidenses.

  1. No tocaban los alimentos locales, todo lo que consumían provenía de EEUU, al contrario que los españoles.
  2. No entraron en las zonas bombardeadas, al contrario que los españoles.
  3. Sus posiciones estaban fuera de las zonas bombardeadas, al igual que las de los franceses y británicos, y al contrario que las de los españoles, portugueses, italianos y alemanes, situadas en las zonas castigadas con uranio, como revela claramente el mapa adjunto2. Hasta un imbécil se da cuenta de que existe una línea clara (que hemos añadido al mapa) que divide el territorio en 2 zonas: la zona más peligrosa y la zona más segura. Justamente en esta última se sitúan las fuerzas procedentes de países con armamento nuclear...
El uranio de la zona española.

¡Qué coincidencias!.

III. El Ministerio de Defensa Británico reconoce el poder cancerígeno del uranio empobrecido.

Se divulga un informe médico oficial del Ministerio de Defensa Británico del 4 de marzo de 1997 que señalaba que la utilización de uranio empobrecido en la munición aumentaba el riesgo de contraer varios tipos de cáncer como, por ejemplo, cáncer de pulmón, cáncer de cerebro y cáncer linfático3.

IV. Los argumentos pronucleares.

Los responsables políticos y militares pronucleares esgrimen los argumentos grotescos de siempre, intentando confundir a la población. Uno de los más importantes es confundir los efectos de la radiación natural extrema con los efectos de la radiación artificial interna. Próximamente publicaremos un libro con nuevas demostraciones científicas de este fraude y de otros como el de las «dosis admisibles», aunque llevamos más de 20 años denunciando estas burdas mentiras4.

V. Primeras observaciones de la comisión de la ONU.

Por el momento, la prensa española no ha publicado las declaraciones del Sr. Haavisto, antiguo ministro de medio ambiente de Finlandia que encabezó la comisión investigadora de las Naciones Unidas en Kosovo en enero. He aquí algunas de ellas:

«Encontramos algo de radiación en medio de aldeas donde los niños estaban jugando. Nos sorprendimos de encontrar esto un año más tarde. La gente ha recogido fragmentos de las municiones guardándolas como recuerdo y había vacas pastando en áreas contaminadas, lo que significa que el polvo contaminado puede que haya pasado a la leche».

«Todavía existe riesgo para la población local. Mucha munición está enterrada en el suelo y afecta al agua subterránea». El ingenuo o tendencioso informe revela un desconocimiento de los principios básicos de la biología. El peligro no son los proyectiles que no han explotado, si no los que lo han hecho, diseminando irreversiblemente su radioactividad en el medio ambiente, y en el interior de los humanos.

Sobre cómo se limpian las minas y los proyectiles aún sin explotar, dijo: «La mayoría se limpia con explosiones controladas de tal manera que material tóxico y radioactivo se dispersa de nuevo», ¿inteligente, no?.

El Sr. Haavisto y su equipo han revelado la existencia de radiación beta de bajo nivel en 8 de las 11 muestras5.

VI. ¿Son fiables las pruebas que se están haciendo a los militares?.

Los responsables del Ministerio de Defensa (coronel Villalonga), han admitido que acaban de comprar un aparato espectrómetro de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo (ICP-MS) por 50 millones de pesetas, que se ubicará en el Hospital del Generalísimo de Madrid, para medir la radioactividad en orina y sangre, lo que quiere decir evidentemente que las 5.000 pruebas realizadas anteriormente no la medían y como él mismo reconoce «eran viejos exámenes de la inteligencia militar». Podemos preguntarnos: ¿qué inteligencia hay en realizar exámenes inútiles a miles de soldados, excepto servir de coartada para tranquilizarles?. El fraude es fácilmente demostrable, e incluso Villalonga lo reconoce entre líneas en sus declaraciones a los medios de comunicación.

Pero, ¿es suficiente el nuevo aparatito que se ha comprado el ejército para detectar la contaminación interna?. Todo parece indicar que no.

Para confirmarlo nos hemos puesto en contacto directo por teléfono con nuestro colaborador y experto en radioprotección Maurice Eugene André.

¿Cómo se puede detectar en una persona viva la contaminación interna por una partícula de U236, que, como demuestra su artículo, estaba presente en los restos de los proyectiles USA (idénticos a los utilizados en Yugoslavia) y en las vísceras de los soldados norteamericanos que participaron en la Guerra del Golfo?.

-Sólo hay un método, la espectrometría de túnel, que detecta la radiación gamma y puede identificar el isótopo radioactivo que emite la radiación. Este, como he explicado, emite también radiación alfa muy peligrosa pero indetectable.

¿Cómo se realiza?.

-Introduciendo al individuo entero en una máquina que es como un túnel. Se trata de un aparato muy sofisticado y hay pocos en el mundo.

¿Para qué sirve entonces hacerles análisis de sangre de orina o medirles la radioactividad externa?.

-En cuanto a lo importante, que es la irradiación alfa interna a partir de partículas inhaladas o ingeridas, absolutamente para nada.

En esto último, no estoy de acuerdo. Sirve para seguir engañándoles. El Sr. André nos ha prometido enviarnos un artículo más detallado al respecto que publicaremos.

VII. Deshechos de uranio vuelan sobre nosotros.

A raíz de todo este escándalo, nos enterarnos de que el uranio «empobrecido» también anda revoloteando por todo el mundo.

Por ejemplo, se ha usado el uranio para contrapesar aviones. Al contrario que el Ministerio de Defensa, el Departamento Estadounidense de Transportes ha prevenido a su personal de sus riesgos. El mayor riesgo «es el efecto nocivo que el material podría tener si se introduce en el cuerpo. Si las partículas son inhaladas o ingeridas, pueden ser químicamente tóxicas y producir una importante irradiación a largo plazo de los tejidos internos6».

Teniendo en cuenta que el uranio se inflama tras un impacto, convirtiéndose en cenizas microscópicas, imaginad lo que sucede en un accidente aéreo...

VIII. Un antecedente conocido: la Guerra del Golfo cuyos efectos han sido ocultados.

Numerosos estudios experimentales, realizados en animales y estudios epidemiológicos, realizados en la población irakí demuestran la toxicidad de las 300 toneladas de uranio «empobrecido» que la OTAN regó en su territorio: hay un aumento del 242% de los cánceres y de l99% de las leucemias, además de un aumento de otros problemas como linfomas, miopatías, neuropatías, alteraciones renales, hepáticas, alteraciones genéticas y SIDA7.

El gobierno irakí informa de unas 200.000 personas afectadas. El médico presidente de la Cruz Amarilla Siegwart-Horst Günther, tras cinco años de investigación, informa del aumento de inmunodeficiencias graves, herpes masivos, SIDA, disfunciones renales, malformaciones congénitas, cáncer y anemia aplásica debidos al uranio «empobrecido8».

Los veteranos del Golfo.

El Dr. Doug Rokke, coronel del ejército norteamericano y director de un equipo del programa de descontaminación radioactiva de los territorios de Irak, Kuwait y Arabia Saudí, tras la Guerra del Golfo denuncia que su equipo no recibió entrenamiento para protegerse de la radiación. Muchos de sus miembros ya han muerto y el propio Doug tiene 2.000 por cien más uranio en orina de lo normal. En un informe denuncia también que el uranio es responsable de problemas neurológicos, pérdida de visión, linfomas, cánceres y malformaciones en los hijos de los veteranos9.

Los veteranos de la Guerra del Golfo, Carol Picou del ejército estadounidense y Ray Bristow, del ejército británico, ambos afectados, denuncian que, al igual que ha sucedido con los soldados españoles, ellos tampoco fueron informados de los efectos del uranio.

Ray informó que por lo menos 8.000 soldados británicos (de los 29.000 que estuvieron en la guerra contra Irak) están afectados por el Síndrome del Golfo, de los cuales 500 han muerto ya10.

Un informe médico oficial del Ministerio de Defensa Británico admitía que la mitad de los soldados estaban afectados por niveles de contaminación superiores a la norma ya en 199711.

Se calcula que la cifra de afectados entre los soldados norteamericanos asciende a 90.00012.

Según el sargento Carol Picou, enfermera del ejército de los EEUU afectada por el Síndrome del Golfo, que volvió al escenario y pudo confirmar y medir la existencia de radioactividad 6 años después, 8.000 veteranos norteamericanos de la guerra han muerto por causa del Síndrome13.

IX. ¿Y qué pasa con la población civil yugoslava?.

Estudios realizados en Yugoslavia señalan que los cánceres se han multiplicado ya por 314.

X. ¿Y en el Estado español?.

Además de los militares que estuvieron en Yugoslavia puede haber otros afectados. Los habitantes de los pueblos cercanos al polígono de tiro de la OTAN en las Bárdenas Reales y los médicos del Hospital Clínico de Zaragoza sospechan que el aumento de cánceres (152 casos por 100.000 habitantes en 1998 que han pasado a 230 en 1999) podrían ser debidos a la experimentación de munición con materiales radioactivos en esos terrenos15.

XI. La munición contiene plutonio.

Por último, y esto es sin duda lo más grave, además del uranio, ha aparecido plutonio en los restos de la munición según un programa emitido por la televisión pública alemana16.

No era ninguna novedad para nosotros, que justamente acabábamos de reunirnos el día antes con dos veteranos de la Guerra del Golfo17. Uno de ellos, Ray Bristow, de los servicios médicos de las Fuerzas Armadas Británicas, es un testimonio viviente de que el plutonio ya se había utilizado en la Guerra del Golfo puesto que lo lleva en su cuerpo, además de uranio. Es destacable que Ray no estuvo ni siquiera en el frente de Irak, si no en un hospital de campaña en Arabia Saudí.

Próximamente publicaremos su testimonio junto con el de Carol Picou, enfermera del ejercito norteamericano que también estuvo en Madrid y que está también afectada por el Síndrome del Golfo.

El plutonio es el horror absoluto.

No sólo porque es la base para la fabricación de las bombas atómicas, sino porque es la substancia más tóxica y duradera inventada por los humanos.

Si el uranio (mal llamado empobrecido) tiene una vida media de «solo» 4.500 años18, el plutonio tiene una vida media de... ¡24.000 años!.

La vida media se refiere al tiempo que tarda un elemento radioactivo en perder la mitad de su radioactividad. Pero eso no quiere decir que en el doble de ese periodo (9.000 años para el uranio «empobrecido» y 48.000 años para el plutonio) estos elementos hayan perdido toda su radioactividad. En ese tiempo solo habrán perdido la mitad del 50% de su radioactividad, es decir el 75% y así sucesivamente.

De forma que, cientos de miles de años después de su liberación en el medio ambiente, el plutonio seguirá conservando su poder cancerígeno, teratógeno (malformaciones en los fetos), inmunodepresor y otros problemas graves demostrados.

Su efecto se añadirá al efecto nocivo de otros elementos radioactivos artificiales que han sido liberados desde la primera bomba nuclear, los centenares de pruebas nucleares, pasando por los escapes de las centrales civiles, cuya radioactividad sigue estando presente en el medio ambiente y lo estará durante generaciones y para siempre. Se trata del mayor crimen de la historia de la humanidad que permanece impune, aunque llevamos más de 20 años denunciándolo.

Artículo publicado en el número 61 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).

Fuentes:

1La Razón, viernes 12 de enero de 2001.
2La Razón, viernes 12 de enero de 2001. La línea de separación la hemos hecho nosotros, el artículo no hacía referencia a ello.
3Informe médico oficial del Ministerio de Defensa Británico del 4 de marzo de 1997, divulgado por el diario The Guardian, citado en La Razón del viernes 12 de enero de 2001.
4En diversas publicaciones, como las revistas Alfalfa, El ecologista y Transición (1979-1980) y en nuestros libros (hoy agotados): «Amenaza nuclear», Ecotopía ed. Tenerife 1983 y «Lo que no le han contado sobre el cáncer», Integral ed. Barcelona 1984.
5Ver http://www.nytimes.com/2001/01/07/world/O7BOSN.html
6Ver nota 5.
7Dr. Juan Luis Ruiz Jiménez, del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Conferencia organizada por la campaña estatal por el levantamiento de las sanciones a Irak en el Ateneo de Madrid, miércoles, 17 de enero de 2000.
8Interviú, 15 de enero de 2001.
9Ver nota 1.
10Conferencia organizada por la campaña estatal por el levantamiento de las sanciones a Irak en el Ateneo de Madrid, miércoles, 17 de enero de 2000.
11Ver nota 3.
12Ver nota 8.
13Ver nota 10.
14Ángeles Maestro, de IU, ver nota 10.
15Interviú, 15 de enero de 2001.
16Monitor, programa de la televisión pública alemana emitido el 18 de enero en la cadena ARD.
17Ver nota 10.
18«Una amenaza para la salud y el medio ambiente», Andrés Lara: declaraciones del coronel médico Doug Rokke, ver nota 1.


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